Los primeros resultados de la encuesta sobre los efectos de la pandemia coronavirus COVID-19 en viajes, actividades, preocupaciones de las personas y opiniones, liderada por el académico del Departamento de Ingeniería Civil de la FCFM (DIC), Alejandro Tirachini, junto a investigadores del mismo departamento y de las universidades Católica y de Concepción, todos parte del Instituto de Sistemas Complejos de Ingeniería (ISCI), arrojaron profundas diferencias del modo en que viven la pandemia los grupos de altos y bajos ingresos en Chile.
Esta primera encuesta, aplicada en forma online entre el 23 y el 29 de marzo a residentes en Chile mayores de 18 años, logró un tamaño muestral total de 4.395 personas, abordando principalmente a los habitantes de Santiago, que son el 73 por ciento del total de la muestra, seguidos por habitantes del Gran Concepción (9 por ciento) y del Gran Valparaíso (3 por ciento).
“La idea era ver qué es lo que pasa en el transporte y qué es lo que pasaba con las percepciones de la gente en cuanto a las preocupaciones y visiones que le produce todo esto”, explicó el profesor Tirachini, quien señaló que el equipó repetirá el sondeo en una etapa más aguda de la crisis y luego saliendo de ésta, con lo que será posible “tener una serie de tiempo en que veremos cómo van cambiando las percepciones de las personas”, permitiendo a futuro hacer modelos estadísticos para determinar las variables que son significativas en explicar las tendencias encontradas.
Teletrabajo y preocupación por la pandemia: altos y bajos ingresos
Respecto a la modalidad de trabajo de las personas durante esta crisis -situación fuertemente vinculada a la movilidad de las personas y la naturaleza de sus empleos-, se reportó una clara disparidad por grupo socioeconómico: mientras entre un 76 y 78 por ciento de los trabajadores de hogares con ingresos menores a $600.000 se siguió desplazando para trabajar, la situación fue la opuesta en los hogares de mayores ingresos (sobre $1.500.000), en los que entre un 73 y un 80 por ciento hizo teletrabajo.
“En cuanto a efectos diferenciados por grupos sociales hay resultados que son impactantes. Por ejemplo, que el teletrabajo es mucho mayor para grupos de altos ingresos, lo que era esperable, y es la cuantificación de algo que es por la naturaleza misma de los trabajos de menos ingresos son en general los que se relacionan con trabajos manuales”.
Respecto a las preocupaciones de las personas en este contexto de pandemia, se realizaron consultas sobre salud, situación económica y temas sociales, categorías en que se asignó un valor de 1 a 5, siendo 1 "no me preocupa en absoluto" y 5 "me preocupa mucho".
De acuerdo al sondeo, las mayores preocupaciones del total de los encuestados por lejos fueron que un ser querido se contagie y que colapse el sistema hospitalario. Le siguen que muera mucha gente y las aglomeraciones del transporte público, seguidas por la preocupación a la desinformación y a la situación económica.
En estas respuestas, también hubo diferencias entre los grupos socio-económicos: en cuanto a la situación financiera personal o familiar, se registró una preocupación claramente mayor en los hogares de menor ingreso, con respecto al presente y futuro con pandemia. La preocupación por tener coartada la libertad de movimiento y por contagiarse del virus, también aumentó en los grupos de menores ingresos.
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“Las personas de más bajos ingresos están más preocupadas, más estresadas por el hecho de contagiarse, y eso tiene varias explicaciones. Una es que hay una mayor exposición por el hecho de estar forzados a tener que salir de su casa para tener una fuente de sustento; otra, que se relaciona con el transporte público, es que la gente de menores ingresos es más dependiente del transporte público que la gente de mayores ingresos. Por último, esto también se relaciona con salud”, afirmó el experto quien señaló que cuando se preguntó a los encuestados cómo califican su estado de salud, siendo 1 muy malo y 5 muy bueno, las personas más pobres en promedio califican peor su salud que las personas de mayores ingresos. “Eso es consistente con la Encuesta Casen, que además cuantifica una realidad bastante violenta de Chile, que es que las personas de menores ingresos tienen peor acceso a la salud. Una mezcla de todas estas cosas hace que este grupo tenga más miedo a contagiarse que las personas de mayores recursos”, advirtió Tirachini.
