Gestión estratégica, marketing e investigación de mercados son las áreas de especialización de Sergio Olavarrieta, académico de la Facultad de Economía y Negocios (FEN) que se sumó a la Rectoría de la profesora Rosa Devés como vicerrector de Asuntos Económicos y Gestión Institucional. La nueva autoridad de la VAEGI, ingeniero comercial de la Universidad de Chile y Ph.D. en Administración de Negocios por la Universidad de Georgia, es Profesor Asociado del Departamento de Administración de la FEN y se ha desempeñado en esta unidad académica como director del Doctorado en Administración de Negocios, vicedecano (2014-2018), director de la Escuela de Postgrado (2010-2014) y director de la Escuela de Economía y Administración (2002-2006).
A partir de esta vasta experiencia, el profesor Olavarrieta espera contribuir a que “la Universidad siga siendo un actor muy relevante en los próximos 5 y 10 años, pero también a 50 o 100 años”. Para ello, plantea que uno de los objetivos fundamentales es trabajar por la sustentabilidad económica de la institución para hacer posible los sueños académicos y su responsabilidad con la sociedad. En lo inmediato, destaca la necesidad de agilizar los procesos internos, “y pensar bien qué procesos realmente tienen un sentido, cumplen un rol, y cuáles en realidad son a veces autodefinidos. Porque hay algunas reglas desde la legislación externa que uno podrá revisar y discutir, pera hay otras que nos hemos definido nosotros que quizás tuvieron una razón de ser y ahora ya no lo tienen y limitan en vez de ayudar el funcionamiento y desarrollo de la Universidad”.
- ¿Cuáles son los principales desafíos que observa en el desarrollo de su gestión como vicerrector?
Uno puede dividirlo en dos ámbitos. El primero es ayudar a que el funcionamiento de la Universidad sea el mejor posible, en el día a día. Lo otro es una mirada de más largo plazo, más estratégica. Las Universidades hoy están en tensión respecto a sus roles y se están enfrentando en sus distintas dimensiones, no solo en Chile, sino en el mundo. Por otra parte, hay una presión de la sociedad respecto a lo que tiene que entregar una Universidad. En esa línea, lo que nosotros queremos es aportar para que la Universidad siga siendo un actor muy relevante en los próximos 5 y 10 años, pero también a 50 o 100 años. En este tipo de cargo, uno siempre debe estar mirando lo que pasa en el día a día y tratar de mejorarlo, pero también hay que ver el horizonte a largo plazo, y compatibilizar estos sueños académicos, esta responsabilidad con la sociedad, con algo que tenga un sustento económico, que le permita viabilidad.
- ¿Qué objetivos concretos se ha planteado para su gestión?
Una tarea permanente que también ha sido abordada por las vicerrectorías anteriores tiene que ver con la agilización de procesos. Creo que mucho de ello depende de nosotros, de la Universidad. Debemos pensar bien qué procesos realmente tienen un sentido, cumplen un rol, y cuáles en realidad ya no tanto. Hay algunas regulaciones desde el Estado y desde la legislación que nos afectan y que uno podrá revisar y discutir, pero hay otras que nos pusimos nosotros que tenían quizás una razón de ser y que ahora ya quizás no la tienen y limitan nuestro accionar. Además, ahora existen recursos tecnológicos que pueden ser incorporados crecientemente para mejorar la gestión universitaria. Nos gustaría avanzar en algunos procesos que afectan a muchos usuarios para devolver tiempo a decanos, vicedecanos, profesores, directores, profesionales y personal de colaboración para hacer cosas más centrales de su quehacer.
- ¿Cómo se proyecta la institución en base al restringido financiamiento que entrega el Estado?
