Cada 19 de mayo se celebra el día de la Medicina Familiar con la finalidad de destacar la importancia y contribución de estos especialistas al interior de los sistemas de salud basados en atención primaria de salud. La fecha fue propuesta por la Organización Mundial de Médicos de Familia (WONCA, por sus siglas en inglés). Resulta fundamental, dados los tiempos actuales, recordar qué funciones cumplen y su importancia para los servicios y dispositivos sanitarios en el país.
Durante el siglo veinte, la medicina transitó por un camino de especialización, que facilitó el desarrollo de muchas áreas. Sin embargo, a medida que aumentaba la especialización se perdía la visión de conjunto del paciente, la interrelación de sus problemas con lo que estaba viviendo en la familia y en la comunidad. Nace entonces la especialidad de Medicina Familiar enfocada al trabajo integral, poniendo en el centro a las personas y familias, preparados para mantener la salud de las personas y las comunidades. Es una especialidad de la medicina que permite resolver, junto al resto del equipo de salud, mas del 90% de los problemas de salud de las personas que consultan en atención primaria.
Llevado a la realidad local, en nuestro país existe la formación especializada en Medicina Familiar, impartida en muchas Universidades, formando profesionales reconocidos/as por su atención clínica de excelencia en el proceso salud-enfermedad, centrada en la persona, familia y comunidad, estableciendo un vínculo con las personas y familias a través del desarrollo de habilidades relacionales efectivas. Es un profesional que incorpora las variables de contexto, determinantes de la salud y curso de vida en el razonamiento clínico, para aportar de manera óptima a las decisiones clínicas en los espacios sanitarios en los que se desempeña.
Hoy la Atención Primaria es la base del Sistema Público de Salud que sirve a más del 80% de la población. Sin embargo, tan olvidada como la Atención Primaria parece estar el o la Médico/a de Familia, especialista para ese nivel de atención. Esto se refleja en la formación de espcialistas. En nuestra Universidad de Chile, se forman miles de médicos/as especialistas, sin embargo menos de cuarenta son profesionales que llegarán a ser médicos/as de Familia. Necesitamos cambiar esta realidad.
De acuerdo con esto, resulta urgente que, el sistema de salud fortalezca la atención primaria y se haga realidad el anhelo y declaraciones del Ministerio en el sentido que esa es la base del sistema y que vamos hacia un modelo de trabajo Integral, poniendo en el centro a las personas y comunidades. Para ello es urgente que también la Universidad cambie y se renueve; que los currículum de formación académica abandonen el paradigma de enfoque biomédicos y avancen hacia un enfoque social y comunitario. La Medicina Familiar resulta crucial en ese proceso de transformaciones, relevando el rol de la medicina integral, llevando los cuidados hacia un ámbito social y territorial.