“La principal vía de contagio de COVID-19 ocurre por el aire y a través de pequeñas partículas (aerosoles), que tienen la posibilidad de permanecer flotando por horas y -por lo tanto- producir contagios aún sin estar en contacto estrecho con otra persona”. De allí la importancia de que los colegios implementen medidas de mitigación adecuadas y específicas a este modo de transmisión. Así lo propone el documento "Escuelas Seguras en tiempos del COVID-19", un trabajo elaborado por investigadores de la Universidad de Chile, pertenecientes a la Escuela de Salud Pública, al Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2, al Departamento de Geofísica y al Centro de Modelamiento Matemático (CMM), y del Centro de Desarrollo Urbano Sustentable (CEDEUS), la Facultad de Ingeniería y la Escuela de Psicología de la Universidad Católica.
Según detalla la Dra. María Soledad Martínez, Doctora en Salud Pública de la Universidad de Chile y académica de la Escuela de Salud Pública de la misma institución, el objetivo del documento es “complementar las indicaciones que ha dado el Ministerio Educación respecto del tema de la ventilación -del que ya sabemos bastante- pero aún existe en la comunidad mundial una pequeña controversia respecto de cuál es realmente el rol de la de la ventilación y la transmisión aérea del virus. Hoy nos parece que -en general- esta situación es probablemente mayor de la que habíamos evaluado en un primer momento. Podemos confirmar que efectivamente una de las causas principales de contagio es la transmisión aérea. Por eso es importante que las comunidades escolares sepan cómo cuidarse, cómo mejorar las condiciones de ventilación de sus escuelas y también ojalá que el Gobierno entregue los instrumentos que se requieren para ello, como son la entrega de buenas mascarillas que filtren adecuadamente, que esté certificadas, e incluso medidores de CO2 para los establecimientos”.
El trabajo, dirigido a la comunidad escolar (padres y madres, tutores, profesores directivos y estudiantes), presenta -en un lenguaje claro y simple- un conjunto de medidas, sustentadas en evidencia científica actualizada, para propiciar la disminución de contagios por COVID-19 y los riesgos asociados a la enfermedad. Entre ellas, se encuentran priorizar las actividades al aire libre, establecer ventilación continua y cruzada en las salas de clases y la medición de CO2 para asegurar un nivel adecuado de ventilación.
En el texto, se asegura que las escuelas -sin las medidas de mitigación al contagio aéreo- pueden propiciar eventos conocidos como superpropagación (coros, buses, salas de reuniones, etc.) que ocurren usualmente en espacios con poca o insuficiente ventilación y en presencia de muchas personas y que son fuente importante de contagios. Por eso, en interiores son necesarias otras medidas de mitigación: la ventilación que diluye la concentración de aerosoles potencialmente infecciosos y que permite cambiar el aire al interior de las salas, el uso de mascarillas que filtran las partículas al ser emitidas y filtran el aire al respirar a través de ellas, y el posible uso de filtros que procesan el aire y remueven las partículas en suspensión. Estas son acciones adicionales al uso de aforos y a la reducción del tiempo de exposición en espacios cerrados, además de la apertura considerando las condiciones de transmisión comunitaria.
La contaminación más allá de la sala de clases
El documento “Escuelas Seguras en tiempos del COVID-19” propone también recomendaciones específicas complementarias a las promovidas por el Ministerio de Educación en su documento “Abrir las Escuelas paso a paso, orientaciones para establecimientos educacionales en Fase 3 y 4”. Entre ellas, se encuentran acciones educativas y de conductas dirigidas a diferentes públicos objetivo: niños, niñas y adolescentes; cuidadores; profesores y directivos. Se agrega información para uso de monitores de CO2 y sobre Políticas Públicas dirigidas a reducir la inequidad en el retorno a clases, entre otros.
Para Wernher Brevis, Doctor de la Universidad de Chile y académico de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Católica, el documento debe tener una mirada más amplia que solo la sala de clases. “De alguna forma, se pone en discusión la necesidad de poder saber cuál es la calidad del aire que estamos respirando al interior de edificaciones o recintos cerrados. Claramente, el documento muestra la importancia que tiene la aplicación en el control de enfermedades como el COVID-19, pero también es relevante tomar acciones para prevenir otro tipo de enfermedades respiratorias y además para poder regular las concentraciones de CO2 que normalmente se dan en la sala de clase en un contexto escolar. La literatura nos indica que las altas concentraciones de CO2 están asociadas principalmente a problemas de aprendizaje y también ausentismo escolar. Aunque es difícil encontrar un lado positivo a esta pandemia, al menos nos ha dejado algunas enseñanzas, como la oportunidad de hacernos cargo de un problema que ha estado presente por mucho tiempo en nuestro país”.
En este sentido, Wernher destaca la reciente aprobación del proyecto de acuerdo del Senado, liderado por el Senador Rabindranath Quinteros, que apunta “básicamente en la dirección de tomar medidas eficientes para la ventilación en lugares cerrados para contener la expansión de la pandemia, pero también mira un poco más allá en términos de lo que significa esto para el futuro de Chile”, finaliza el ingeniero.