Comunidad FAU rinde homenaje al recordado Profesor Franklin Poirier

Comunidad FAU rinde homenaje al recordado Profesor Franklin Poirier

El Profesor Franklin Poirier fue profesor asistente del Departamento de Diseño desde 1997, siendo académico de los cursos de taller, morfología, maquetas, biomecánica, entre otros. Sus colegas, estudiantes y la comunidad FAU lo recuerdan con mucho afecto tanto por su entrega, compromiso, iniciativa, creatividad  y excelencia académica, así como por su gran calidad y calidez humana.  

Homenajes al Maestro

Paola de la Sotta, académica del Departamento de Diseño 

No sólo fuiste un maestro en el más amplio sentido de la palabra… tu generosidad, empatía, capacidad de escucha y asertividad quedan grabados en mí… marcaste una parte importante de mi trabajo como académica y heredé de ti la performática, el atrevimiento, la locura y la pasión por hacer clases…ensuciarse las manos y experimentar corporalmente las sutilezas de la forma son parte de lo que intenté heredarle a mis estudiantes…
Amigo querido, hoy lloro tu partida y celebro tu vida, ¡¡¡tu paso por este plano marcó muchas generaciones…no pasaste desapercibido para nadie!!! ¡¡¡¡Tu talante, tu voz ronca, tu sensibilidad, tu hermosa sonrisa y esos infinitos ojos azules que más de una vez vi emocionarse con las entregas de taller… se te extrañará y cómo no!!!! 

Cosas….
A Franklin le gustaba conversar y sobre todo escuchar. Su forma de mirar el mundo era única y especial. Podía detenerse a contemplar la organización de las ramas de un árbol, las patas de una araña o la fascinación con las alas de una mosca… para reflexionar sobre la maravilla de lo perfecto de la naturaleza. 

Con infinita paciencia, siempre buscaba la forma de despertar en sus estudiantes la curiosidad y remover las emociones para gatillar la pasión por el diseño. Hacerse preguntas del cómo y por qué las cosas son lo que son y cómo podemos cambiarlas, siempre a razón del bienestar del hombre y en directa sintonía con la naturaleza.

Como venía de la vieja escuela, observar y reflexionar sobre lo observado era clave para poder responder desde el diseño a cualquier desafío que uno pudiera emprender. Con un humor cargado de sarcasmo, al más estilo de Fernán Meza… sus clases estaban cargadas de experiencias de aprender haciendo. A atreverse a explorar a través de los materiales es lo más parecido a un quirófano comentamos alguna vez… el practicar autopsia a los objetos y escudriñar en las cosas para comprenderlas como lo haría un alquimista.

Así lo definiría yo, como un maestro artesano y alquimista que buscaba transmutar la materia en búsqueda del conocimiento puro. De esa forma es que exploró el formato de la materia y su expresión en una lámina, un bloque y una barra. Para él los materiales trabajan a partir de estos formatos. Da igual si la lámina es papel o metal, el bloque es una piedra o proviene de la alquimia de la arcilla y si la barra era hueca o sólida, de metal, plástico o madera. Los materiales tienen voz y por ende un lenguaje y uno debe aprender a dialogar con ellos. La forma finalmente es la resultante de ese diálogo. Con lo más simple podía crear lo más complejo de una manera bella.

Respetuoso, carismático, consistente y simpático, siempre tenía una palabra amable que entregar cuando te cruzabas con él en la Facultad. De la gente que lo conocía siempre escuché “Franklin es todo un caballero”. 
Otra de las tantas cosas que más recuerdo de él, era su sentido de gratitud en la vida. Sentía gratitud por estar con estudiantes y llenarse de esa energía nueva y curiosa que quiere devorarse el mundo. Gratitud por tener el privilegio de estar en la Facultad y compartir conversaciones con sus colegas y amigos, en torno al pensamiento crítico disciplinar y el comportamiento humano. 

Su compromiso con el enseñar y aprender lo llevó a trabajar en diversos proyectos de investigación que en la FAU siempre estarán presentes. Tenemos por un lado la hipoveleta Magna que hicimos con Franklin y Osvaldo Muñoz, que se encuentra en la cumbrera de la cafetería. Cuyo objetivo no sólo era indicar el norte, sino recordar la presencia de la antigua caballeriza que hubo antes de la FAcultad. De igual forma, las aves de patio que estaban entre los pabellones D y E, conocido como el jardín de los enamorados, donde rescatamos la gallina luego de que se robaran todos los pollitos. Este proyecto también surgió en memoria del antiguo Mercado que aquí funcionaba junto al liceo N°5 de niñas. El famoso y circulado ajedrez público que se ubica hoy en biblioteca y el que siempre proyectamos estuviera disponible para toda la comunidad, nuevamente invitando al pensamiento reflexivo y la estrategia detrás del juego. El paramento FAU que se encuentra al costado del pabellón A como también el de Andrés Bello a los pies de la torre 15. Todos proyectos ejecutados por nosotros bajo la dirección y voladuras de Franklin, que aterrizábamos tomando el principio de la intervención laminar, respetando el lenguaje del metal hasta alcanzar la expresión fluida de la forma. 

Era corriente ver a Franklin en la cafetería de la facultad, a la hora del almuerzo o bien terminadas las clases, conversando con estudiantes, ayudantes y colegas sobre lo humano y lo divino. Pensando en un nuevo desafío para taller, respondiendo o aclarando dudas, o conteniendo a más de alguien que necesitaba apoyo o una frase que apaciguara las angustias.
Franklin era maestro, amigo, colega, loco creativo, educador, aprendiz, artesano, alquimista. Pero por, sobre todo, era un hombre humilde, sencillo y genuino.

