“Ha sido una locura”, admite Francisco Bozinovic, el reciente galardonado como Premio Nacional de Ciencias Naturales 2020. El Licenciado en Biología y Doctorado en Ciencias, ambos grados obtenidos en la Universidad de Chile durante la década del '80, ha desarrollado una larga trayectoria en torno a la fisiología, el medioambiente y la biogeografía, concepto que actualmente se conoce como biología integrativa.
Con más de 30 años de trayectoria, Bozinovic, quien entre 1991 y 1992 realizó su entrenamiento postdoctoral en el Powdermill Field Laboratory de The Carnegie Museum of Natural History en Pittsburgh, en Estados Unidos, cuenta que ha acompañado a decenas de estudiantes en sus tesis de doctorado y postdoctorado. Y esto lo traduce así: “Tengo nietos y bisnietos académicos, y todo comenzó en la Universidad de Chile, en el laboratorio del profesor Mario Rosenmann", recuerda.
Desde que se le reconoció de manera unánime por el jurado, liderado por el Ministro de Educación, Raúl Figueroa, el pasado viernes 28 de agosto, dice que no ha parado de recibir mensajes y el cariño de familiares, amigos y colegas con los que ha trabajado. También de sus alumnos, porque asegura que la investigación y la docencia van de la mano. “Me gusta mucho hacer clases a los estudiantes graduados, también a estudiantes de pregrado. Los alumnos me han felicitado, así que ha estado todo muy bonito”, afirma.
- Egresado de la carrera de Biología y Doctorado en Ciencias en la U. de Chile, ¿cómo recuerda esos años?
Yo entré el año 80 a la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile, estudié la Licenciatura en Ciencia con mención en Biología. Después, seguí estudiando e hice el Doctorado. De hecho, fui profesor en la Facultad, llegué hasta la categoría de profesor asociado. Pasé gran parte de mi vida en la Facultad de Ciencias de la U. de Chile, es mi Alma Mater. Sigo en contacto con la Universidad, sigo teniendo amigos, exalumnos que trabajan ahí y también colegas. Mantengo contacto especialmente con la Facultad de Ciencias, pero también con gente de Medicina Norte. Sigo con relaciones activas, trabajando en proyectos con gente de la Universidad de Chile, nunca me he alejado.
- En estos años, ¿cómo ha evolucionado la educación superior?
Ha cambiado muchísimo. Hay más recursos para trabajar comparado a cuando yo hice mi tesis de doctorado. Mis patrocinantes fueron mis padres. Yo iba a terreno a trabajar en el auto de mi papá. Ahora hay más recursos, becas y mejor equipamiento. Sin duda, hay una mayor cantidad de recursos, pero siento que hay menos mística. Antes, había mucho más mística, eran otros tiempos. Era cuando sólo las facultades de Ciencias y Artes estaban en el Campus Gómez Millas, y no había nada más. Estaba la biblioteca, que ahora es Filosofía, que pertenecía al Pedagógico en esa época. Además, éramos pocos alumnos, nos conocíamos todos. Siempre digo que había más mística en esos tiempos, en el pregrado por lo menos que me tocó vivir a mí.
- ¿Siente que estamos al debe en la inversión para desarrollar investigación?
“Sin duda. No lo digo yo, todo el mundo lo dice. Chile invierte muy poco en ciencia. Si uno compara lo que es gasto en defensa versus inversión en esta área, nuestro país es uno de los que tiene la mayor diferencia o porcentaje del Producto Interno Bruto a nivel mundial. Si tú miras países como Israel, ellos invierten casi el mismo porcentaje en ambas áreas. Más encima Israel es de los países que más gasta en defensa. La mayoría de los países desarrollados invierte una gran cantidad de sus recursos en ciencias y han tenido la paciencia de esperar los resultados. En cambio, nosotros somos un país cortoplacista, pensamos qué si invertimos en ciencias, queremos los resultados de inmediato, y eso no va a ser así. Los resultados, no serán en un Gobierno, ni dos, probablemente van a ser tres. Hay que esperar, hay que poner los recursos en los niños. No hay otra forma, y eso no lo digo yo, lo dice todo el mundo. La única forma de salir del subdesarrollo es con inversión en ciencia, si no no se puede”.
