“El coronavirus llega a un Chile que en octubre tuvo una explosión social en que millones de personas pedían modificar o reformar el rumbo que hemos llevado, y donde paralelamente hubo una contraparte de violencia y destrucción. Esta explosión social a su vez venía porque este país al volver a la democracia tuvo unos años muy exitosos desde el punto de vista social y económico, pero que después se empezó a debilitar, sin hacer una serie de cambios que debíamos hacer sobre herencias que traíamos de la dictadura”, partió señalando el doctor en economía, Ricardo Ffrench-Davis, al comentar el contexto que rodeó a nuestro país al inicio de esta pandemia en marzo pasado.
Asimismo, y pensando no sólo desde la coyuntura actual, el experto planteó la necesidad de pensar los desafíos y transformaciones que habrá que enfrentar a la salida de esta crisis, incluyendo la respuesta a las demandas sociales ya levantadas por la ciudadanía.
“Tenemos que saber qué es lo que hacemos a la salida. No podemos decir: 'ya se fue el COVID-19 y volvemos a la normalidad de antes'. Tenemos que fortalecer el desarrollo incluyente en Chile y tenemos que desarrollar la participación de las organizaciones sociales en la discusión de los distintos temas. Necesitamos representantes regionales y nacionales para este debate, con el fin de que podamos construir un Chile para todos los chilenos, las grandes mayorías, y los migrantes que están en el país”, señaló para luego pasar a responder por cerca de 40 minutos las preguntas de quienes se conectaron a la transmisión realizada por Facebook Live, y que se resumen a continuación.
¿Es posible determinar cuánto se va a extender esta situación?
Esto depende mucho de las investigaciones que se hagan en el mundo y que están en marcha. Por ejemplo, de la creación de una vacuna. Hay esfuerzos importantes en ese sentido, pero una vez que se descubre, hay que producirla. Y puede ser lo mismo que las mascarillas, se sabe que hay que usarlas, pero después no las encuentras.
La salida no va a hacer brusca, no vamos a volver de un día para otro a hacer nuestra vida normal. Hay un proceso de ajuste que depende de cuan largo sea este brote. Todo eso es incierto, es una presunción tremenda que alguien diga que esto termina en tal momento. Lo que sí, tenemos que estar disponibles para que la gente lo sobreviva bien, por eso es muy importante el apoyo a los hogares, la gente que está en sus casas.
El anuncio del gobierno de ayer de apoyo a los hogares va en la dirección correcta, que va de 0 a 260 mil pesos, pero es muy modesto. En el Foro para el Desarrollo Justo y Sostenible, que somos cerca de 80 economistas haciendo propuestas, estimamos que esto tiene que ser de 400 mil pesos y para las familias de más de cuatro personas.
Además, las empresas no deben quebrar, ni las pequeñas, ni las grandes, ni las medianas, porque cuesta mucho recuperarse. Por eso es muy importante también el apoyo a las empresas. Hay empresas que llevan más de un mes sin vender, y ya venían con problemas de liquidez desde octubre pasado. Hay que cuidar eso, y ahí están las propuestas de participación activa del Banco Central, y de los bancos, del Fondo de Garantía para Pequeños Empresarios (FOGAPE), que se extendió del Banco Estado a los bancos privados. Tenemos que cuidar mucho que a las pequeñas y medianas empresas le lleguen los recursos para sobrevivir.
Usted ha hablado de la necesidad de transformaciones urgentes en el país, ¿cuáles serían esas transformaciones?, ¿cuáles son los desafíos que nos impone esta crisis?
El más sustantivo en el sentido de que es el soporte para hacer las cosas, es la producción de bienes y servicios. Si uno no tiene producción de bienes y servicios, no los puede distribuir. Eso es el Producto Interno Bruto, y eso en la dictadura fue muy mediocre. Hay gente que dice que la dictadura hizo bien la economía, pero fue mediocre y muy regresiva. Tuvieron buenas exportaciones, pero la economía interna sufrió mucho. El gran salto fue en los años noventa, pasamos del 2,9 por ciento en la dictadura al 7,4 por ciento en los noventas y terminamos en el último año y medio en menos del 2 por ciento.
Cuando la población crece, la fuerza de trabajo crece, eso significa que tenemos que hacer crecimiento con inclusión, ¿y cómo lo hacemos?: dándole apoyo especial a las pequeñas y medianas empresas. No resiste un desarrollo demasiado enfocado en las grandes. Tiene que irles bien, pero tenemos que hacer una gran transformación para el apoyo de las pequeñas y medianas, y para eso hay muchas voces en contra.
