Experiencias de mujeres que han migrado a París desde diversos países y que vieron en la comida una forma de dar a conocer su cultura, es parte de los temas que ha indagado y expuso recientemente Pepe Pastor, fundador de la Asociación en París, acreditada ante UNESCO. Asimismo, en su exposición a estudiantes de Pedagogía en Educación Parvularia de la U. de Chile, conceptualizó el patrimonio cultural material e inmaterial, especialmente en este último.
Según relató el invitado internacional, el proyecto consistió en visitar las casas de mujeres que han migrado a París y en un dialogo cotidiano narrar sus experiencias, “dar a conocer aquellos objetos de valor que estaban en sus casas y que habían llevado consigo, como artesanías, telares, productos, mientras iban cocinando. No se trata solo de cocinar sino de contar de dónde provienen esos alimentos, cómo los preparaban sus antepasados, cómo se cosechan y en qué lugar o mostrarnos un álbum familiar y el mapa donde se encuentra su país natal”. El objetivo del proyecto fue poner en valor el patrimonio cultural inmaterial, “mostrar la cadena de solidaridad que se genera entre las mujeres y el reconocimiento de las culturas desde un enfoque inclusivo”, señaló Pepe Pastor.
La conversación fue organizada por estudiantes del Núcleo de Investigación en Primera Infancia y Políticas Públicas, cuyas investigadoras en formación han ido desarrollando competencias que le han permito incorporarse a un grupo de investigación con profesores, egresadas, estudiantes de postgrado y gestionar acciones de difusión de investigación a nivel internacional.
El núcleo que se encuentra en etapa de gestación, adscrito al Departamento de Educación, ha dado importantes pasos en la participación de investigadoras en formación que desarrollas distintas actividades de la mano de investigadores con más experiencia.
“Para nosotras es un hecho importante el sentirnos parte de un grupo de investigación, pero no con roles secundarios sino en dinámicas de colaboración horizontal. Es cierto, estamos aprendiendo, pero la forma es entrar en las discusiones y plantear nuestros puntos de vista como valiosos, tan valiosos como otros”, señaló Isidora Salgado estudiante de tercer año de la carrera de Educación Parvularia.
Para Ayerlin Albornoz, estudiante de segundo año de la misma carrera, la conversación con el expositor francés fue fundamental indicando “la experiencia nutre con conocimientos de una manera impresionante, me sirvió para conocer otras culturas y formas de trabajo de las cuales yo, personalmente, no sabía. Además, se demuestra que no es necesario ir al lugar o país de origen de los niños y niñas para enriquecerse de sus experiencias y saberes, porque los tenemos a la mano y es cuestión de reconocer, valorar y aprender de ellos. En este corto he aprendido de distintas personas, todas ellas aportan a mi formación pero hoy lo veo desde una relación con mis profesoras diferente”.
Por otra parte, Fabiola Maldonado, investigadora y coordinadora de la línea “infancias, derechos y micropolíticas de la cotidianidad” señaló la relevancia de la incorporar en el trabajo académico a las nuevas generaciones, en una perspectiva colaborativa y de reconocimiento mutuo, rompiendo o al menos desdibujando las barreras de jerarquía docente-estudiante. En este sentido, se trata de transformar las relaciones cotidianas en la producción de conocimiento académico, de fortalecer la práctica de la investigación en las estudiantes de pedagogía. Y por nuestra parte, como académicas/os aprendemos de las miradas y propuestas de nuestras estudiantes y nos sensibilizamos con las temáticas que observan y formulan”.
Próximamente, las investigadoras en formación del núcleo, estudiantes de la carrera de educación parvularia, desarrollarán el primer seminario bilateral internacional sobre primera infancia junto a estudiantes de educación inicial de universidades de Ecuador y Paraguay, donde esperan reflexionar sobre sus procesos formativos y la necesidad de incorporar nuevas miradas de la primera infancia al debate académico.