Durante el período de pandemia para nadie es una novedad que la comunicación se ha vuelto eminentemente virtual tanto en el ámbito laboral, académico, informativo, familiar, comercial e incluso médico, permeando casi la totalidad de aristas de la vida. Esa vida que dejamos en suspenso unos cuatros meses atrás, al menos en la región Metropolitana, donde las medidas de confinamiento han sido más extensas y estrictas. Ante dicho escenario, es fundamental leer con ojo crítico todo el cúmulo de información que recibimos día a día, sobre todo en redes sociales donde las noticias se renuevan constantemente mediante mensajes textuales y audiovisuales.
Ante la magnitud de reportes que podemos revisar a diario en pequeños formatos que disponen nuestros teléfonos móviles y más aún cuando se cumple un rol de comunicación, como es el caso de la Oficina de Equidad e Inclusión que, a través de sus redes sociales procura facilitar información constante sobre talleres, conmemoraciones, formularios, beneficios socioeconómicos, tips de salud, cursos, conversatorios y una serie de actividades útiles para los estudiantes y la comunidad en su conjunto, vale la pena preguntarse: ¿Quién es el responsable de la información?, ¿cuál o cuáles son las fuentes?, ¿de qué fecha es la información?, ¿por qué la compartimos? Esto nos lleva a pensar en la responsabilidad que como oficina e institución tenemos en el chequeo de la información difundida y la claridad de su difusión
Como resultado de lo aprendido durante la experiencia en redes sociales, nos damos cuenta que se puede caer fácilmente en un algoritmo. Esto invita a cuestionarse hasta dónde somos independientes de un pensamiento, una posición política o religiosa, sin portar implícitamente un sesgo político, posturas partidistas o activismo. Ciertamente nunca una opinión o noticia es neutra, no obstante, como Oficina de Equidad e Inclusión el objetivo a través de las redes sociales es brindar una compañía responsable en tiempos de pandemia, entregando información, datos y consejos desde la perspectiva de equidad y derechos, resguardando la visión de la Universidad de Chile como institución pluralista, laica y diversa.
En el marco de alfabetización de la información y el manejo de herramientas digitales, resulta imperativo la rigurosidad que se debe invertir en la difusión de noticias como en la generación de contenidos, para evitar generar desinformación. La responsabilidad y probidad propia que debemos tener como funcionarios públicos de una institución de educación superior, nos exige una permanente mirada autocrítica guiada por el compromiso con la comunidad. Comunicar sin atosigar con fatalismos exacerbados que puedan llevar al engaño. Pues sobre todo en estos tiempos de pandemia, no sólo el virus se propaga, también las llamadas fake news, rumores viralizados y la desinformación, que por supuesto pueden repercutir en la salud mental generando mayor estrés, ansiedad y agobio.
Como dice la última campaña de Naciones Unidas “Todos podemos tomar medidas ahora para evitar la propagación de información falsa”. “Has una pausa y piensa antes de compartir”. Porque, así como somos más propensos a enfermarnos cuando estamos con las defensas bajas, la desinformación se propaga más rápido cuando estamos alterados y corremos el riesgo de padecer "infodemia". La incertidumbre actual es un manantial de ansiedades, angustias y miedos, es una época donde salen a flote nuestras carencias y contradicciones volviéndose más críticas bajo el aislamiento que nos cobija desde largo tiempo. A ello hay que sumar que el desempleo, la enfermedad, la pobreza, la soledad y muerte son temas que nos rondan a diario impactando emocionalmente. De ahí que la empatía también es un aspecto clave para nuestro rol como Oficina de Equidad e Inclusión, por eso velar por la información certera y accesible contribuye a un pensamiento crítico y mayor libertad de conciencia.
En definitiva, debemos tener presente que no todo lo que aparece en los medios de comunicación es fiable ni tampoco siempre es buena fe. A lo largo de esta pandemia hemos aprendido lo valioso de realizar una pausa, porque una pausa puede hacer la diferencia.
Por Claudia Martínez Huerta
Secretaria
Oficina de Equidad e Inclusión