Cambios en movilidad
El sondeo consultó sobre los viajes -cantidad, medio de transporte y propósito de éstos- de los ciudadanos en la semana del lunes 9 al domingo 15 de marzo (antes del aviso de suspensión de clases a nivel nacional) y en la semana del lunes 16 al domingo 22 de marzo (tras la suspensión).
Para el caso de Santiago, considerando viajes en todos los modos de transporte, la disminución total en la segunda semana fue de 44 por ciento. Los modos que disminuyeron más sus viajes fueron el metro (55 por ciento), los autos por app (Uber, Cabify, Didi 51 por ciento) y el bus (45 por ciento). En contrapartida, los modos que disminuyen menos fueron la moto (28 por ciento), el auto particular (34 por ciento) y la caminata (39 por ciento), todos modos individuales.
“Hay una baja clara y sostenida en el transporte en todos los modos. Nosotros queríamos ver si la gente que usaba transporte público se cambió a modos individuales, como el auto o la bicicleta. Ver ese efecto v/s el efecto supresión de viajes. Y lo que encontramos fue que el efecto supresión de viajes fue muy superior al cambio modal. Bajaron mucho todos los modos, en el caso de Santiago bajan entre un 40 y 50 por ciento la cantidad de viajes que se hizo en la ciudad de la primera semana con medidas, cuando aún no había cuarentena total, que es lo que hay ahora en algunas comunas de la ciudad”, apuntó el profesor Tirachini.
Pesimismo post pandemia
La consulta por la posibilidad de transformaciones que mejoren la salud pública o la seguridad social en Chile, una vez superada esta crisis, no reveló un optimismo en la población. Menos aún en los grupos de ingresos más bajo, los que se mostraron como los más pesimistas en estos aspectos.
Las opiniones están más divididas en cuanto a la posibilidad de que se fortalezcan las redes entre vecinos y que nuestra sociedad se vuelva más solidaria, donde las respuestas se reparten en todo el espectro entre muy probable y muy improbable.
En relación al futuro del planeta, las opiniones están divididas ante las preguntas sobre un desarrollo de la humanidad más armonioso con el planeta y las emisiones. Los entrevistados en hogares de ingreso bajo son levemente más optimistas en la primera de estas preguntas.
“Lo que uno espera es que esta pandemia marque un cambio de rumbo en la historia contemporánea de la realidad, por menor contaminación, distinto modelo de desarrollo, mejoramiento de la salud pública, lo que tú quieras, y en eso, la gente se mostró bastante pesimista. De las alternativas que les colocamos la que tenía mayor apoyo tenía un 40 por ciento, mientras que las alternativas de preocupaciones había muchas que tenían 60, 70, 80 hasta 90 por ciento de apoyo. Como es algo nuevo y hay tanto miedo por salud, por inestabilidad económica, etc., pensamos que aún no son capaces de ver algún efecto positivo que esto pueda tener a largo plazo. Eso también vamos a ir viendo si cambia en las próximas encuestas”, concluyó el profesor de FCFM.
Este trabajo, realizado por un equipo de investigadores compuesto por los académicos de la FCFM Marcela Munizaga, Angelo Guevara, Sebastián Astroza, Juan A. Carrasco, Macarena Figueroa y Valentina Torres de la Universidad de Concepción, y Ricardo Hurtubia de la Pontifica Universidad Católica, será presentado en la mesa de datos COVID-19 dirigida por el Ministerio de Ciencia, instancia en que disponer los datos de contagio del SARS-COV-2 en Chile para fines académicos, de investigación, y para elaborar proyecciones precisas que permitan anticipar las distintas fases de la epidemia.