Cuando hablamos de naturaleza, generalmente se nos viene a la mente elementos que componen su flora y fauna, pero muchas veces la gente olvida a los organismos que componen el Reino Fungui. Así lo indica la profesora del departamento de ciencias ecológicas de la Universidad de Chile, Julieta Orlando, quien reconoce globalmente alrededor de 100 mil especies de hongos descritas. Una cantidad que podría ser incluso mayor, dado que siguen existiendo especies de hongos que siguen sin ser descubiertas. “Podríamos hablar de un numero de más de un millón probablemente, proyectadas como integrantes de los ecosistemas”, indica.
Aquello es respaldado por diversos descubrimientos de especies de hongos en Chile. Este es el caso del Circinella lampensis, encontrado el 2020 por investigadores del Instituto de Ciencias Biomédicas (ICBM) de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile. Este hallazgo no es el primero en el país, de acuerdo al investigador del ICBM, Dr. Eduardo Álvarez-Duarte, quien hace mención al descubrimiento en 2014 de la Lomentospora valparaisensis en la región de Valparaíso. “La verdad es que nosotros estábamos buscando otra cosa en estas cuevas y cavernas que tenemos acá en Chile y nos encontramos con este hallazgo. Hicimos todas las pruebas y apareció en microscopio un hongo que era diferente a lo que conocíamos. Por ese motivo, le colocamos el nombre de especie en honor a Lampa, que es la zona donde lo encontramos, Lampensis. Ahora estamos pronto a publicar dos hallazgos más de la zona precordillerana", adelanta el académico.
Sin embargo, no hay que buscar mucho para encontrar hongos. En la mayoría de hogares chilenos este se usa en su forma de levaduras o, como indica el profesor de la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacéuticas, Luis Puente Díaz, de manera comestible, como es el caso del Agaricus Bisporus. “Hay varios hongos comestibles que se pueden encontrar en nuestro mercado. Por otra parte, hay hongos más propios de la zona sur, pensemos en los Hongos ostra”, plantea.
Sin embargo, los hongos también pueden significar un riesgo. Así lo advierte la profesora de la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacéuticas, Cielo Char, quien comenta que los alimentos que pasan un largo tiempo almacenados, como cereales o frutos secos, en determinadas condiciones pueden producir unas toxinas llamadas micotoxinas. “Estas micotoxinas si bien la cantidad presente en alimentos es baja, estas se van metabolizando en el organismo y pueden llegar a ejercer un efecto toxico a largo plazo”, indica.
Pero la relevancia de estos organismos alcanza múltiples otros planos, con usos que van desde la medicina hasta la minería. Esta importancia, para especialistas como Julieta Orlando, reafirma la necesidad de su conocimiento y conservación, especialmente de aquellas especias propias de este país. “Si se perdieran de nuestro territorio no estarían presentes en ningún otro ambiente, entonces se perdería de nuestra biodiversidad global”.
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