Al igual que el del año pasado, este no es un Día del Teatro común. Tradicionalmente esta fecha es celebrada por el gremio teatral con actividades y montajes carnavalescos y llenos de energía, pero actualmente hay poco que celebrar. Hoy la gran mayoría de las salas y espacios teatrales se encuentran cerrados y debido a esto, el área ha tenido que reinventarse en varios sentidos, probando nuevas formas de enseñar, hacer teatro y vincularse con la audiencia. En la Universidad de Chile, el Teatro Nacional Chileno y el Departamento de Teatro de la Facultad de Artes (Detuch), comparten visiones en torno a este día, la figura de Andrés Pérez -cuyo natalicio da origen a esta fecha- y el rol del teatro en pandemia.
Desde el 2007 se conmemora el 11 de mayo como el Día Nacional del Teatro, iniciativa aprobada el 2006 por el Senado, en honor al natalicio y la carrera del actor y director teatral Andrés Pérez Araya (1951-2002). Hoy, se cumplen 70 años desde el nacimiento del artista, reconocido por ser el fundador y director de la Gran Compañía Circo Teatro, uno de los primeros grupos de actores dedicados completamente al teatro popular; y recordada por la exitosa y emblemática puesta en escena de “La Negra Ester” realizada en 1988, estrenada en la comuna de Puente Alto.
“La gigantesca figura de Andrés Pérez, para mi gusto, vino a democratizar el teatro a través de su calidad y de los temas que tocaba, llevándolos a nuestra población; eso marcó un hito fundamental en el teatro chileno. Es así como personajes como Andrés Pérez son fundamentales en la historia del teatro, y en el teatro que debe seguir haciéndose, un teatro abierto, en las calles, en la sala, pero desde diferentes perspectivas y ángulos”, destaca Igor Pacheco, director del Detuch.
“Para mi es una figura de vocación, humildad, resistencia y disciplina. Sin embargo, más allá del significado particular, es necesario entender que sus creaciones, su ética laboral y su vinculación con la realidad nacional marcaron un hito en la historia del teatro chileno. Este último punto es tremendamente importante, ya que mientras muchas y muchos artistas escénicos creaban para una élite artística e intelectual, Andrés entendió el teatro como una fiesta, un rito popular y eso le permitió acceder a un público masivo sin transar con la exposición de temáticas complejas”, destaca Marco Espinoza, actor, director y académico del Departamento de Teatro.
Con respecto a esta idea de democratización del teatro, el director del Departamento de Teatro, recalca: “Yo creo que tenemos que abocarnos, sobre todo en nuestra función como institución pública, a abrir nuestras puertas a la relación y la vinculación con el medio, y eso no significa sólo aquellos que pagan una entrada en un teatro bien establecido, cómodo y bien ubicado en la ciudad, sino que tenemos que salir a la periferia y llegar a aquellos lugares donde la gente no tiene la oportunidad de compartir y vivir el teatro”.
Pandemia y enseñanza teatral
Desde marzo del 2020, debido a la contingencia sanitaria por Covid-19, el Departamento de Teatro las clases y actividades de las carreras de Actuación Teatral y Diseño Teatral; además de las actividades y cursos y Diplomas de Extensión se han mantenido de manera online.
“Para todos ha sido muy complejo, sobre todo en el tema de las actividades relacionadas a la práctica, de carácter presencial. Una gran parte del porcentaje de actividades, por ejemplo, de la carrera de actuación teatral es práctica, cuerpo con cuerpo, frente a frente, y eso nos ha obligado a diseñar y reinventarnos en ese aspecto. A pesar de todo, en ambas carreras este espacio ha dado grandes satisfacciones y hemos encontrado cosas bastante hermosas en el plano de la creatividad. La gente de teatro es absolutamente creativa y como tal, y como todos los seres humanos, creo que no nos hemos quedado al margen al respecto”, destaca Igor Pacheco.