Tenemos que subir la productividad de las pequeñas y medianas empresas, y eso hicieron los europeos en la postguerra, lo hizo Roosevelt en Estados Unidos después de la Gran Depresión, tuvieron una expansión fuerte de los sectores medios y pequeños del mundo productivo, y eso nos permite crecer con inclusión. Eso es algo estructural.
Hoy muchos chilenos deben recurrir al seguro de cesantía lo que ha generado muchas dudas. ¿Cómo funciona este mecanismo?, ¿Es realmente bueno para solventar la situación de las personas afectadas?
Nosotros no teníamos seguro de cesantía, había algo chico miserable por muchos años. En octubre de 2002 se creó este seguro de cesantía en que los trabajadores dependientes aportan un 0,6 por ciento, y empleador un 2,6 por ciento. Eso se va acumulando para que cuando entre un trabajador a la cesantía viva de esa plata que está asociada a su sueldo y a su cotización.
Como Chile no ha tenido desempleos gigantes, tenemos ahí acumulados 12 mil millones de dólares. Eso es lo que se está usando ahora, el problema es que estas son platas de la cesantía de los trabajadores y ahora hay una situación muy especial: no pueden trabajar porque hay restricciones por el coronavirus. Anteriormente a estas platas se agregó un Fondo Solidario, pero la decisión del gobierno fue utilizar las platas propias de los trabajadores, y los que han tenido una mala vida laboral han usado mucha esas platas. En cambio, los que han estado ocupados permanentemente, que son los sectores de altos ingresos, las han ocupado poco. Y ese es un tema que se debiera revisar. Ahora este tema ya está aprobado y entonces algo es algo, se están comiendo su plata. Eso se puede reponer posteriormente con el Fondo Solidario.
Un problema muy discutido es que las empresas grandotas también se acogieron a esto. Ellos tienen trabajadores con remuneraciones medianas, no pondría la discusión ahí, pero sí en que las empresas pequeñas tengan forma de acceder a esto y probablemente hay dificultades. Tenemos que ir haciendo seguimiento y lograr que las empresas pequeñas se vayan incorporando, y agregar a las platas de la gente mucha solidaridad; los europeos lo hicieron, en Norteamérica lo hicieron, nosotros estamos atrasados en eso. Ahí tenemos el tema de las pensiones vergonzosas, por ejemplo, y eso fue un pecado original en la reforma del año 1981.
¿Es posible pensar en que el gobierno aumente la deuda país para contar con recursos para inyectar directamente a la población?
Chile -en general, como fue bastante responsable en democracia-, en vacas gordas guardó plata para usarla en las vacas flacas, y esta es una vaca muy flaca. Tenemos recursos propios, y eso lo saben los prestamistas internaciones: Chile tiene las puertas abiertas para endeudarse en el exterior, esa no es la limitación hoy. Además, hoy uno se puede endeudar a mediano plazo con tasas de interés chiquititas, no hay problema en eso, Chile tiene la puerta abierta y tiene 23 mil millones de dólares guardados en algo que se llama Fondo de Estabilización Económica y Social y un Fondo de Respaldo Previsional.
Éstos se han usado poco, los usamos el 2009, y con eso salimos en poquitos meses de una crisis que a Estados Unidos, a Francia y a España los dejó por mucho más tiempo que a nosotros. Ahora tenemos todo este conjunto, esa no es la limitación, lo que tenemos que aprender es que lo que demos ahora no podemos hacerlo permanente. Lo permanente no se puede financiar con los fondos, sino con reforma tributaria, y por eso tenemos que preparar para la salida de la pandemia; una reforma tributaria profunda, con impuesto a los patrimonios. Los que tienen harto patrimonio, contribuyan más, porque van a vivir en un país civilizado en que se respetan los trabajos de propiedad. No tenemos un impuesto significativo al patrimonio, eso puede aportar muchos recursos. El impuesto a la herencia, también es muy importante, y así lo ha sido en Estados Unidos, Canadá, Nueva Zelanda, Australia, en Europa Occidental.
Y cuál es su opinión sobre la propuesta Reforma Tributaria introducida por el gobierno, previo a toda esta crisis.
Esa propuesta incluía algunas de estas cosas pero muy chiquititas. Hay muchas presiones para eliminar el impuesto a la herencia, por ejemplo, porque rinde poco. Yo no estoy de acuerdo, rinde poco porque se burla, está mal hecho. El impuesto al patrimonio es mínimo. Las ganancias especulativas, si yo compro una acción barata y después la vendo cara, ¿por qué no voy a pagar impuesto? ¿Por qué la ganancia de capital en el mercado financiero no va a pagar? Es obvio que paguen.
