Desde el año 1999 el Centro de Análisis de Políticas Públicas de la Universidad de Chile realiza, en intervalos de tres años, un informe sobre el Estado del Medio Ambiente en nuestro país, desde el punto de vista de los recursos naturales, y las macro-presiones que deben enfrentar, así como las respuestas que ha tenido el Estado y la sociedad civil a esta situación.
De acuerdo al profesor del Instituto de Asuntos Públicos, Inap, Nicolo Gligo, quien encabeza el trabajo de este voluminoso reporte que supera las mil páginas en formato carta, las conclusiones son categóricas respecto a la evolución del medio ambiente. “En ningún recurso hemos mejorado con respecto a tres años atrás, al contrario, hemos disminuido en todos. En el caso del suelo es bastante significativo, ya que todo lo que no es suelo agrícola de alta productividad está abandonado y con serios procesos de deterioro, con sobrepastoreo, erosión, etc.”.
La zona más crítica en esta materia es la zona central. “Sólo considerando ocho ciudades de la zona central, se ha perdido más de 30.000 hectáreas de suelo agrícola de alta calidad los últimos 25 años, una cifra alarmante si se considera que Chile tiene solo un 3.3 por ciento de su superficie cubierta con suelos altamente productivos, sumando un total de 2.526.723 hectáreas (apenas 0,14 hectáreas por habitante)”, informa el estudio.
En la misma línea, el académico explicó que en lo que respecta al bosque nativo cada año se pierden entre 20 a 25 mil hectáreas de terreno, una tasa que califica como muy negativa. “No sólo hablamos de los efectos de pérdidas por sustitución, agricultura o cambio a arbusto, sino también por incendios. A ello se suma que tenemos 30 mil hectáreas que sufren deterioro, por lo que la situación es bastante dramática”, afirmó.
Una situación similar se vive respecto a los ecosistemas marinos y del borde costero. De acuerdo a la investigación, de las 27 pesquerías principales, 8 se encuentran colapsadas y 10 sobre explotadas. La situación de agotamiento de los recursos biológicos marinos ha sido relacionada tanto a condiciones ambientales como a extracción excesiva. Por otra parte, “la disminución de los humedales continentales se estima entre un 69 y un 75 por ciento, mientras que los humedales costeros se habrían reducido alrededor de un 62 por ciento”, constata el reporte.
En este contexto, la biodiversidad se ha visto fuertemente afectada por condicionantes como el cambio climático, la pérdida y degradación de hábitats, la contaminación, la sobreexplotación de recursos y la introducción de especies exóticas invasoras. Según el estudio, “las especies oficialmente amenazadas en el país ascienden a 766, es decir que el 65 por ciento de las especies clasificadas se encuentran En Peligro Crítico, En Peligro y Vulnerables. Entre las plantas clasificadas, el 72 por ciento han sido categorizadas como amenazadas, mientras que un 60 y un 20 por ciento de las especies de animales y hongos, respectivamente, están dentro de esta categoría. La categoría de conservación más amenazada es la de los moluscos (100 por ciento), seguida por los árboles (93 por ciento), los peces de aguas continentales (83 por ciento), los arbustos (78 por ciento) y los anfibios (71 por ciento)”.
La disponibilidad de agua fresca en Chile, en tanto, muestra una clara tendencia a la disminución del recurso y su calidad. Sobre este último punto, indica el informe, “los ríos de la macrozona norte exceden un significativo número de parámetros. Para los ríos de la zona central, Aconcagua, Maipo, Rapel y Maule, manganeso, hierro y boro son los elementos químicos que superan la norma de calidad establecida. En la macrozona sur, solo los ríos Biobío, y Toltén presentan exceso de contenido de boro superando la norma en un 33,3 por ciento en ambos casos”.
