La pandemia cambió totalmente la forma en que niños, niñas y adolescentes accedían a la educación. A un año y medio de la educación en cuarentena, diversos estudios dan cuenta de los efectos que ha generado el cierre de las salas de clases en la formación y en la vida de los escolares. Dos de ellos han sido el Diagnóstico Integral de Aprendizajes (DIA), desarrollado por la Agencia de Calidad de la Educación, y el estudio "Vida en Pandemia", impulsado por la Universidad de Chile para monitorear el impacto de la emergencia sanitaria en la población, cuyos resultados fueron analizados y debatidos en el encuentro “Educación en cuarentena: Lecciones del 2020 para la toma de decisiones”, organizado por el Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (COES) y el Núcleo Milenio en Desarrollo Social (DESOC) este viernes 18 de junio.
La instancia, en la que también se conoció la experiencia de apoyo remoto a estudiantes vulnerables realizado por la Fundación Crecer Con Todos, permitió abordar las razones del desigual deterioro de la educación en el contexto de la crisis sociosanitaria, la respuesta del Estado para enfrentar este escenario y las medidas que la autoridad tomará frente a un posible retorno a clases o la continuidad de la educación a distancia. En esta materia, Irma Palma y Fabián Duarte, investigadores de Vida en Pandemia, plantearon el deber del Gobierno de realizar un diseño de la educación pensando en la continuidad de la modalidad a distancia mientras las circunstancias sanitarias no mejoren, ya que la tesis del retorno a clases ha producido incertidumbre y tensiones en las comunidades escolares. Por su parte, Loreto Iglesias, directora ejecutiva de la Fundación "Crecer Con Todos", destacó la necesidad de medidas que permitan orientar a las comunidades escolares en el contexto remoto.
La educación en cuarentena
Gabriela Cares, jefa de la División de Estudios de la Agencia de Calidad de la Educación, presentó algunos de los resultados del Diagnóstico Integral de Aprendizajes (DIA), desarrollado entre marzo y abril del presente año en 7 mil colegios del país, estudio que advirtió que los estudiantes entre sexto básico a cuarto medio no alcanzaron el 60 por ciento de los contenidos necesarios en lenguaje y no superaron el 47 por ciento en matemática. Gabriela Cares explicó que el instrumento, junto con evaluar los aprendizajes en estas áreas, permitió diagnosticar el bienestar socioemocional de los estudiantes.
En su presentación, destacó que “90 por ciento de los estudiantes de 3° y 4° medio considera que el confinamiento y la educación remota afectaron negativamente su aprendizaje” y que “en concordancia con lo anterior, en todos los grados evaluados, la gran mayoría de los estudiantes se manifestó motivado con volver a clases presenciales”. Por otra parte, indicó que “más de la mitad de los estudiantes entre 4° y 6° básico señaló que le gustaría que sus profesores les pregunten por cómo han estado durante la crisis sanitaria, especialmente, los estudiantes más vulnerables”. Por esta razón, enfatizó la importancia de monitorear esta dimensión y generar acciones para orientar a las escuelas.
Respecto a los resultados en educación de Vida en Pandemia, Irma Palma destacó -entre otros aspectos- que el estudio identificó que un “68 por ciento de los padres, madres o cuidadores responde que sus niños y niñas han aprendido menos o mucho menos” e indicó que se visibilizó una visión más crítica con la educación en este contexto entre personas con hijos o hijas en escuelas particulares pagadas. Por otra parte, señaló, “un 68 por ciento de los estudiantes del primer ciclo experimentaría alguna dificultad con el hecho de estudiar a distancia”. Además, detectó brechas importantes, a nivel socioeconómico y por tipo de establecimiento, asociadas a las condiciones materiales frente a la educación remota, principalmente el acceso a internet y a dispositivos informáticos.
