El Comité Científico Odontológico para la Prevención de COVID-19 de la Facultad de Odontología de la Universidad de Chile organizó el Simposio Vacunas para la prevención de COVID-19, instancia que reunió a distintos investigadores de nuestro plantel para analizar el avance del proceso de vacunación, la aparición de nuevas variantes del SARS CoV2, las metas de inmunidad para la población y la propuesta de la Universidad de Chile para desarrollar un centro productor de vacunas en el país.
En el encuentro participaron Alejandro Escobar Álvarez, inmunólogo y académico del Instituto de Investigación en Ciencias Odontológicas (ICOD); Ricardo Soto Rifo, investigador del Instituto de Ciencias Biomédicas (ICBM) de la Facultad de Medicina; Jeannette Dabanch, infectóloga del Hospital Clínico Universidad de Chile; y Flavio Salazar Onfray, vicerrector de Investigación y Desarrollo de la Universidad de Chile.
Un escenario incierto
El panel fue consultado si ante un escenario hipotético, donde se presente un virus con mayor índice de transmisibilidad o más letal, que nos haga regresar al día cero de la pandemia, ¿sería necesario actualizar todas la vacunas vigentes?.
Al respecto, Ricardo Soto Rifo fue categórico. “He leído en varios grupos científicos que dicen que la pandemia está recién empezando. Con la aparición de nuevas variantes, la pandemia parte ahora y, en adelante, tenemos que ver qué pasa. Se habla mucho de los informes de los lunes y los jueves, que el 30 de junio Chile alcanza la inmunidad de rebaño y eso no es así, o sea, la inmunidad de rebaño -como explicó el Dr. Alejandro Escobar- requiere que un porcentaje amplio de la población esté inmune, no que esté vacunada. Nosotros no tenemos certeza de cuál es el porcentaje de personas inmunes que tenemos, entonces, el escenario no es positivo en este momento, ni ahora ni para el futuro porque estamos en un laboratorio natural en donde recién estamos entendiendo muchas cosas; por lo tanto y de momento, el tiempo lo dirá”, afirmó.
Del mismo modo, Jeannette Dabanch sostuvo que “podemos tener una pandemia dentro de una pandemia, y lo que estamos viviendo hoy día los clínicos es un estrés sanitario enorme. No habíamos tenido el número de pacientes que hoy día están en espera de una cama crítica. Siempre hablamos de camas críticas, la cama crítica un paciente la ocupa 8 o 10 semanas, es decir, cuando se nos acaba una cama crítica es tremendo y, además, el paciente tiene un riesgo alto de fallecer”. La profesional del Hospital Clínico de la Universidad de Chile comentó que “es esperanzadora la vacuna, pero necesitamos reducir, o sea tenemos que volver a la Edad Media, en que las medidas de contención son las medidas de Salud Pública básicas y no lo hemos logrado integrar, ni siquiera en el personal sanitario”. Además, recalcó que “las vacunas, para que lleguen a producir un efecto, tienen que ser equitativas, o sea, todo el mundo, y oportunas, no saco nada con ir vacunando de a poco”.
Durante su presentación, el Dr. Alejando Escobar sostuvo que “dentro de las características más importantes de la vacunación está la memoria inmunológica, que es lo que uno busca con vacuna o lo que uno espera cuando tiene una infección natural. Esta memoria inmunológica depende mucho de los tiempos de incubación de los microorganismos y es muy importante que exista un tiempo de incubación de 2 a 3 días de los microorganismos, para que permita que los linfocitos B de memoria puedan producir una cantidad suficiente de anticuerpos y pasar el límite de protección”. Otro concepto muy importante, agregó, “es la inmunidad o protección colectiva o de rebaño, inmunidad que también tiene un límite de protección, donde se espera que una vacuna proteja, además del individuo vacunado, al individuo susceptible”.
Alerta de mutaciones del SARS CoV-2
El Dr. Soto Rifo señaló que en más de un año de carrera contra el SARS CoV-2, desde investigar el virus hasta llegar a la vacuna, se cuenta con sobre 91 mil publicaciones 2020 y más de 47 mil en el 2021. Si bien el 10 enero se liberó la secuencia del virus y una farmacéutica inició ensayos fase 1 para dar protección a la población mundial, en noviembre 2020 aparecieron nuevas variantes. “Lo que busca una vacuna es generar anticuerpos que impidan que esta proteína spike (S) pueda reconocer a su receptor y evitar que el virus entre al organismo. Las diversas vacunas que tienen ensayos avanzados, como las que han tenido ensayos en Chile y están aprobados, usan como base la secuencia de spike o el virus inactivado, de la variante de Wuhan”, explicó.
