Chile es el país con mayor índice de cáncer a la vesícula en el mundo, patología que afecta principalmente a las mujeres y que es el segundo cáncer con más mortalidad en ellas después del cáncer de mama. Ante este desafío, la prevención y el abordaje de la salud pública es fundamental. Una forma de evitar que se produzca la enfermedad es la extracción de este órgano, particularmente en el caso de quienes tienen cálculos biliares, pero ante una alta demanda y recursos escasos esta operación no siempre resulta llegar a tiempo.
Es por eso que investigadores de diferentes instituciones de Chile y de otras latitudes de América Latina y Europa se han unido para crear un modelo predictivo mediante el cual poder detectar a los candidatos y candidatas a esta operación. “Si es que los recursos no alcanzan para sacarle la vesícula a todos los chilenos, porque tenemos muchos cálculos y el sistema de salud se colapsa, entonces con esto vamos a poder priorizar”, explicó Katherine Marcelain, académica de la Facultad de Medicina quien en representación del plantel encabeza la iniciativa.
Una biopsia líquida
Actualmente, en Chile existe una guía GES donde se consideran ciertos factores para la extracción de vesícula, como la edad -de 35 a 49 años, “cuando muchos de los síntomas empiezan después de los 50”, como detalla la académica- el sexo y la obesidad, entre otros.
“Vamos a ver marcadores moleculares y proteínas, no una proteína en particular sino que todas a partir de un análisis del metabolismo. Vamos a hacer un perfil bioquímico extenso, con muchos marcadores, entre ellos vamos a ver los micro RNDA son un tipo de ácidos nucleicos el ADN. Esto es lo que se llama biopsia líquida”, explicó la profesora Marcelain. A partir de ello identificarán marcadores específicos asociados al cáncer a la vesícula a fin de que, al final de la investigación, con un examen de orina y de sangre se puedan buscar esos marcadores.
A esto se sumará la aplicación de una encuesta respecto a datos ambientales. Cruzando estas informaciones y con procesamiento de información utilizando Big Data, se podrá definir a quien operar para que no llegue a hacer cáncer.
Actualmente el equipo ya tiene estudiado a 300 pacientes chilenos, que con este proyecto aumentarán a 1200 sumando además a otros pacientes latinoamericanos y una cohorte europea, en cuya realidad investigativa, como advirtió la especialista, tienen biobancos.
Este es justamente otro de los objetivos de esta iniciativa: generar biorepositorios que puedan ser usados en investigaciones futuras. Hoy en Chile existen biobancos en el Hospital Clínico de la U. de Chile, institución que coordinará que todos estos acervos científicos que se creen en Temuco, Puerto Montt, Talca, Bolivia, Perú y Argentina, estén estandarizados y almacenados de la misma forma. Es por ello que se creará además un software que permita manejar las bases de datos de todos los biorepositorios.
Prevención terciaria
Otra de las líneas desarrolladas actualmente por el equipo de la doctora Marcelain es el estudio de los tumores de las personas que ya han tenido el cáncer. Esto, a fin de desarrollar lo que se denomina “prevención terciaria”, que, como explicó la experta, “es cuando ya tienes la enfermedad, la tratamos y con eso se previene que en el caso de cáncer vuelva a aparecer”.
“Para cáncer de vesícula hay muy pocos estudios clínicos y si lo comparamos con otros cánceres está muy lejos con el avance del tratamiento por esta característica de que a los países desarrollados no les interesa”, agregó.
Así, en estos tumores lo que busca el equipo de investigación son mutaciones. “Hay genes que cuando tienen mutaciones eso predice las reacciones a las terapias dirigidas. Conocer que un paciente pueda recibir esta terapia dirigida o quimioterapia es lo que podemos hacer. Nosotros no vamos a inventar tratamientos, vamos a ver cuáles serían los mejores para ser usados en el cáncer a vesícula”, indicó la especialista.
Así, como concluyó la académica de la Facultad de Medicina, “estamos en Chile. Este es un problema de países pobres, por lo tanto la idea es llegar a lo más económico y simple posible”.
El proyecto -que tendrá una duración de seis años- lleva por título “Establishment and Exploitation of a European–Latin American Research Consortium towards Eradication of Preventable Gallbladder Cancer (EULAT Eradicate GBC)”, y se adjudicó 4.736.050 euros de la iniciativa Horizon 2020 de la Comunidad Económica Europea. En esta iniciativa interinstitucional participan las universidades de Chile, La Frontera, Católica del Maule y Católica de Chile, junto al Hospital de Puerto Montt. También participan, entre otras, la Universidad Mayor de San Simón de Bolivia, de Bristol de Reino Unido, de Heidelberg de Alemania, el Sanatorio del Carmen de Argentina, entre otras.