Un aspecto positivo que se ha instalado es que si la Universidad cumple un rol y funciones que le pide el Estado de Chile, el financiamiento debe ser más o menos consistente con eso. Pero, al mismo tiempo, hay que tener una mirada de realismo. Las distintas unidades de la Universidad también han desarrollado ciertas capacidades que le han permitido tener un financiamiento adicional, que en muchos casos ha permitido que la institución siga operando razonablemente y de manera competitiva a nivel nacional e internacional, pero -al mismo tiempo- les ha permitido así acercarse a problemáticas y desafíos que tiene la sociedad. Es importante señalar también que, en esta realidad, una de las dificultades que ha enfrentado la Universidad, y que es importante señalar, son las restricciones que se le imponen como institución pública, que no son las mismas que se aplican a otras instituciones. El problema es que no solo tiene que competir por recursos, sino que además tiene que competir en condiciones que no son las mejores. Hay restricciones legales, de control, que otras instituciones no enfrentan. Es como salir a correr una maratón con un peso encima que los otros competidores no tienen.
- Durante la Rectoría anterior se impulsaron diversos proyectos en infraestructura. ¿Cuáles serán las prioridades de esta gestión en ese ámbito?
Respecto a los proyectos que están en construcción, obviamente tenemos que conducirlos hacia su finalización acorde a las necesidades, sobre todo en cuanto al uso que tendrán estos espacios por parte de los usuarios. Dentro de lo posible, es importante compatibilizar requerimientos y presupuestos, apuntando a que la experiencia final de su uso sea la más adecuada. Debemos consolidar los avances que han significado los proyectos de infraestructura desarrollados y los que están en ejecución. Lo otro que es muy importante es tratar de utilizar los recursos lo mejor posible para fortalecer la operación de las unidades académicas. Hay que cumplir con las necesidades o requerimientos básicos para que cada campus funcione de una buena manera, observar qué es lo que se necesita en cada espacio para que las personas tengan una experiencia acorde a la calidad que uno esperaría de una institución como la Universidad de Chile. Desde mi punto de vista, debería ser una de nuestras prioridades y avanzar en ello en pos del bienestar de los integrantes de la comunidad universitaria y consistente con un plan de mediano plazo. Para esto es importante un conocimiento de primera mano de esa infraestructura y sus usos.
- Una de las principales inquietudes institucionales es la desigualdad económica existente entre unidades académicas. ¿De qué manera enfrentarán este problema?
Desde un punto de vista de la infraestructura y calidad de vida, tiene que haber un cierto piso para desarrollar las actividades académicas. Por alguna razón, que es importante quizás revisar, a pesar de la significativa inversión que se ha hecho, eso no está totalmente resuelto y es necesario avanzar en ello, es uno de los elementos prioritarios. Por otra parte, tenemos que implementar de manera responsable y con un financiamiento consistente, una serie de compromisos asumidos, como el reglamento de remuneraciones, siempre con la mirada puesta en retener y atraer el talento que la Universidad requiere para desarrollarse. Y eso tenemos que compatibilizarlo con el presupuesto de la Universidad, cuyos ingresos dependen de nuestras actividades centrales en pregrado y posgrado, proyectos de investigación, y de actividades como la educación continua o la venta de servicios. También incide la situación financiera de algunas unidades que es necesario estabilizar. Este equilibrio es crítico, además, en el contexto de complejidad económica que uno avizora en el entorno local y global.
- A propósito del escenario económico nacional e internacional. ¿Cómo este afecta a nuestra institución?
Que estemos en un escenario de inflación es complicado en términos presupuestarios, y si sigue la incidencia de factores internacionales (guerra, cierres de economías, menor crecimiento global) esto requerirá de un par de años para revertirse y puede impactar algunas fuentes de ingresos. Pese a este contexto, si bien el presente es complejo, esta es una institución que va a cumplir 180 años y hay que sobrellevar este escenario con una perspectiva de largo plazo y optimista. La Universidad necesita tener una idea de un horizonte a futuro, una mirada estratégica y que le permita alinear esfuerzos para su desarrollo académico y no solamente estar pensando en el día a día o en el próximo año. Una institución como está tiene que estar mirando a 10, 20, 50 años, y eso en parte es responsabilidad nuestra, no solo con la Universidad sino que con Chile.