Habitabilidad e infraestructura, acceso a las nuevas tecnologías, salud mental y derechos de las personas mayores en pandemia, fueron parte de los contenidos que se debatieron durante la VII Escuela Internacional de Verano sobre Envejecimiento. El evento se desplegó de manera virtual desde el 12 al 15 de enero, convocando a especialistas de Estados Unidos, Reino Unido, Irlanda, España, Francia, México y Chile.
Asimismo, la actividad organizada por la Red Transdisciplinaria sobre Envejecimiento, junto a la Unidad de Redes Transdisciplinarias de la Vicerrectoría de Investigación y Desarrollo (VID), llevó a cabo ocho ponencias internacionales, cuatro paneles de discusión y tres talleres en los cuales se intercambiaron experiencias con la comunidad. De esta manera, se abordaron temas relacionados con el hogar, alfabetización digital, estereotipos de la vejez en los medios de comunicación, cuidados durante el fin de la vida, e historias de transformación desde la perspectiva de personas mayores.
Para la coordinadora de la Unidad de Redes Transdisciplinarias de la VID, Jaqueline Meriño, la pandemia, el confinamiento y desigualdad que existe en Chile son factores que afectan directamente a las personas mayores. “Durante este periodo, la escuela se enfocó en instalarse como un espacio de formación y conversación desde una perspectiva transdisciplinaria e intergeneracional sobre las condiciones sociosanitarias que afectan a este grupo etario y sus cuidadores. Los derechos humanos son el cruce estructural que nos permite enfrentar los problemas, como la salud mental y el uso de las tecnologías en las personas mayores”, indicó.
La pandemia ha dejado al descubierto las desigualdades multidimensionales que enfrentan las más de 2,8 millones personas mayores que actualmente habitan en Chile. Durante los últimos años, el país ha presentado el envejecimiento acelerado de su población y los datos proporcionados por el último Censo señalan que por cada 100 menores de 15 años, existen 80 personas mayores de 60 años, de los cuales solo el 85,8% son autovalentes. A su vez, casi el 30% de este grupo etario vive solo o acompañados por otro adulto mayor, por lo que el aislamiento social producto del COVID-19 ha impactado directamente en sus rutinas.
¿Es posible un envejecimiento saludable en pandemia?
Durante el 2020, la Organización Panamericana de la Salud de la OMS, manifestó la necesidad de que los gobiernos y la sociedad civil trabajen juntos para mejorar la vida de las personas mayores, sus familias y comunidades a través de la campaña “La Década del Envejecimiento Saludable”. Sin embargo, el 3 de marzo se reportó el primer caso oficial de Coronavirus en Chile, generando una alta ola de contagios y mortalidad.
A causa de este contexto, durante el mes de mayo el Ministerio de Salud (Minsal) estableció cuarentena obligatoria para todas las personas mayores de 75 años, obligando a más de un millón de personas a permanecer en sus casas con aislamiento físico para evitar posibles contagios. Pese a esta medida, el 85% de la población fallecida en 2020 correspondió a chilenos y chilenas sobre los 60 años.
La Académica de la Facultad de Medicina y miembro de la Red Transdisciplinaria sobre Envejecimiento, Andrea Slachevsky, se refirió a la generalización de los adultos mayores. “Durante la pandemia se ha invisibilizado la heterogeneidad de este grupo etario. Por ejemplo, durante más de seis meses los ciudadanos sobre 75 años no pudieron abandonar sus hogares, siendo una medida sumamente discriminatoria. A pesar de que las personas mayores constituyen el grupo con mayor riesgo, existen algunas que con el encierro han potenciado o desarrollado nuevas enfermedades físicas y mentales, mientras otras han tenido la capacidad de adaptación en este periodo. Entonces, la pregunta es ¿Cómo podemos asegurar un envejecimiento saludable si los vemos a todos iguales y no consideramos sus particularidades?”, señaló.
Por su parte, la directora del Centro de Derechos Humanos de la Facultad de Derecho, Nancy Yáñez, advirtió la necesidad de generar un cambio de paradigma en el país. “Para generar un envejecimiento activo y saludable se debe pasar por un proceso que optimice las oportunidades de bienestar físico, mental y social. Esto debe ser abordado desde una mirada interdimencional de los derechos humanos, para considerar una interpretación múltiple. Esto es fundamental para evitar la discriminación al momento de diseñar y generar políticas públicas para las personas mayores”, comentó.
En tanto, el director del Servicio Nacional del Adulto Mayor (SENAMA), Octavio Vergara, participó en la segunda jornada del evento, manifestando la complejidad de la crisis sanitaria para las personas mayores. “No solo la alta mortalidad y contagio del virus se ha hecho presente, sino que también se cambiaron las realidades y cotidianidades de toda la población. Entonces, es ahí en donde podemos evidenciar que el desafío es cómo podemos mejorar la calidad de vida de las personas mayores en contextos tan complicados como una pandemia. Sin embargo, esto no es posible si no trabajamos todos juntos, pues ya ha quedado en evidencia que el individualismo no aporta y esa es la principal lección que nos ha dejado el 2020”, señaló.
Las cuatro jornadas de la de la VII Escuela Internacional de Verano sobre Envejecimiento pueden ser revisadas en el siguiente enlace: http://bit.ly/2LGOcVa