Cómo vincular trayectorias de cambio en víctimas de agresiones sexuales con políticas públicas es el desafío que planteó Seminario Interdisciplinario

Cómo vincular trayectorias de agresión sexual con políticas públicas

En el Departamento de Psicología de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile un equipo de investigadoras, lideradas por la Doctora en psicología Claudia Capella como investigadora responsable, desarrollaron el proyecto FONDECYT de Iniciación N°11140049 “Cambio psicoterapéutico en agresiones sexuales: Perspectiva de los niños/as y adolescentes que han sido víctimas, sus padres y sus psicoterapeutas”. Esta investigación contempló el seguimiento durante la terapia de cuarenta casos de niñas, niños y adolescentes que se encontraban en terapia por abuso sexual en centros que contaran con el Programa Especializado Reparación de Maltrato Grave (PRM) del Servicio Nacional de Menores y tuvo una duración de tres años.

Con el propósito de reanalizar los datos obtenidos y para darle continuidad al estudio, luego realizaron el proyecto FPCI 08-0817 “Trayectorias de cambio en niños/as y adolescentes que ha sido víctimas de agresiones sexuales y han participado de un proceso psicoterapéutico: Integrando perspectivas durante y posterior a la psicoterapia”, con financiamiento de la Facultad de Ciencias Sociales. En él se entrevistaron a diez casos del proyecto Fondecyt anterior luego de uno o dos años después de haber terminado la terapia. Ambos proyectos se enmarcan en la línea de investigación que contempla el Departamento de Psicología sobre esta área, liderado por la Dra. Capella, académica del Departamento.

A través del seminario “Psicoterapia con niños, niñas y adolescentes que han sido víctimas de agresiones sexuales: trayectorias de cambio y deserción”, realizado el viernes 30 de agosto en el auditorio Periodista José Carrasco Tapia del Instituto de la Comunicación e Imagen de la Universidad de Chile, se dio a conocer una síntesis de ambas investigaciones a la sociedad civil y se buscó abrir un espacio de discusión con distintos actores involucrados con temáticas de infancia. académica del Departamento.

En este sentido, Camila Gómez inició la jornada presentando la ponencia “Investigaciones Cambio psicoterapéutico y trayectorias de cambio en agresiones sexuales”, presentando los fundamentos teóricos y la metodología de los estudios antes mencionados. Luego se presentaron los principales resultados de las investigaciones. Luego fue el turno de Estrella Azocar, quien expuso “Diferentes trayectorias de cambio durante la psicoterapia en niños/as y adolescentes que han sido víctimas de agresiones sexuales”, en donde interiorizó a los asistentes en los distintos tipos de cambio que se pudieron apreciar como resultados del seguimiento a los casos estudiados. Entre ellos se visibilizaron diferentes grupos, destacándose dos que tenían cambios en relación con la experiencia de abuso, uno con cambios más iniciales ligados a la disminución del malestar y otro en el que se visibilizaba una elaboración de la experiencia de abuso que les permitió a quienes habían sido víctimas continuar con sus proyectos vitales.

La siguiente expositora, Lucía Núñez, abordó la pregunta “¿En qué se diferencian los casos que desertan y los que adhieren a psicoterapia en casos de agresiones sexuales?” para analizar los casos que abandonaron la terapia y quienes la continuaron. En este espacio se evidenció que pese a que ambos grupos tenían dificultades psicosociales, quienes desertaban de la terapia eran en su mayoría adolescentes y presentaban conflictos con sus padres o los adultos responsables, muchos de los cuales restaban credibilidad o apoyo a los adolescentes respecto a la experiencia de agresión sexual.

Finalmente expuso Claudia Capella, cerrando la primera parte del seminario con “¿Se mantiene el cambio posterior a la psicoterapia en niños/as y adolescentes que han asistido a psicoterapia por agresiones sexuales?”, cuestionamiento en torno a la permanencia del cambio producido en la psicoterapia que abordó el FPCI. La ponencia reveló que en la mayoría de los casos los cambios continuaban posterior a la terapia, como también en algunos los cambios se fortalecían. Sin embargo, también existieron retrocesos en otros casos, como en los dos casos mencionados por la psicóloga investigadora, en el que una de las niñas continuaba frecuentando a su agresor y otro en que el padre tenía conductas maltratantes, por lo que se debió reingresar su caso a terapia.

En palabras de Claudia Capella, la investigación abordó el concepto de cambio terapéutico como un proceso de crecimiento que ocurre en terapia, “pero tiene la idea de que el cambio empieza incluso antes de la terapia y sigue después de que termina. Nosotros adaptamos el concepto de cambio psicoterapéutico más general al tema de las agresiones sexuales, planteando que el cambio psicoterapéutico en estos casos también tiene que ver con una resignificación de la experiencia de abuso”. En específico, “el concepto de resignificación que tiene que ver con elaborar la experiencia de abuso, poder integrarla en tu historia vital que es una experiencia negativa de tu vida pero que no te define quien tú eres, no define tu futuro, es una experiencia negativa, pero una más dentro de otras. No te impide desarrollar tus metas vitales, tiene que ver con lo que los mismos adolescentes nombran como superar la experiencia, o sea, yo aprendo a vivir con esto”, indicó la doctora en psicología.