- En el campo que usted trabaja, ¿a qué áreas falta poner más recursos o prioridad?
En todas partes. Chile es un laboratorio natural para los que trabajan en mi área, por los gradientes ecológicos que existen, grandes cambios en tipos de hábitat. Pero si queremos hacer ciencia básica siempre se necesita tener mayor cantidad de estaciones de campo, para hacer estudios de largo plazo, para conocer la biodiversidad, para conocer cómo funciona la biodiversidad, en términos de comunidades y ecosistemas. Hoy, faltan estaciones, de campo, de monitoreo, tanto a nivel terrestre como a nivel marino. O sea, falta conocer mucho de la biodiversidad y cómo funcionan los ecosistemas en Chile.
- ¿Qué implica la biología integrativa?
Es mirar la biología no por partes, sino mirarlo como un conjunto. Por términos operacionales lo dividimos en bioquímica, biólogos celulares, moleculares, fisiólogos, del desarrollo, de poblaciones o de comunidades. Pero, la idea es tener la concepción de que los organismos son un organismo completo que interactúa con el ambiente, que no es separable. El ambiente es parte del organismo y el organismo es parte del ambiente. Es parte de un conjunto de interacciones entre organismos vivos con otros, con el ambiente químico, físico y que uno puede mirar este tipo de interacciones a diferentes niveles de organización. Desde el nivel celular hasta el de organismo completo, hasta el nivel de las poblaciones y de las comunidades. Entonces, la idea es mirar esto como un todo.
- Y, en lo emocional, ¿qué representa para usted hoy día?
Se produce una felicidad de que un área tan pequeña, que creció mucho y que uno es parte de esa historia, haya llegado a posicionarse, incluso a nivel regional, no solamente en Chile, y ser reconocida a nivel mundial como un punto en el mapa donde se hace ciencia de calidad en el área, todo eso es un orgullo tremendo. Pero, yo insisto, esto no lo hace una sola persona. Es parte de un equipo que pone a Chile en el mapa en esta área del conocimiento, que comenzó con la fisiología comparada, con Mario Rosenmann, quien fue mi profesor en la Universidad de Chile y me formó. Yo fui su primer alumno de doctorado y bueno, he formado a la vez más de 20 alumnos de doctorado, más de 20 postdoctorados, magíster, y a su vez ellos han formado a otros. O sea, puedo decir que tengo nietos y bisnietos académicos, y todo comenzó en la Universidad de Chile, en el laboratorio del profesor Mario Rosenmann.
- ¿En qué está trabajando actualmente?
Estamos en varias áreas. Una de ellas es el cambio climático y el ambiente térmico. Especialmente, como éste afecta a los organismos y no solamente el ambiente térmico, así como algo fijo, sino que la variabilidad del ambiente, los cambios que se producen, y cómo afectan al organismo desde el nivel celular, molecular, hasta el nivel del organismo completo. En el laboratorio, en cámaras climáticas, hacemos simulaciones de diferentes escenarios de cambio climático, actuales, potenciales y futuros. Lo importante es llegar a predecir cuáles son los efectos a nivel de organismos. Esto incluye también no sólo a organismos modelos como la mosca de la fruta, sino qué a especies, plagas, que son importantes o que son portadores de enfermedades. Si bien, esto no lo hemos estudiado aún, pero somos conscientes de que el cambio climático es responsable de muchas enfermedades emergentes.
- En el diario El Mercurio dijo que le gustaría ser recordado como un científico serio, que salió de su torre de marfil para llevar estos conocimientos a la sociedad…
Me gustaría ser recordado como alguien que hace las cosas bien o que intenta hacer las cosas bien, que intenta trabajar bien en ciencias, de forma seria, con respeto a las personas y que, estando en una torre de marfil, salió y hace esfuerzos por llevar el conocimiento especialmente a niños y a personas con discapacidad. Tratar de educar y alfabetizar en ciencia a los niños. Estoy interesado también en las personas con discapacidad porque tengo una hija con síndrome de Down, y me interesa que sea respetada, reconocida como la importancia de la diversidad, no solamente la diversidad de especie, sino que la diversidad humana y social.