¿El animal merodea las casas o las casas ocuparon su hábitat natural? El desarrollo urbano, especialmente en la zona oriente de la capital, ha aumentado considerablemente, haciendo uso de espacios que antes eran parte de la ruralidad de la precordillera de la Región Metropolitana. A su vez, el silencio nocturno a causa del toque de queda, también puede resultar atractivo para una especie exploradora como el puma.
“No se sabe exactamente la razón de este aumento de la presencia de pumas en la Región Metropolitana, pero puede ser un conjunto de factores como la menor movilización de personas en la noche, la posible disminución de sus presas debido a los varios años que llevamos de sequía, lo cual puede afectar a las presas, por ejemplo, por menor disponibilidad de vegetación, ya que son generalmente herbívoros”, explicó el profesor André Rubio, académico de la Facultad de Ciencias Veterinarias y Pecuarias (Favet), destacando que en la zona central cada vez más se destruye hábitat natural, por lo que inevitablemente hace que nos acerquemos a la fauna silvestre local.
El profesor Benito González, académico de la Facultad de Ciencias Forestales y Conservación de la Naturaleza (CFCN), también apunta a que hay diversas hipótesis, algunas incluso históricas. “Se podrían mencionar el avance de la línea urbana hacia zonas naturales y la megasequía", señala el profesor González, quien también alude a "la disminución de la oferta de su presa base que son liebres y conejos en la precordillera y cordillera, y también un invierno inusual, que, combinado con nieve, también podrían haber afectado la oferta de alimento en algunos momentos”.
“Los animales habitan en territorios delimitados donde pueden alimentarse, reproducirse y sobrevivir en esa área. Muchas especies son altamente territoriales, por lo que salir de allí puede implicar una mayor competencia con individuos de su misma especie y otras especies”, especificó el profesor Rubio.
Hábitat, una vida en equilibrio
Al conmemorar el Día Internacional de los Animales, y a su vez, el Día Internacional del Hábitat, cabe preguntarse qué sucede dentro de los territorios que representan el hogar para un grupo de seres vivos en un delicado balance, donde cada elemento interactúa representando una función vital para el ecosistema y brindando seguridad a las especies que lo habitan.
“Un hábitat es el área donde pueden vivir ciertos animales, plantas u otros organismos. A esos organismos el hábitat les provee de alimentos, agua, refugio y espacio. Los hábitats están compuestos por elementos bióticos, organismos vivos, y abióticos que son elementos no vivientes, como la tierra, el agua, luz solar, entre otros”, explicó el profesor Rubio.
De acuerdo con el profesor Fernando Santibáñez, académico de la Facultad de Ciencias Agronómicas (FCA), los seres humanos mantenemos una baja percepción sobre la importancia de la protección de los hábitats que sustentan al resto de seres vivos, lo que representa una de las principales amenazas a estos territorios. “El acentuado 'antropocentrismo' instalado en la sociedad no nos permite ver cuánto dependemos de la salud global del ambiente. Lo que no se entiende no se respeta”, afirmó categórico.
“Un hábitat se degrada cuando los componentes comienzan a desaparecer. Cuando el alimento o el agua escasean, el espacio se reduce, la seguridad disminuye o desaparecen otras especies con las que una de ellas interactúa. Estas disfunciones comienzan a afectar el bienestar, la alimentación, la reproducción, lo que genera niveles de estrés cuya acumulación marca el inicio de la desaparición de una especie. A ese punto depende un ser vivo de su hábitat”, recalcó el profesor Santibáñez.
Podemos ver, entonces, que la dependencia del animal con su hábitat es fundamental para su supervivencia y para mantener el equilibrio en el ecosistema.
“Si entendemos el hábitat como el área donde existe un conjunto de recursos -comida, agua, refugio- y condiciones ambientales -clima, depredadores, competidores- que permite la ocurrencia de una especie y permite su sobrevivencia y reproducción, es fácil comprender los impactos de la deforestación, crecimiento urbano y cambio de uso de suelo. Entonces habrá especies que se verán beneficiadas, mientras que otras serían perjudicadas. Acá es relevante saber si la especie que se verá perjudicada es flexible ante estos cambios para su permanencia, o simplemente será desplazada de esas áreas”, precisó el profesor González.
En efecto, el profesor Rubio explica que las especies tienen diferente resistencia a estas disrupciones. “Depende mucho de la especie animal. Algunas especies son sumamente vulnerables a la alteración de su hábitat y no se pueden adaptar a estas modificaciones. Se les llama especialistas de hábitat. Hay otras especies consideradas generalistas de hábitat que se adaptan muy bien a ciertas alteraciones en sus hábitats o a nuevos hábitats generados por los humanos. En el caso de los mamíferos, las especies especialistas de hábitat tienden a ser de gran tamaño, por ejemplo, grandes herbívoros o carnívoros; y las especies generalistas de hábitat tienden a ser especies de pequeño tamaño, por ejemplo, pequeños roedores”.
Desafíos para la protección de los Animales y sus Hábitats
Hay muchas amenazas permanentes al ecosistema que diariamente ponen a prueba su resistencia. El profesor Rubio enumera varias: la contaminación ambiental, del suelo, agua, aire; contaminación atmosférica por gases de combustibles fósiles, uso de plaguicidas; especies invasoras que pueden impactar negativamente a la fauna y o flora local, como el caso del castor en Tierra del Fuego; sobreexplotación de los recursos naturales, tala y caza excesiva; cambio climático; y degradación y modificación de los hábitats, fragmentación y pérdida de hábitats.
La falta de alimento se desarrolla en una cadena de carencias que afecta finalmente a los grandes depredadores, configurándose la vegetación como una importante base de toda cadena trófica, entregando alimento y refugio para el desarrollo de la vida animal, directa e indirectamente.
Ante esto, "el mayor desafío es conseguir un aumento en la conciencia de la necesidad de que el desarrollo no pase por encima de las reglas de la naturaleza. Hay que reconocer que una naturaleza saludable es parte intrínseca del bienestar humano, luego no puede haber desarrollo si este se hace a expensas del medio ambiente mundial”, afirmó el profesor Santibáñez.
Por su parte, el profesor Rubio recomienda que “debemos disminuir el impacto y las perturbaciones en los ecosistemas y la biodiversidad. En ese sentido, debemos avanzar hacia una institucionalidad ambiental más robusta, que es lo que se está intentando acá en Chile con el Proyecto de Ley del Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas que actualmente se está legislando”.
El profesor González plantea que “hablar de conservación de hábitat es complejo porque estaríamos hablando de los requerimientos de recursos y condiciones ambientales para especies específicas, conocimiento que estamos lejos de conocer. Una salida a este desafío es abordarlo a nivel de ambientes o ecosistemas, ya que esta escala reúne o incluye una serie de hábitat para diferentes especies. Esto hace que se puedan explorar acciones como la planificación territorial donde es posible combinar intereses de conservación y de actividades humanas”.