Además, agregó que “el concepto de trayectorias de cambio con el que trabajamos, también fue una construcción que nosotros hicimos basado en literatura, pero el concepto de trayectoria está más puesto en el proceso de evolución, el cómo se conectan las diferentes posiciones de cambio”. En base a esto, la investigadora agregó que “el proceso de cambio en general es gradual y la trayectoria depende de que qué va a pasar después de la terapia de cómo se realizó la terapia, pero también de las condiciones del contexto posterior a la terapia. Por ejemplo, si sigue en contacto con el agresor, obviamente te puede cambiar la trayectoria”.

Panel de discusión: implicancias para la política pública y la práctica clínica

Al ser consultada sobre la relevancia del estudio, la investigadora responsable destacó que “colaboramos con centros colaboradores del SENAME, en el fondo también se releva la transferibilidad de los resultados. También permite investigar respecto de cómo se está trabajando en centros financiados con fondos públicos en este tema”.

Debido a esto, la segunda parte del seminario contó con un panel de discusión respecto a las implicancias para la política pública y la práctica clínica, especialmente en centros colaboradores de Sename, de los resultados de los estudios presentados en la primera parte del seminario. Este panel contó con invitados de diferentes instituciones que aportaron desde sus miradas a esta discusión.

La defensora de la niñez, Patricia Muñoz, abrió el panel y enfatizó sobre lo adecuado de la caracterización de la investigación: “El rigor técnico y metodológico de quienes realizan esta labor es crucial para el desarrollo de un proceso que sea pertinente, adecuado y que por tanto logre realizar los objetivos que cada niño, niña y adolescente requiere en su situación personal y concreta para poder ser reparado y poder por tanto elaborar esta experiencia tan violenta y luego integrarla en el desarrollo vital”. Además señaló que es necesario generar políticas que en el centro tengan a los derechos humanos de niños, niñas y adolescentes, “es ineludible que desde la perspectiva científica y sobre la base de evidencia se empiece a definir la generación de metodología y de rigor técnico que establezca estándares mínimos, que por lo tanto esto sea lo que se exige”.

Desde el sub-departamento de Diseño del SENAME, Ana Cáceres Orellana, Psicóloga, relevó el carácter longitudinal de la investigación y que “considera a los niños, los padres y los psicoterapeutas”. También destacó que “El estudio del equipo nos sirve como insumo al momento que nosotros como SENAME estamos viendo el rediseño de la oferta programática”.

Respecto a los nudos críticos evidenciados, Ana declaró que “Claramente los PRM es una oferta que hay que darle nuevos aires, entre otros los tiempos de intervención (…) “nos preocupa la no estabilidad de los terapeutas, (…) tenemos tareas al respecto, en relación a asegurar estabilidad a los profesionales”. “En nuestras orientaciones técnicas se ha definido que se hagan labores de cuidado de equipo, porque sabemos de la exposición al burn out de los equipos, pero habrá que potenciar esa línea de trabajo”, enfatizó.

Con el objetivo de presentar desde una perspectiva de los centros que colaboraron con el estudio, Patricio Antican, director de PRM Maipú, de la Fundación Ciudad del Niño, agregó algunos aportes que el estudio incluye en el proceso de intervención en psicoterapia de los niños, niñas y adolescentes que se atienden en Maipú. El trabajador social resaltó las metodologías utilizadas por las investigadoras: “Si recordamos las fases en que ellas realizaron las entrevistas, al inicio, a los seis meses y al final, en cada proceso de investigación se nos otorgó a las duplas y al equipo una retroalimentación respecto a ese proceso (…). Creo que eso es un aporte en la medida en que nos permitió guiar, modificar y evaluar nuestro proceso interactivo, hacia dónde estaba dirigiéndose el proceso con el niño, niña, adolescente en particular”.

“Dentro de los desafíos está pensar en estos contextos, los contextos PRM son niñas, niños y adolescentes que llegan por una causa judicializada, el contexto de familias multiproblemáticas también y que muchas veces se cruzan con que no quieren participar de este proceso”. Además, el trabajador indicó la importancia de identificar “Cómo miramos eso desde el programa, desde la institución, desde la política, para ir generando estrategias, preventivas, elaborativas, desde la familia”.

Finalmente, la psicóloga Josefina Martínez Bernal, del Centro Metáfora, sintetizó que “esta ha sida sido una investigación que no solamente investiga a los niños, sino que también investiga con los niños y tenemos entonces un grupo de investigadores que empieza a pensar cómo captar, cómo generar dispositivos que permitan capturar la voz de los niños, porque sabemos que no siempre es una voz hablada”.

“Yo creo que los puntos que las investigadoras y mis compañeros de panel han expuesto nos muestran que hay ciertas áreas donde hay evidencia contundente que ya no podemos negar y esto tiene que ver con la importancia del vínculo terapéutico, que tiene que ver con los tiempos de terapia, apoyar a las familias más que marginarlas y abordar las vivencias traumáticas”, finalizó la especialista.