“El Código Civil chileno es una de aquellas obras que inmortalizan al sabio que las elabora y que honran al país en que se producen. Diversas naciones americanas lo han tomado por modelo al hacer la codificación de sus leyes. Nuestro Código Civil es justamente apreciado no solo en América, sino también en Europa”. Ya en 1885, el autor de este párrafo, el académico Miguel Amunátegui Reyes, catapultaba la obra de Andrés Bello, como uno de los hitos más importantes en la historia del país y un ejemplo para el resto del mundo.
166 años después de su creación, el Código Civil ideado por el jurista venezolano nacionalizado chileno no ha visto mermado su estatus. Aunque ha sufrido modificaciones, el documento sigue vigente en el país, regulando la vida familiar, laboral y legal de las y los chilenos. Argentina, en tanto, uno de los países que lo adoptó como uno de los modelos para su propio código de 1871, lo derogó recién en 2015.
Los orígenes de ambos documentos en el siglo XIX y sus particulares devenires son los temas centrales del foro internacional que este miércoles 7 de julio inaugurará la exposición virtual “Pensar la Civilidad desde los Códigos: Cruces y Diálogos entre Argentina y Chile”, organizada por el Museo Histórico Sarmiento, dependiente del Ministerio de Cultura de la Nación Argentina, y el Archivo Central Andrés Bello de la Vicerrectoría de Extensión y Comunicaciones de la Universidad de Chile.
La institución trasandina -que conmemora 150 años del Código Civil redactado por el abogado Dalmacio Vélez Sársfield, por encargo del entonces presidente Domingo Faustino Sarmiento- extendió la invitación al núcleo patrimonial de la U. de Chile, que resguarda el acervo de Andrés Bello, para colaborar con fotografías, documentos históricos, mapas conceptuales y audios explicativos reunidos en una sala virtual especialmente diseñada para esta ocasión.
Por otra parte, en dos semanas más, el Museo Sarmiento en Buenos Aires abrirá sus puertas con aforo reducido y todas las medidas sanitarias para una versión presencial de la misma muestra. “Aunque haya sido modificado, es importante recordar estos momentos hitos en estos territorios, cuando se estaban conformando nuestros Estados Naciones”, señala Virginia Fernanda González, directora del Museo Sarmiento.
“Tanto Dalmacio Vélez como Andrés Bello toman el código francés de Napoleón como base. Es una época en la que hay mucha circulación de códigos que se están comparando. El de Bello es conocido por su precisión jurídica y el de Dalmacio, la verdad es que estaba muy bien redactado. Se intentó cambiar desde 1938, y recién en 2015 pudo derogarse a nuestro actual Código Civil Comercial de Argentina”, agrega González.
Si bien, en ese entonces, Argentina seguía los pasos de Chile en la redacción del Código Civil, cuestión que logró catorce años después, lo cierto es que con el tiempo fue nuestro país quien fue quedando atrás respecto a las modificaciones que la realidad social comenzaba a exigirle al documento escrito, muchas de ellas relativas a temas como los derechos de la mujer, las relaciones de pareja y de familia.
En ese sentido, y tomando en cuenta el actual proceso constituyente para redactar una nueva Constitución, este foro busca levantar la pregunta ¿Es necesario también cambiar totalmente el Código Civil chileno?
“Queremos plantear esta reflexión que es muy contingente”, afirma la directora del Archivo Central Andrés Bello, Alejandra Araya. “¿Estoy de acuerdo con el modelo de familia que instauró el Código Civil?, ¿es suficiente una ley que modifique el matrimonio entre personas del mismo sexo o hay que ir más allá? El código define cuando empieza y cuando termina jurídicamente una persona, establece cómo nos relacionamos entre unos y otros, los grados de libertad, de dependencia y autonomía. Está tan imbricado en nuestro día a día que no percibimos hasta qué punto nos articula”, plantea.
La inquietud no es nueva en la historiadora. Desde enero pasado, que Araya lidera un grupo de reflexión dentro de la U. de Chile, con académicas de distintas disciplinas -derecho, filosofía, historia, salud y psicología- con la idea de debatir y repensar el Código Civil con perspectiva de género.
Una de las integrantes del grupo, la abogada y académica de la U. de Chile, María Agnes Salah, será parte del foro virtual internacional de este miércoles, junto a la abogada de la Universidad de Concepción, Lilian C. San Martín. Por la parte argentina, en tanto, participarán el abogado de la Universidad de Buenos Aires, Juan Carlos Balerdi, la abogada de la Universidad Católica de Argentina, María Rosario Polotto, y la Doctora en Derecho de la Universidad de Buenos Aires, Viviana Kluger.
La actividad será transmitida por las redes del Archivo Central Andrés Bello y del Museo Sarmiento, a las 17 horas Chile y 18 horas Argentina. Los moderadores serán la historiadora Alejandra Araya y el investigador del Museo Sarmiento, Rodolfo Giunta.
Mujer y Código Civil
Si bien hasta mediados de los años 40 el devenir de los códigos civiles chileno y argentino había sido similar, con modificaciones en temas como sufragio femenino y ley de adopciones, en este siglo nuestro país vecino experimentó un salto trascendental en temas de apertura social. Es así como en los últimos años, antes de la modificación total de su código, promovió leyes como el matrimonio igualitario (2010), de identidad de género (2012) y de interrupción voluntaria del embarazo (2020).
Para Alejandra Araya, estas diferencias tienen que ver con “esta idea de un país conservador, muy temeroso al cambio, muy temeroso a lo diferente”, y donde la percepción de la mujer es aún la de “un ser desvalido que debe ser protegido por sobre todo. No se nos piensa como sujetas de derechos, estamos infantilizadas”.
Sin embargo, la reticencia a derogar el Código Civil también tiene que ver con la legitimación que aún goza el legado de Andrés Bello y que -por cierto- es resguardada por el Archivo Central que lleva su nombre, pero que al mismo tiempo pone en tensión. “En esta exposición planteamos cómo la figura del jurista y su código se han convertido en monumentos en sí mismos. Como historiadora social, cultural y feminista creo que es importante debatirlo”, dice Araya.
Por otro lado, una de las características que se le reconoce al Código Civil chileno es haber sido discutido, durante su proceso de redacción, a través de la prensa, por iniciativa del propio Bello, mientras que el Código Civil argentino fue votado a libro cerrado.
Según Virginia González, a pesar del cambio de código aún queda mucho que hacer en Argentina: “en los discursos hay carencias, en el trabajo, aún hay mucho maltrato contra la mujer; son cambios de conciencia que van sucediendo poco a poco”, afirma y advierte que en el caso de Chile el actual proceso constituyente puede ser la puerta de entrada para otras modificaciones legales.
“Cambiamos nuestra Constitución a fines del siglo XX y 15 años después se modificó el Código. Puede ser que para ustedes este cambio constitucional sea el puntapié para modificar el código, ojalá se pueda. No está mal lo que hizo Andrés Bello, pero hoy la época exige otras visiones”, resume la directora del Museo Sarmiento.