El consumo recreacional regular de cannabis en jóvenes de educación secundaria puede afectar el aprendizaje y el procesamiento de imágenes relacionadas con el aprendizaje. Así lo concluyó una revisión de estudios de académicos de la U. de Chile y de la U. Central, publicado por la revista Educational Psychology Review.
La investigación comprendió la revisión de más de 20 estudios empíricos internacionales y meta-análisis sobre la declinación del procesamiento visuoespacial relacionado con el uso de cannabis. El procesamiento visuoespacial es definido como la capacidad de hacer transformaciones mentales y memorizar información visual y espacial.
Este tipo de procesamiento que realiza la memoria de trabajo es fundamental para aprender y desenvolverse profesionalmente en las disciplinas que emplean constantemente visualizaciones, animaciones, modelos estructurales y símbolos, como son todas las relacionadas con ciencias, salud, matemáticas y tecnología.
El equipo de investigadores, compuesto por Juan Cristóbal Castro, del CIAE de la U. de Chile; Anneliese Dörr, de la Facultad de Medicina de la U. de Chile; y Rodrigo Goycolea, de la Facultad de Ciencias de la Salud de la U. Central, concluye que el efecto es de impacto medio a grande en términos educativos, lo que significa que incidiría en tareas habituales de aprendizaje. Asimismo, determinaron que el impacto es más significativo en tareas ejecutivas y procesamiento cognitivo general, que en tareas específicas de procesamiento visuoespacial.
“En procesamiento visuoespacial los efectos eran menores que en otras áreas, como funciones ejecutivas o procesamiento verbal. Lo importante es que, considerando el procesamiento visuoespacial y las otras áreas, se afecta la capacidad de aprendizaje en consumidores habituales (no adictos) para su desempeño en enseñanza media”, dice Juan Cristóbal Castro, investigador del CIAE y uno de los autores del estudio.
Sin embargo, los autores también señalan que los efectos tienden a desaparecer tras unas semanas sin consumo y que son menores que en otras funciones cognitivas.
¿Cuánto y a qué edad?
“Basta con un consumo de tres veces a la semana para notar efectos en el aprendizaje”, explica Castro. Asimismo, los investigadores encontraron que la edad de inicio del consumo también es clave: el consumo a una edad tan temprana de 13 años muestra mayores efectos. “Docentes y educadores deben informar a los estudiantes que consumir cannabis puede tener consecuencias negativas para su desempeño escolar”, concluyen los autores.
“Hay que entender que estas habilidades tienen relación con la llamada ‘inteligencia espacial’ que corresponde a la capacidad para percibir imágenes, transformarlas y recrearlas en la mente, es decir ser capaz de visualizar un objeto desde un ángulo diferente al que se había visto, por ejemplo, ir en avión y ser capaz de captar dónde está la casa, o un marino que navega sin instrumentos guiándose por las estrellas, agua, jugar ajedrez, etc.”, explica Anneliese Dörr, directora del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental Oriente de la Facultad de Medicina de la U. de Chile y una de las autoras del estudio.
Puedes revisar el artículo completo aquí.