Por otro lado, el académico Marco Espinoza, comenta: “Uno de los principales desafíos ha sido entrar en el cotidiano de las casas de nuestras y nuestros estudiantes, ya que la mayoría enciende sus cámaras para trabajar y la diversidad de espacios ha hecho que debamos replantear metodologías de enseñanza mediatizadas por la pantalla". De aquí, advierte, surge otro desafío importante: "cómo puedes proyectar emociones mediatizadas, si la actuación teatral las proyecta en vivo, en espacios generalmente grandes. Creo que los desafíos son múltiples y van a ir cambiando con el desarrollo de la pandemia. Por ejemplo, hace un año el principal desafío era tener conectividad o tablets para las y los estudiantes. Esperemos que las condiciones sanitarias cambien prontamente para volver a la presencialidad, pero si la pandemia sigue, vendrán nuevos desafíos. Enseñar a actuar es un desafío constante”.
Andrés Pérez y el Teatro Nacional Chileno
Si bien el destacado teatrista desarrolló gran parte de su carrera en el teatro callejero, en el año 2000 dirigió la obra Chañarcillo en el Teatro Nacional Chileno. Escrita por el dramaturgo Antonio Acevedo Hernández, la obra narra los sucesos en una taberna del pueblo nortino de Juan Godoy, lugar de encuentro de mineros y espacio en el que quedan al descubierto los vicios, deseos, dolores y alegrías de las clases trabajadoras chilenas.
Su puesta en escena contó con la participación de destacados artistas nacionales como Jorge “Chino” González en escenografía y vestuario, Annie Murath en la dirección vocal y también el actual diseñador y trabajador del TNCH Guillermo “Willy” Ganga en iluminación.
“Conocí a Andrés en la Escuela de Teatro de la U. de Chile y trabajamos juntos en el Teatro Itinerante y un par de meses colaboré también en La Negra Ester. Recuerdo que era amable y muy optimista, aunque no siempre existiera presupuesto para las obras que quería hacer. Fernando González lo invitó para que dirigiera Chañarcillo, y él dijo que sí a pesar de que estaba muy enfermo. Tengo la teoría de que le bajaron las defensas cuando le quitaron Matucana 100, otro de sus grandes proyectos culturales”, recuerda Willy Ganga, quien releva que Andrés Pérez “era muy coherente en su discurso político, el pueblo y la acción política lo movía en el teatro”.
Dentro del reparto de la obra se encontraba Diana Sanz, Alexis Moreno, Alexandra Von Hummel, Marco Espinoza, Julieta Figueroa, Iván Álvarez De Araya, Gabriela Banderas, Adrián Díaz, Tutti Elissegaray, Pedro Jiménez, Marcelo Maldonado y Christian Mardones.
“Andrés Pérez fue un director muy estimulante y tenía una capacidad hermosa de convocar”, recuerda la actriz Alexandra Von Hummel, quien también fue su alumna. “Era un lujo trabajar con él, era una persona hermosa que generaba un ambiente acogedor. Con él aprendí que en el teatro todo es de todos, que el teatro fertiliza y que cuando algo funcionaba era de todos. Me quedo sobre todo con su humildad, generosidad y su maravillosa gestión de posibilitar ambientes colectivos de trabajo. Su entrega siempre fue total”, asegura la actriz.
Jorge Rodríguez, productor del TNCH, también lo recuerda como un actor y creador altamente sensible, talentoso y cálido en el trato. “Andrés era muy talentoso y siempre tenía ganas de aprender. Sus trabajos se caracterizaban por su colaboratividad y por el gran sentido del espectáculo. Sus obras eran una fiesta, una alegoría que se relacionaba directamente con su constante optimismo. Había colores en sus creaciones, música, bailes. Creó una estética especial desde lo material a lo espiritual”, recuerda el productor.
Este espíritu comprometido con el teatro y su forma colectiva de trabajar, es también una de las grandes herencias y valores que destacan en medio de un sector que el 2020 y 2021 se ha visto golpeado por la tragedia de la pandemia.
“Lo que significa Andrés Pérez en el teatro es de un inmenso valor, por la visión política que tenía del trabajo en comunidad, que es algo que en estos momentos de fragilidad, necesitamos rescatar, valorar y accionar para que se extienda a toda la cultura”, dice Cristian Keim, director del TNCH.
En este Día Nacional del Teatro, cierra Keim, "el llamado es a las autoridades que han abandonado a miles de trabajadores del área cultural y teatral, para que escuchen e instalen políticas claras de ayuda directa para el sector cultural, que se hagan cargo del cierre de los teatros y de las familias y personas que viven de esto, que son trabajadores que merecen ser reconocidos como tal”.