Loreto Iglesias, directora ejecutiva de Fundación Crecer con Todos –un programa que ofrece una metodología a escuelas para motivar el goce por la lectura en niños y niñas- advirtió que “antes de la pandemia 6 de cada 10 niños no leía o no entendía lo que leía en cuarto básico y todo dice que después de la pandemia será aún peor, pues se espera que 3 de cada 4 estudiantes no va a tener las competencias que se esperan en su nivel”. Frente a esta profundización de la crisis educativa, señaló, “la Fundación rápidamente tomó medidas y, asumiendo que los niños y niñas solo podían acceder a teléfono celular, implementamos un programa en ese dispositivo para potenciar el trabajo con los estudiantes, las escuelas e incorporando a las familias en el proceso. Para ello generamos aplicaciones para que los niños jugaran aprendiendo, creamos audio libros, recursos amigables para llegar a las escuelas. El nivel de respuesta semanal fue de 40 por ciento, el desafío para 2021 ha sido incorporar al 60 por ciento que no participaba”.
Rol del Estado
Irma Palma, quien es además académica de la Facultad de Ciencias Sociales de la U. de Chile, planteó que no se puede relacionar de manera directa y simple el cierre de las escuelas con consecuencias en el bienestar y aprendizaje de niños, niñas y adolescentes. “Creo que la pregunta central es qué hizo o dejó de hacer el Ministerio, no es el perjuicio del cierre de las escuelas, es el perjuicio de lo que se hizo o no se hizo a partir del cierre de las escuelas. Fue un cierre que además vino de la sociedad, no del Ministerio, por eso siempre ha estado centrado en el retorno. Cómo se ajusta eso es central en lo que viene. Una segunda pregunta, es cómo interpreta el Ministerio este fracaso parcial que ha tenido, si lo interpreta como un problema de diseño o si lo interpreta como fruto de una resistencia de la sociedad. Si lo hacemos como fruto de una resistencia, el punto es cómo se enfrentó la resistencia y por qué al sistema universitario no le ocurrió”, comentó.
Fabián Duarte, académico de la Facultad de Economía y Negocios de la U. de Chile y director del Núcleo Milenio en Desarrollo Social (DESOC), agregó que en Vida en Pandemia fue posible apreciar que el nivel socioeconómico no afectaba tanto el aprendizaje. “Lo que era importante, y tenía una alta correlación con el aprendizaje, era el apoyo socioemocional, sentirse acompañado por sus profesores y tener relaciones con sus compañeros. Eso hacía que la percepción del apoderado, papá o mamá, fuera que el niño o niña estaba aprendiendo y veía menos dificultades”. En este sentido, sobre qué hacer en adelante, planteó que el foco debe ser aprovechar lo aprendido en este período de educación no presencial. “Creo que el soporte emocional es clave en esto, como lo mencionó Irma en los resultados de Vida en Pandemia, donde nos dimos cuenta de que el soporte de los profesores es importante. Pero hay que darle soporte a ellos también, creo que por ahí van las claves”, sostuvo.
Loreto Iglesias, en tanto, sostuvo que “un aprendizaje de la experiencia de 2020 es la necesidad de motivar a los docentes, cuya carga laboral es diferente, capacitarlos en el uso de herramientas para la enseñanza a distancia para lograr llegar a las familias”. Agregó también que “se requiere un trabajo intensivo de nivelación para que los niños puedan ir avanzando, aunque sea a distancia, y hay que cambiar el currículo que estaba pensado para segundo básico y tomar lo que no se logró el año anterior, nivelarlo y después seguir avanzando, para que así las brechas no sean irreversibles". Por último, planteó que lo más importante es idear un plan nacional de cómo abordar la vuelta a clases, para que tenga un sentido, y la necesidad de orientaciones claras a las comunidades escolares por parte de la autoridad.
Valentina Paredes, Investigadora del COES y DESOC y académica de la Facultad de Economía y Negocios de la U. de Chile, valoró el aporte de estas experiencias que entregan un diagnóstico de la educación en cuarentena, pero advirtió de las limitaciones que cada una de ellas tiene para tener una apreciación de la realidad y señaló que es necesario tener cuidado con la lectura de los resultados. “Si no tenemos un punto de referencia bien claro, puede que estemos evaluando de forma distinta, (respecto a) qué es una perdida de aprendizaje”, señaló.