Gladys Moreno Pacheco recuerda como si fuera ayer el día que ingresó por primera vez a la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacéuticas de la Universidad de Chile con 24 años de edad. Fue el 1 de diciembre de 1987. “Entré a hacer la práctica y después me ofrecieron seguir trabajando”, cuenta. Primero se desempeñó en Almirante Simpson en el Área de Contabilidad, de la entonces Dirección Económica y Administrativa. “Tuve buenos compañeros. Me llamaba la atención que tomaban té a distintas horas del día”, recuerda. Luego fue trasladada al Departamento de Ciencia de los Alimentos y Tecnología Química. “Conocí a la Prof. Irma Pennacchiotti (Q.E.P.D.) Muy buena persona”, agrega.
Posteriormente, don Gustavo Vergara (Q.E.P.D.), director económico y administrativo en aquel entonces, le propuso cambiarse a Olivos para el cargo de secretaria en el Servicio de Bienestar. “Ahí usted realmente va a hacer las labores de secretaria y necesitan una persona como usted”, recuerda. Gladys en dicho lugar conoció a las asistentes sociales de la Facultad en la época, la Sra. Victoria Goldsack y Ximena Escanilla. “Hicimos un muy buen grupo, con las que estuve cerca de 20 años. Éramos realmente como una familia”, comenta.
Más adelante llegó Paula Toledo y Francesca Romero, conformándose el actual Servicio Social. “Gracias a Dios conocí a varios alumnos. Venían siempre a conversar o querían una palabra de aliento, a veces también los retaba cuando no estudiaban y les iba mal. Varios me vinieron a agradecer que los hubiera acompañado. Un estudiante me vino a mostrar su título. También me han invitado a sus exámenes de grado”, detalla.
“También conocí muy buenas compañeras. Traté siempre de ayudarlas, de conversar con ellas y me llevo bonitos recuerdos de la Facultad. Pienso que sembré bien. Y fue linda la labor que hice y me siento doblemente agradecida”, sostiene.
Gladys es de Santiago y es madre de dos hijos: Alonso (31) diseñador web, quien es el padre de su nieto Gaspar, y Luciano (26), quien trabaja en turismo. Su esposo es el Sr. Félix Tejeda (82), quien trabaja como cerrajero, actualmente está jubilado. “Nos llevamos bien, hemos formado una buena familia. Gracias a Dios no tenemos deudas. Tenemos nuestra casa. Mis hijos pagaron su educación con harto esfuerzo”, agrega. Gladys comparte gran parte del día con su nieto Gaspar que es su regalón. “Me dice abuelita Clavys. Le gusta jugar conmigo”, relata.
“Los estudiantes me decían tía, años atrás. Siempre decía que tengo hartos sobrinos. Después de la pandemia ha pasado que los conocemos menos”, comparte.
Los pasatiempos favoritos de Gladys son bailar, hacer zumba y escribir. “Escribo historias, las invento desde 2016”, narra. Actualmente tiene vínculos con la Iglesia Católica, ya que le gustaría participar en un comedor solidario para ayudar a las personas en situación de calle y a personas mayores.
Dentro de sus próximas metas está conocer el sur de Chile e ir a Brasil. “Mi hijo menor me apoya. Me dice: «mamá no se quede aquí en la casa». Porque ellos me encuentran que soy muy activa para quedarme en la casa”, complementa.
“Quiero agradecerles a los alumnos que confiaron en mí. Me llevo el mejor recuerdo de esta Facultad. También gracias a las asistentes sociales Paula Toledo y Francesca Romero por haberme acogido y por haber hecho un gran equipo. Y me voy sintiendo que ya cumplí la misión. Me voy tranquila porque sé que lo hice bien. Con el corazón lleno de la labor cumplida”, finaliza la querida funcionaria.