Con la colaboración de docentes del Dpto. de Promoción de la Salud de la Mujer y el Recién Nacido

Estudiante de Diseño crea nuevo simulador de lactancia materna

Estudiante de Diseño crea nuevo simulador de lactancia materna
El simulador creado por Camila Mery es el fantoma de cuerpo completo de un recién nacido, con un peso que si bien no es el real sí ejerce suficiente resistencia al ser tomado, flexible para su manipulación y adaptación a las mejores posiciones para amamantar, y que puede abrir la boca para enseñar su acople al pecho materno.
El simulador creado por Camila Mery es el fantoma de cuerpo completo de un recién nacido, con un peso que si bien no es el real sí ejerce suficiente resistencia al ser tomado, flexible para su manipulación y adaptación a las mejores posiciones para amamantar, y que puede abrir la boca para enseñar su acople al pecho materno.
Durante el escaneo del simulador para intubación
Durante el escaneo del simulador para intubación
Camila Mery cree que el costo de producción de este simulador puede ser muy inferior al de fantomas de baja complejidad de uso similar, cuyo valor llega a los ocho millones de pesos, lo que facilitaría su adquisición y uso a nivel académico y asistencial.
Camila Mery cree que el costo de producción de este simulador puede ser muy inferior al de fantomas de baja complejidad de uso similar, cuyo valor llega a los ocho millones de pesos, lo que facilitaría su adquisición y uso a nivel académico y asistencial.
Profesora Janet González
Profesora Janet González
La creadora del simulador y estudiante de Diseño, Camila Mery
La creadora del simulador y estudiante de Diseño, Camila Mery

La futura diseñadora Camila Mery desarrolló este innovador simulador de baja complejidad para su proyecto de título en la Pontificia Universidad Católica, luego de adentrarse en la importancia y beneficios de la lactancia materna gracias a su hermana, estudiante de la carrera de Obstetricia. Motivada por las complicaciones que puede tener este proceso para las madres, se acercó al cesfam de su comuna, Calera de Tango, cuya matrona le confirmó que “es un problema invisibilizado y que muchas mujeres no lactan a sus hijos por desconocimiento o porque tienen alguna complicación que las hace desistir”, señala.

Pero, además, se dio cuenta de una contradicción: “pude ver que desde las madres hay mucho interés por educarse en este tema y, por otro lado, que desde entidades públicas y privadas hay instancias para informar. Entonces no comprendía por qué, existiendo interés y opciones para aprender, sigue habiendo niveles muy altos de abandono de la lactancia. Así inicié mi investigación”.

Luego de asistir a distintos talleres tanto en el consultorio comunal como en otras organizaciones, “pude detectar que hay un denominador común, que es el tipo de formación que se entrega a las embarazadas y a las madres, y que es el mismo que ocurre en colegios y universidades: la enseñanza vertical, donde hay un docente o un profesional de la salud que expone y una persona que escucha. No hay una interacción en la que la madre participe, entonces toda esta información no trasciende; además, hay que pensar que ella está pasando por un proceso físico, emocional y hormonal bastante fuerte, en el cual tiene muchas preocupaciones, entonces esta enseñanza teórica puede perderse. Y así, cuando la mamá ya tiene a su bebé, no cuenta con lo que le informaron”.

De esta manera, se adentró en cómo se educa en el área de la salud y conoció el uso de simuladores, “y comencé a estudiar cómo podría simular el proceso de lactancia, para que las embarazadas lo conozcan antes de tener a sus hijos, con calma y experimentando, sin que lo vivan por primera vez cuando nace la guagua, quitándole así componentes como el estrés, la preocupación y el llanto”. 

Formación a madres y a futuros profesionales

Su contacto con la Escuela de Obstetricia fue a través de la profesora Janet González, encargada del área de Neonatología, a quien se dirigió para aprender respecto de la morfología del recién nacido y conocer los materiales de simulación. “Pero no tenemos un simulador específico para lactancia; de hecho, lo más cercano que pudimos mostrarle fue el que usamos para enseñar intubación, para que pudiera ver las estructuras de boca y garganta, pero que no se usa para enseñar a amamantar”, dice la docente.