Con un tremendo talante y un alma pura, lo que podríamos llamar un Buen Hombre o un Hombre Bueno y esto en su caso no es una frase cliché o llena de lugares comunes, es lo que era Franklin Poirier.

Jocelyn Muñoz Romero, Diseñadora, ex Ayudante Carrera de Diseño Facultad de Arquitectura y Urbanismo, Universidad de Chile

“No se trata de querer hacerlas todas, sino de ver cómo un gesto tan simple puede reflejarse en toda la sociedad. Esa es nuestra tarea: ser vinculadores entre distintos ámbitos, que va más allá del trabajo con la forma.”
Franklin Poirier, Taller de Diseño I
Facultad de Arquitectura y Urbanismo, Universidad de Chile. 2007.

Nuestro querido Franklin Poirier (¡poiiiigieeeggggggg, como te decía yo!) marcó a generaciones de estudiantes con su manera de abordar cada proyecto en el que participaba. Nuestros caminos se cruzaron en los pasillos de la FAU, y allí comenzó la aventura de cada año. Fuiste enormemente generoso al darme espacio para la creatividad en los proyectos de taller. Tus clases siempre fueron un lugar para aprender a través del diseño, pero más que eso, fueron un espacio para aprender a enfrentar nuestra propia vida. De alguna manera, marcaste un hito importante en la mía, en mi historia personal. Hay una temporada que siempre llevará por nombre TallerPoirier.

Tengo un montón de recuerdos, anécdotas e historias relacionadas con cada ejercicio y entrega. Me convertí en la recopiladora visual de cada clase a través del registro fotográfico y material audiovisual que podía captar con mi cámara compacta. Disfrutaba especialmente las entregas al final de cada semestre, cuando nos esmerábamos en crear una experiencia completa e inolvidable para los estudiantes, sus familias y la FAU en general. Así nacieron proyectos como Metamorfosis, Patria, The GoodBags Project, Los Fernanes, y muchos otros que dejaron huella, porque no nos limitábamos a una entrega a puertas cerradas, sino que nos apropiábamos de los espacios de nuestra Facultad, invitando a ser partícipes no solo a los estudiantes, sino también al personal, a los académicos de otros grados, de otras carreras, y a todos los estudiantes que nos visitaban.

Taller Poirier fue un taller abierto; aquí no solo participaban los estudiantes de nuestros cursos, sino que también venían alumnos de otros talleres, atraídos por la dinámica del espacio. Incluso los hacíamos participar en las diversas actividades grupales. Así comenzamos a invitar a exalumnos para que dieran charlas sobre sus experiencias en el ámbito del diseño, y a varios de ellos los invitamos a participar como monitores en TallerPoirier.

Todo lo que imaginabas comenzaba en tu croquera. Luego tomabas un pedazo de papel y lo doblabas, como si fuera origami, para después crear una pequeña maqueta que todos deseábamos, y, finalmente, dar paso a una gran idea… Franklin, admiramos profundamente tu capacidad de entrega, tu conocimiento, tu desempeño académico y, sobre todo, tu faceta artística, además de tu enorme calidad humana. Te recordaremos como el profesor detrás de los caballos metálicos, el ajedrez gigante y muchos otros proyectos en los que participaste, dejando tu sello imborrable, un sello único.

Estoy infinitamente agradecida de haberte conocido, de haber formado parte de tu taller como ayudante y, sobre todo, de haber compartido conversaciones sobre la vida, tú con tu Coca-Cola y yo con mi café. Gracias, gracias, gracias.

Por siempre en nuestra memoria y, especialmente, en mi corazón.
Carlos Rojas Maffioletti, ex académico del Departamento de Diseño 

Con mucho pesar por esta pérdida de un querido colega, con quién comparti muchos importantes momentos como este en noviembre del año 2003 en Casa Central de nuestra Universidad de Chile.


Muchos principios valóricos poseía Franklin, los que hicieron de él la persona que muchos de nosotros conocimos, en lo fundamental el ser humano y el profesional de la Educación, este aspecto mereció reconocimiento de sus alumnos que formó. 

Nosotros, colegas y amigos fuimos testigos de  muchas de estas virtudes que nos hizo percibirlo como "un Maestro" en el estricto sentido que esta palabra encierra.

Lorna Lares, académica del Departamento de Diseño 

Para las generaciones que nos formamos y vivimos el diseño en la FAU, me atrevo a decir sin temor a equivocarme, Franklin es un Maestro más allá de la disciplina. Él está en nuestros corazones, nuestras historias, nuestros entornos. Un creador. Un creador de formas, de mundos, de encuentros, de uniones, de materiales. Esa era su esencia, su naturaleza. Pensaba haciendo, legado que dejó en cada diseñador, en cada diseñadora UChile. 

Agradecida, y afortunada, de heredar su taller de 1er año, apoyando el comienzo de mi vida académica. Más agradecida aún de las clases, historias, proyectos, conversaciones, enseñanzas y momentos de entretención y aprendizaje. Franklin seguirá presente, así como el material en sus manos, cambió su forma, porque los seres que amamos permanecen en nuestra vida de muy distintos modos, como lo expreso en esta décima:

Lamentamos tu partida

Gran académico, artista,

Artífice, altruista

Lloramos tu despedida

La creación fue tu vida

Compartiste tus saberes

En tu obra nunca mueres

Tú, Franklin Poirier Arangua

Tierra, Fuego, Aire y Agua

Por eso fuiste quien Eres