Sobre las nuevas variantes de coronavirus y su impacto en la respuesta inmune, añadió que este virus tiene una tasa de mutación de 1 a 2 por mes, y “a diferencia del virus influenza o del VIH, en el SARS-CoV-2 la enzima cuando se encarga de copiar el genoma del virus, cuando este infecta una célula, tiene la capacidad de corregir errores. Pero esta capacidad no es al 100 por ciento, por lo tanto, cada vez que se multiplica el genoma del virus dentro de la célula se van a cometer errores, y estos errores o mutaciones se van a ir acumulando, generando nuevas variantes”.
La urgencia de reducir los contagios
La Dra. Dabanch entregó, por otra parte, una visión general de la plataforma de vacunas existente y de la estrategia de vacunación en nuestro país. Al respecto, aseguró que “las tres vacunas contra el COVID que tienen registro de emergencia han considerado los tres aspectos intransables para su decisión de aprobación: son todas vacunas seguras; todas tienen estudios fase 1 o 2, que demuestra la respuesta a anticuerpos, es decir, son vacunas inmunogénicas; y algunas de ellas tenemos estudios ya publicados y revisados por pares, sobre eficacia”.
El objetivo de esta estrategia, continuó, es vacunar al 80 por ciento de la población en nuestro país, para alcanzar a 15.200.840 personas vacunadas. “Pero tenemos situaciones de alta preocupación. El mundo y nuestro país mantienen un alto número de contagios. Este número de contagios facilita la replicación viral y la generación de mutaciones que tengan algún impacto biológico, este impacto puede ser en transmisibilidad”. Con ello, se evidencia que existe una evasión que impacta la inmunidad natural y la inmunidad inducida por vacunas. Por ello, afirmó “hay que apuntar a la reducción de infectados y que los reportes diarios no solo de Chile, sino en el mundo, nos den cuenta de cada vez menos casos afectados, lo que nos va a permitir tener menos variantes, menos evasión del sistema inmune -re-infecciones- y lograr que las vacunas hagan su tarea”.
Generar vacunas en Chile
El vicerrector de Investigación y Desarrollo (VID) de la Universidad de Chile, Flavio Salazar, abordó la capacidad que existe en Chile de desarrollar vacunas ante las nuevas pandemias, aludiendo al comportamiento social y la capacidad que tienen los países de poder responder a este tipo de amenazas. “El hecho es que esta pandemia nos ha mostrado, en su más cruda realidad, tanto las bondades como las deficiencias que tienen los sistemas que hoy día estamos viviendo a nivel mundial, por una parte, la capacidad de compartir información, a nivel rápido e intensivo, la capacidad de generar innovaciones tecnológicas muy rápido, pero también un impacto totalmente desigual a nivel global. Por ejemplo, la vacunación no está disponible para todos”, indicó.
A más de un año de pandemia, sostuvo el Dr. Salazar, “hemos tenido que acomodar nuestra realidad y tratar de abordarlo de forma integral, logrando experiencia para mitigar efectos de la pandemia”. En ese contexto, recalcó, “se reflotó una idea de la Universidad de Chile sobre la posibilidad de generar capacidades propias para establecer infraestructura, capital humano y desarrollos que permitan poder responder a las pandemias en el futuro, a través de la generación de un centro de vacunas o productos biofarmacéuticos”. Esta propuesta tiene como objetivo insertar a Chile en el mundo y recuperar capacidades propias que tuvo nuestra Casa de Estudios para “generar estudios clínicos en nuestro país en asociación con empresas trasnacionales, en países desarrollados”.
Hubo una época, recordó el vicerrector, “en que Chile tenía la capacidad para responder en algunos programas que se necesitaban para garantizar la salud de la población. 8 vacunas fueron producidas durante muchos años, muchas décadas incluso, hasta el 2005, en que el Instituto de Salud Pública (IPS) cerró su capacidad de producción de vacunas, porque se requería un salto tecnológico que, en ese momento, se decidió no hacer, dado que existían ventajas comparativas en países desarrollados. Y esa es la situación en la que hoy día nos encontramos, que en Chile no se produce ningún tipo de vacuna”. Es ante esta “debilidad manifiesta de dependencia absoluta de las capacidades internacionales para poder responder a una pandemia, que adquiere más fuerza esta idea de generar capacidades propias en una idea de integración público-privada”, sostuvo Flavio Salazar.