La polución del aire registra un preocupante estancamiento en los últimos 14 años, pese a los distintos Planes de Prevención y/o Descontaminación Atmosférica (PPDA). Las emisiones de material particulado (MP), dióxido de azufre (SO2 ) y óxidos de nitrógeno (NOx), producto de la actividad minera y centrales termoeléctricas, son el principal problema de la zona norte, donde “distintas localidades y comunas continúan presentando en 2018 condiciones de Saturación o Latencia por norma anual”. En la zona central, en tanto, el principal problema son las “altas concentraciones de material particulado grueso y fino (MP10 y MP2,5) en el periodo otoño invierno y contaminación fotoquímica ozono (O₃) en primavera-verano”. Similar situación ocurre en las localidades del sur ubicadas en los valles centrales, principalmente por el consumo de leña. “En las Regiones de la Araucanía, Los Ríos, Los Lagos y Aysén, los altos registros de MP2,5 en otoño-invierno, determinan que se supere entre 2 y 6 veces el valor de la norma diaria”, sentencia el informe.
Para el profesor Gligo, el grave panorama que entrega el informe se enmarca “en un sistema que está colapsando en lo social y también en lo físico, porque la única forma de reproducción que tiene es sobre la base de comerse a sí mismo. Este es un país que vive fundamentalmente de la explotación de sus recursos naturales, lo que se combina con macro-presiones como el crecimiento económico y de la población, así como con el cambio climático”.
Avances en matriz energética limpia
Durante los últimos años se han experimentado importantes cambios en la matriz energética del país, donde la participación de la energía hidroeléctrica ha disminuido a medida que se han incorporado nuevas fuentes de Energías Renovables No Convencionales (ERNC).
Así, el porcentaje de energía solar fotovoltaica en la red eléctrica ha aumentado desde un 16 por ciento en 2010 a un 44 por ciento en 2018 con más de 2000 MW instalados en operación, previéndose que superará el 10 por ciento en la matriz eléctrica durante 2019. En la misma línea la energía eólica le sigue, alcanzando al 2018 los 1500 MW instalados con un 5 por ciento de la matriz eléctrica, siendo que en 2008 era prácticamente inexistente en el sistema. Aun así, dentro de las ERNC constituía un 32 por ciento en 2010, pero la aparición de nuevas tecnologías con biomasa y la geotermia, redujo su participación el año pasado a un 27 por ciento de las ERNC en el sistema eléctrico.
En el caso de estas dos nuevas tecnologías, la biomasa ha alcanzado 500 MW, representando un 11 por ciento de las ERNC en 2018, mientras que la geotermia comienza a hacer presencia en septiembre de 2017 con la instalación de 48 MW en la planta geotérmica de Cerro Pabellón, contribuyendo con un 2 por ciento de la participación de ERNC.
Presentación del informe
Durante la presentación del informe, el Rector de la Universidad de Chile, Ennio Vivaldi, señaló por su parte que “el medio ambiente es la mejor expresión de algo que nos pertenece a todos y los problemas que se generan cuando éste deja de pertenecer a todos. En este sentido, la Universidad -como institución independiente del poder económico- debe contribuir desde distintas disciplinas, a través de la formación y la investigación, al cuidado de este bien común”.
La secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Alicia Bárcena, comentó por su parte que este análisis sobre el medioambiente “es tan dramático como lo que vivimos en el contexto social de Chile. Pero el medio ambiente no puede expresar su enojo como lo hace la sociedad. Es aquí donde recibimos una prueba de que el modelo económico en el que vivimos, asociado a la concentración de la riqueza y deterioro ambiental, no es sostenible”. La máxima autoridad del organismo internacional sostuvo que la economía extractiva ha dejado una importantísima deuda social y ambiental. En este contexto, agregó que “estamos peleando por el Acuerdo de Escazú, en el que Chile fue un gran promotor, pero no firmó”.
Finalmente el director del INAP, Hugo Frühling, junto con valorar la trayectoria y el aporte realizado por el CAPP a lo largo de los 20 años de trabajo a partir de la periódica elaboración de este informe, aseguró que el documento "debería usarse en nuestra docencia, debería servir de referente para nuevas investigaciones en la materia, y ayudar a aumentar la conciencia ambiental en nuestro país", constituyendo un legado fundamental de la labor del profesor Gligo y del equipo del CAPP.