También debemos tener tolerancia cero con la corrupción, mano dura. Hay algunos avances en esa reforma, lo que provee esa reforma es un 0,6 por ciento del PIB. Si vamos a una gran reforma la podríamos hacer en forma gradual. El año de salida no la aplicaríamos porque vamos a estar recién recuperándonos. Los empresarios pequeños, medianos y grandes tienen que salir en el mejor pie.
Mucho se ha hablado de la posibilidad de establecer un control de precios en insumos básicos, aprovechando las potestades que confiere el Estado de Emergencia, ¿cree que sería una medida razonable?
El control de precios tiene mucho sentido en ciertas circunstancias, pero hay que tener mucho cuidado porque lo que uno está evitando es la especulación, y hay que tener cuidado de que si uno se pone a controlar muchos precios tiene la capacidad de manejar esos mercados, y el resultado ineludible en situaciones donde hubo mucho control de precios fue la aparición de mercados negros, y eso no lo necesitamos, es perturbador. Lo que necesitamos es disponer de ingresos a los hogares, ingresos a los trabajadores, apoyo a la empresa y no llenarnos de mercados negros.
¿Cuál es la manera de poder apoyar a las PYMES en este contexto?
Antes mencioné el tema del FOGAPE, que da garantías financieras, y fue muy útil en las crisis de los años 2009 y 1999, donde el Banco Estado fue muy importante y contracíclico en ayudar a lo que está caído. La banca privada si uno no la maneja es procíclica, si están las cosas malas no quiere prestar. Por eso el FOGAPE les dice: 'si presta y no le devuelven la plata, yo le devuelvo una parte'. Es peligroso, pero si uno no corre peligro nos podemos quedar sin nada. Tenemos que apoyar a las pequeñas y medianas empresas aportándoles liquidez, el canal es el sistema bancario y lo que tenemos que cuidar es que los fondos que el Estado le pase a los bancos, no se concentren en los grandes y en algunos medianos, porque eso es fácil hacerlo, da más seguridad.
Hay un trade-off importante a nivel global por estos días, acerca de abrir la economía versus las vidas que podría tomar el virus, ¿qué hacemos con esta dicotomía?
Lo primero es la vida de población, pero no queremos la vida para morir de hambre, por eso, tenemos que tener cuidado con la producción de bienes imprescindibles, éstos se tienen que producir, y entre ellos está la salud. No podemos cerrar los hospitales, es lo más evidente. También es imprescindible a alimentación, los productos agrícolas, la producción de energía eléctrica, agua y gas.
¿No se profundiza la futura crisis económica al suspender las relaciones laborales con la consecuente reducción de los salarios de la clase trabajadora, impidiendo el consumo interno?
Si eso pasa, y nada más, evidentemente que sí. Por eso están las propuestas, algunas de gobierno, y la verdad es que el gobierno está haciendo muchas cosas que no están en su ADN y las está haciendo por la presión de la oposición y la opinión pública. La respuesta frente a este tema en particular ha sido dar apoyo a las empresas para que puedan mantener las relaciones laborales, el crédito del FOGAPE, apoyo a quienes quedan cesantes. Dejar sencillamente a la neoliberal que el mercado se ajuste, despida a la gente y luego contrate de nuevo, lleva a crisis gigantes como las de los años ochenta, donde tuvimos un tercio de los trabajadores desocupados o en el muy miserable Programa de Empleo Mínimo, que en realidad era ultra mínimo, recibiendo unos 50 o 60 mil pesos de hoy por mes, sin seguridad social, pero aparecían como empleados.
Las medidas van en la dirección apropiada, y hay propuestas de los distintos partidos políticos de oposición que tienen algunos proyectos en el parlamento, y también de algunos economistas que están invirtiendo su tiempo en tratar de servir a Chile con propuestas responsables.
¿Esta crisis podría llevar a los bancos a la quiebra?, ¿qué pasaría con los ahorros si los bancos quiebran?
Chile ha aprendido a manejar la situación bancaria. El año 1982 hubo un quiebra generalizada de los bancos, y ahí los tomó el gobierno, pero eso ya después del problema.
En los últimos años hay más regulación de los bancos, hay menos créditos irresponsables, pero ahora está la pandemia, entonces hay gente que va a tener menos ingresos y ahí están las propuestas de postergar las amortizaciones de los créditos, y ahí el Banco Central apoyando y proveyendo liquidez en una situación coyuntural. Si uno apuesta a que Chile se va a recuperar, sin saber cuándo, tenemos que estar preparados y no dejar de pensar en el futuro, invirtamos parte de nuestro tiempo en la coyuntura, pero también pensemos cómo eso engarza con el nuevo Chile, con un nuevo desarrollo incluyente, en que cada día mejoremos la empleabilidad de la gente, reduciendo la precariedad, la informalidad.