El impacto del cambio climático en el aumento de las temperaturas y la disminución de lluvias, sumado a la explotación de los recursos naturales, ha posicionado a Chile como uno de los países que proyecta mayor estrés hídrico hacia el 2040, según el Estudio Global elaborado por Worl Reseurces Institute. En el marco del Día Mundial del Agua, conmemorado este lunes 22 de marzo, especialistas de la Casa de Bello alertan las consecuencias de la mega sequía y el déficit de precipitaciones prolongadas que ha enfrentado el país durante la última década.
Para la Académica del Departamento de Hidrogeología y miembro del Programa de Reducción de Riesgos y Desastres (CITRID), Linda Daniele, Chile es un país de altos contrastes. “En el país se enfrentan distintos problemas vinculados con el agua, en función al territorio en donde estamos. Llevamos más de 10 años de sequía y durante las últimas décadas hemos intensificado la demanda de este recurso. Este tema es preocupante, pues algunas zonas no tienen acceso al agua y debemos prepararnos como país. Uno de los grandes desafíos es abordar el problema del agua a través de diferentes aristas, porque no hay una solución única y necesitamos de todos los actores para avanzar a un horizonte claro en el futuro”, destacó.
Tras cinco años de trabajo, en enero de 2021 investigadores de la Universidad de Chile finalizaron el estudio “Actualización del Balance Hídrico Nacional”, que establece escenarios de disponibilidad de agua en el país, advirtiendo una disminución generalizada del recurso en los próximos años. En la zona centro y norte, se registra una baja del 29% en la precipitación anual, mientras se aprecia un incremento de las temperaturas, llegando a un calentamiento de 1.5 ºC. Esta situación proyecta una intensificación para el período de 2030-2060, siendo una de las áreas más afectadas la Cordillera de la Región del Maule. Por su parte, la zona sur presenta una descenso promedio del 10% de las precipitaciones y se aprecia un calentamiento anual promedio de 0,5º C en la Cordillera de los Andes. En cuanto a las proyecciones, el informe indica que el cambio climático generaría una reducción de los caudales medios anuales en un 25%.
Los problemas sociopolíticos del agua
De acuerdo con el Código Civil, todas las aguas son bienes nacionales de uso público, sin embargo, la Constitución Política de Chile establece ciertos derechos de los particulares sobre este recurso. Esta legislación se intentó modificar tras la actualización del polémico Código de Aguas establecido en 1981, pero desde hace 10 años se encuentra en tramitación en el Congreso Nacional.
A su vez, el estudio “Transición Hídrica: El Futuro del Agua en Chile”, indica que el 44% de los problemas de acceso y riesgo hídrico se originan en las fallas de gestión del agua y su gobernanza, mientras que el 17% es provocado por el crecimiento de las actividades productivas y el sobre otorgamiento de derechos de aprovechamiento.
Para el Académico de la Facultad de Agronomía e integrante de la Red Transdisciplinaria de Energía, Agua y Sustentabilidad (ENEAS), Rodrigo Fuster, resulta indispensable considerar el agua como un Derecho Humano. “Existe un tema de políticas públicas y no estamos cumpliendo con los derechos básicos en esta materia. No debería haber ninguna persona a quien le falte este recurso y, a pesar de que Chile se encuentra en diversos tratados internacionales, existe un incumplimiento del Estado que necesita ser atendido. Nuestra relación con el agua debe ser en base a la adaptación de escenarios futuros, con mayor inversión y capacitación, pues el problema no se solucionará solo poniendo cañerías, sino que con políticas acordes a la situación nacional”, indicó.
Según el informe “Sequía en Chile: la brecha más profunda”, las regiones de Arica y Parinacota, Atacama, Coquimbo y Valparaíso son las que presentan mayor cantidad de comunas con alta brecha hídrica, en las cuales más del 50% de sus habitantes pertenecen a segmentos socioeconómicos vulnerables. A su vez, en zonas rurales de La Serena y Ovalle, más de 1.200 viviendas se abastecen del suministro hídrico a través de un camión aljibe.
Para la investigadora de INAP y miembro de CITRID, Paulina Vergara, este escenario resulta preocupante. “La falta o exceso de agua ha obligado a las personas a cambiar sus formas de vida y enfrentarse a situaciones más complejas. Cosas básicas, como el lavado de manos o el acceso a servicios sanitarios, son un ejemplo claro de los problemas de salud que esto significa. También existen actividades productivas que se ven impactadas, dentro de ellas se encuentran aquellas que se realizan a la orilla del mar, ejercidas principalmente por mujeres. Este tema es importante porque hasta la fecha no se ha transversalizado el enfoque de género en esta materia, pero las mujeres resultan doblemente impactadas con esta crisis”.
En tanto, el jefe de la Unidad de Redes Transdisciplinarias, Pablo Riveros, destacó el trabajo realizado por la Universidad de Chile en la materia. “Nuestra misión es reunir miradas a través de distintos enfoques para enfrentar los problemas país de manera completa. Hemos puesto nuestros esfuerzos en crear diversos espacios de conversación, aplicando un enfoque inter y transdisciplinario a los problemas, para ser abordados a través de una perspectiva de derechos. También buscamos influir en la elaboración de nuevas políticas públicas, de manera coordinada con todos los actores de la sociedad y los tomadores de decisiones”.
Finalmente, las y los investigadores hacen un llamado para reconocer y priorizar el agua como un eje estratégico para el desarrollo del país, mediante una política nacional de largo plazo construida con todos los actores de la sociedad y definiendo metas claras, planes de acción y directrices. A su vez, manifiestan la necesidad de un informe que busque proteger y conservar los recursos hídricos, asegurando su acceso a toda la población.