“Así vimos distintas maneras de representar al recién nacido, identificando qué es lo indispensable para enseñar la lactancia, y en esta colaboración detectamos que lo fundamental es el acople correcto entre el bebé y el pecho de la madre. Si no se hace bien surgen múltiples problemas, tanto del proceso como emocionales, por lo que consideramos que lo más relevante era que el simulador pudiera abrir la boca para poder enseñar bien a amamantar”, agrega Camila.

Con el apoyo de su profesor tutor, Iván Caro Pinto, fotografió y escaneó los simuladores en uso para luego diseñar e imprimir en 3D las piezas para armar un cráneo de mandíbula inferior abatible, de modo que pudiera “abrir” su boca, la cual contiene una “lengua” de silicona. Recubrió esta cabeza con una máscara del mismo material, que se sujeta al cráneo con imanes, lo que permite su remoción para facilitar la enseñanza; e igualmente creó el resto del cuerpo, con articulaciones en brazos y piernas para otorgarle movilidad, el cual rellenó con arroz con el fin de darle un peso apropiado para su manipulación.   

El resultado es un fantoma de cuerpo completo de un recién nacido, con un peso que si bien no es el real sí ejerce suficiente resistencia al ser tomado, flexible para su manipulación y adaptación a las mejores posiciones para amamantar, y que puede abrir la boca para enseñar su acople al pecho materno.

“Luego de que la profesora González, junto a las profesoras Francisca Merino, María Cecilia Sanhueza y Carolina Ramírez, también de su unidad, aprobaron este prototipo, pude probarlo con usuarias del cesfam de Calera de Tango durante un taller de lactancia que imparte la matrona, quien explicó a las embarazadas las mejores posiciones para hacer el acople y luego les pasó el simulador para que pudieran practicar. También diseñé un sostén con pezonera para que pudieran ponérselo y probar el acople con el fantoma; así les quedó mucho más claro todo. Fue muy emocionante, porque incluso noté que estaban más relajadas, con más confianza para practicar y hacer preguntas, por lo que también tuve muy buena retroalimentación para hacer mejoras”, explica la estudiante.

“Fue muy emocionante ver cómo lo recibieron, porque creo que es un aprendizaje que, si bien parece sólo un pequeño cambio, estoy segura de que va a ser un aporte importante cuando las mamás ya tengan a sus guaguas. Para mí identificar y contribuir a evitar problemas en este período tan lindo de la vida ha sido muy importante y es parte del por qué quiero ser diseñadora: para generar este tipo de cambios”, sentencia.

Por su parte, la profesora González añade que este tipo de simuladores podría utilizarse, además, en la formación de pregrado de futuras matronas y matrones, de manera de fomentar la lactancia materna y evitar los problemas físicos y emocionales que llevan al desestimiento en este proceso. “El prototipo que diseñó Camila es muy innovador como un primer paso. Pienso que no solo serviría para estudiantes de pregrado, sino que efectivamente para colegas que se dedican al fortalecimiento de la lactancia, tanto en talleres de este tema como en la consulta respectiva a nivel domiciliario, y nos daría una buena partida inicial para mejorar efectivamente en el ámbito de los cuidados del recién nacido y el fortalecimiento de la lactancia materna, pensando que en Chile tenemos indicadores de exclusividad de este tipo de alimentación a los seis meses de vida que son bajos para lo esperado. Incluso creo que puede contribuir a la formación de profesionales de la salud que también se desenvuelven en el área neonatal, como son nutricionistas, enfermeras, médicos, fonoaudiólogos y terapeutas ocupacionales, para enfrentar mejor diversas condiciones que afectan la lactancia, como puede ser el caso de recién nacidos con labio leporino o de prematuros que deben ser hospitalizados, situaciones en las que se debe enseñar a las madres a poder instalar una nueva lactancia”.

Por último y pese a no tener estimaciones detalladas del costo de producción de este simulador, Camila Mery cree que puede ser muy inferior al de fantomas de baja complejidad de uso similar, cuyo valor llega a los ocho millones de pesos, lo que facilitaría su adquisición y uso a nivel académico y asistencial.