Efecto de altos niveles de hormonas masculinas en el cerebro

Estudiarán relación entre hiperandrogenismo prenatal y puberal y la empatía en adolescentes y mujeres jóvenes

Estudiarán relación entre hiperandrogenismo y empatía en adolescentes
La investigación contará con aproximaciones endocrinas, conductuales y de imágenes.
Doctor Nicolás Crisosto.

Junto a su equipo de trabajo ya ha descrito diversas alteraciones reproductivas y metabólicas en la descendencia de las mujeres con Síndrome de Ovario Poliquístico –condición cuyas manifestaciones clínicas se deben a altos niveles de andrógenos- desde etapas tempranas de desarrollo hasta la adultez. Esta nueva línea, añade,  evaluará el efecto que tiene en el cerebro la exposición a este hiperandrogenismo tanto durante el período prenatal como durante la pubertad.

“Hay algunos antecedentes en la literatura que apuntan a que los andrógenos pudiesen alterar una función del cerebro que es la cognición social; es decir, la capacidad de percibir e inferir las emociones y pensamientos de los demás y, por lo tanto, tiene que ver con ámbitos como la empatía”, explica el doctor Crisosto. En este estudio evaluarán si la cognición social en hijas  de mujeres que han tenido hiperandrogenismo durante el embarazo se ve alterada. “El profesor Simon Baron-Cohen, psicólogo de la Universidad de Cambridge y colaborador de este estudio, identificó que el autismo es más frecuente en la descendencia de las mujeres con SOP. Y analizando esa literatura nos dimos cuenta de que había bastante evidencia tanto en modelos animales como en humanos, de que los andrógenos, tanto a nivel prenatal como en la pubertad, pueden influir sobre ciertas funciones del cerebro, específicamente con la comunicación entre la corteza prefrontal y el sistema límbico, vinculación que es muy importante porque el sistema límbico es el que se encarga de generar las emociones y la corteza prefrontal de modularlas. Entonces, cuando esta comunicación no es óptima se altera la cognición social, lo que podría conducir a un deterioro en la calidad de vida y el funcionamiento social,  aumentando el riesgo de desarrollo de patologías psiquiátricas  en el futuro”.

Y es que la cognición social, añade, está en el centro de muchos trastornos diferentes en el ámbito de la salud mental;  entonces, “podemos identificar de forma muy precoz alteraciones subclínicas que en estas pacientes podrían desembocar en depresión o angustia. Lo que evaluaremos en este proyecto, mediante distintos test psicológicos e imágenes de resonancia nuclear magnética funcional, es cómo se conecta la corteza prefrontal con el sistema límbico y si estas funciones están alteradas, lo que pudiera predisponer al desarrollo de determinadas patologías”.

Aproximaciones endocrinas, conductuales y de imágenes

Para ello, los investigadores utilizarán dos modelos: en el animal, conducido por el doctor Manuel Maliqueo,  simularán un hiperandrogenismo prenatal en ratas, aumentando la presencia de la testosterona en el período de gestación comparable al tercer trimestre del embarazo, para luego estudiar a las crías en la edad equivalente a la pubertad, ya sea con o sin niveles alterados de andrógenos. “Contaremos con la colaboración de un equipo liderado por el doctor Alexies Dagnino de la Universidad de Valparaíso, para aplicar una batería de pruebas de evaluación de conducta que reflejan la actividad de la corteza prefrontal, el sistema límbico y la comunicación de ambas. Pero además haremos análisis morfológico y transcriptómico de sus cerebros, mediante la extracción de RNA de la corteza prefrontal y del sistema límbico, para estudiar miles de genes que se expresan en esas áreas, con el apoyo de un equipo de académicos de la Universidad Diego Portales que encabeza el profesor Juan Montiel, que es especialista en análisis de redes, en colaboración con la profesora Bárbara Echiburú, de nuestro laboratorio. Así, veremos qué genes se manifiestan diferencialmente entre el modelo experimental y el control, y estableceremos sus interacciones en estas áreas del cerebro que pudiesen estar afectadas”.

Paralelamente, estudiarán tres cohortes formadas por hijas de madres con SOP que estén en las fases de desarrollo descritas como pubertad  temprana –de 10 a 12 años-, pubertad tardía -13 y 15 años- o que son mujeres jóvenes menores de 25 años. “El hiperandrogenismo se establece en las etapas 4 y 5 de Tanner; es decir, cuando está terminando la pubertad. Y se sabe por estudios con resonancia magnética funcional hechos en niños sanos que cuando tienen un alza mayor de andrógenos se desacopla la corteza prefrontal del sistema límbico, hay una alteración asociada a los andrógenos en la coordinación de estas dos estructuras. Queremos estudiar esto en las adolescentes, en las etapas previa y posterior al aumento en los niveles de andrógenos”, informa el doctor Crisosto.

Para ello, en primer término harán análisis desde la perspectiva endocrinológica, estudiando las hormonas sexuales y evaluación metabólica. Luego, aplicarán una batería de encuestas, estructuradas por el equipo de la Clínica Psiquiátrica de la Universidad de Chile y conducido por los doctores Pablo Gaspar y Alejandro Maturana, y en cuyo diseño participó el alumno del Doctorado en Ciencias Médicas, doctor Juan Pablo del Río,  para evaluar distintos aspectos psicológicos, como la empatía y la cognición social en las participantes. “Y, además, realizaremos test de resonancia magnética funcional en los tres grupos, durante los cuales se las expone a una serie de imágenes interpretadas por actores que representan distintas situaciones, respecto de las cuales se les hace una serie de preguntas que ellas responden a través de una teclera. Lo que buscan estos estímulos es provocar la conexión de la corteza prefrontal con el sistema límbico y, de esa forma, veremos si se “encienden” ambas áreas simultáneamente o si están desacopladas. Ese parte la haremos en colaboración con el equipo profesional de Radiología de Clínica Las Condes, pues cuentan con un resonador magnético de última generación”.

De esta forma, añade, “veremos si hay alteraciones a nivel subclínico que podamos prevenir; porque si determinamos que estas adolescentes y mujeres jóvenes tienen un pequeño desacoplamiento en estas pruebas, y algunos elementos que aparezcan en la batería de  encuestas, quizás manejando ese hiperandrogenismo podríamos prevenir que, a futuro, desarrollen cuadros psiquiátricos más profundos”.