Problemas respiratorios y dermatológicos son los principales daños a la salud humana que provoca la contaminación atmosférica. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), cerca de 600 millones de personas se encuentran expuestas frecuentemente a las concentraciones de contaminantes por industrias en América Latina, significando el 23% de las muertes mundiales.
En Chile esta situación no es diferente, pues el 12% de las muertes anuales se deben a factores ambientales modificables. De hecho, alrededor del 60% de la población se encuentra expuesta a concentraciones de material particulado superiores a lo permitido por la regulación ambiental, causando cerca de 3.000 hospitalizaciones y 4.500 defunciones cada año. Ante esta situación, especialistas del Programa Transdisciplinario en Medio Ambiente (PROMA) U. de Chile, destacan la urgencia de tomar medidas para fomentar la acción intersectorial y crear ambientes más saludables que mejoren la calidad de vida de manera sostenible.
Respirando contaminación: ¿Se acabará?
El Instituto de Salud Pública de Chile define la contaminación atmosférica como cualquier sustancia concentrada por sobre su nivel normal en el aire, que cause efectos negativos en las personas, animales y vegetación. A nivel nacional, son múltiples las actividades humanas que influyen en los niveles de emisión contaminantes, tales como el transporte, las industrias e, incluso, el uso de calefacciones en el hogar. Las condiciones meteorológicas también juegan un rol en este problema y éstas se han visto afectadas por el cambio climático.
Para el Académico de la Facultad de Ciencias y miembro de PROMA, Carlos Manzano, resulta importante no sacar conclusiones apresuradas. “Se ha hablado sobre la disminución de la contaminación a causa del confinamiento, sin embargo, esto también se debe a que las lluvias aumentaron en la Región Metropolitana. Uno de los grandes errores que podemos cometer es el generalizar, pues la contaminación intradomiciliaria está capturando gran atención, pues el espacio es menor, lo cual provoca menor dispersión de los contaminantes que pueden ser productos de limpieza, calefacción y polvo, entre otros”, comentó.
Por su parte, la Académica del Instituto de Salud Poblacional de la Facultad de Medicina y miembro de PROMA, Karla Yohannssen, manifestó que “la exposición de concentraciones muy altas en el corto plazo causa efectos agudos, como la irritación de las vías respiratorias, obstrucción, disminución de la función pulmonar, tos, efectos cardiovasculares, entre muchos otros. También existen las exposiciones a concentraciones bajas de contaminantes durante mucho tiempo (a largo plazo), lo cual se ha demostrado que produce efectos crónicos en los sistemas respiratorios, cardiovascular y la aparición de algunos cánceres. Además, existen grupos más susceptibles a estos efectos, por ejemplo, niños, adultos mayores, personas con enfermedades de base, embarazadas y las comunidades de menores ingresos. Lamentablemente, la contaminación y sus efectos presentan una distribución desigual”.
Recomendaciones frente a la contaminación
A pesar de que diariamente la atmosfera terrestre se esfuerza por volver a su equilibrio natural a través de la eliminación de sustancias contaminantes, las estaciones de monitoreo chilenas registraron que más del 70% de los valores de material particulado fueron superiores a la normativa diaria nacional, impidiendo su eliminación natural.
La profesora Karla Yohannssen hace un llamado a garantizar el derecho de vivir en un ambiente saludable, que permita el pleno desarrollo del ser humano, los seres vivos y el ecosistema completo. “Las normativas ambientales debieran ser más exigentes y alinearse con las recomendaciones realizadas por la OMS, en especial porque el objetivo es proteger la salud de la población. De todas formas, si lo anterior no sucede, el Estado debería velar y actuar para que los valores normativos actuales se cumplan, generando acciones preventivas y no reactivas. Actualmente vivimos un proceso constituyente que representa una gran oportunidad en la academia y la sociedad civil para posicionar el medio ambiente como un eje central”, indicó.
Por su parte, el profesor Carlos Manzano añadió que “como Universidad de Chile nos hemos esforzado en reforzar y realizar recomendaciones que apoyen el quehacer estatal. Continuaremos expandiendo nuestro conocimiento para lograr el entendimiento colectivo sobre lo que se considera contaminación, mejorando la educación en la materia y previniendo su peligrosidad”.
Finalmente, la coordinadora de la Unidad de Redes Transdisciplinarias de la VID, Jaqueline Meriño, concluyó que "la contaminación atmosférica, al igual que tantos otros problemas complejos, requiere la integración de múltiples miradas desde una perspectiva inter y transdisciplinaria. En la actualidad hay distintos acercamientos y no son sólo disciplinares, si no en el relato que se tiene del mismo fenómeno: la expansión urbana, la variabilidad hidroclimática, los efectos en las zonas de sacrificio o la discusión sobre políticas públicas de mitigación o mejoras, son sólo parte del gran abanico de visiones que convergen en esta discusión. La misión desde la Universidad es construir espacios de dialogo que recojan esa complejidad, integrando lecturas que ayuden a gestionar y desarrollar nuevas estrategias para los investigadores, los tomadores de decisión y la comunidad".