Fue un pintor clave para la historia del arte en Chile. Raymond Quinsac Monvoisin (1790-1870) llegó a Chile en 1843, invitado por el gobierno de Manuel Bulnes, y se caracterizó por retratar a la clase política chilena, a la alta burguesía y por sus pinturas de género histórico. Sus cuadros le dieron identidad visual a una República de Chile que por esos días comenzaba a dar forma a su identidad.
A partir del jueves 10 de abril, un número inédito de cuadros realizados por el artista –que estaban, hasta ahora, dispersos en diferentes puntos del país– están en exhibición en el Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA), que acaba de inaugurar Episodio Monvoisin, la exposición más extensa que se ha realizado en nuestro país sobre su trabajo.
La muestra, gestionada y preparada por el MNBA, constituye un “esfuerzo inigualable” que reúne un conjunto excepcional de obras provenientes de 14 instituciones públicas y privadas, así como de colecciones particulares, provenientes de distintas regiones del país, según explicó la propia directora del MNBA, Varinia Brodsky. El trabajo detrás de la muestra, que se desarrolló entre los años 2017 y 2024, “subraya el compromiso del MNBA no solo con la preservación y difusión del patrimonio artístico, sino que también con la investigación y la cooperación institucional en el ámbito público y privado, así como la construcción de redes latinoamericanas”, dijo.
La exposición cuenta con la curaduría del argentino Roberto Amigo, coordinador general del proyecto Monvoisin en América. “La exposición permite pensar cómo se implantaron y transformaron los géneros pictóricos en Chile en el siglo XIX; el deseo republicano de modernidad artística con sus logros y sus fallos desde la figura central de Monvoisin, que impactó, además, en Sudamérica”, comenta.
Episodio Monvoisin tiene como base medular la investigación colectiva llevada a cabo por más de 30 investigadores latinoamericanos, especialmente de Chile, Perú, Brasil y Argentina, y toma los resultados de la investigación para sostener el relato y los hallazgos sobre la base del trabajo constelativo, pero al mismo tiempo establece un criterio personal del curador, incorporando hipótesis propias.
Monvoisin introdujo un proceso de formación al alero del sistema de las bellas artes, en particular en las exposiciones y mercado del arte, y con ello una estética academicista, propia de los salones europeos de mediados del siglo XIX, relacionada con los nuevos ideales de la modernidad política y social que adoptaron las naciones recién independizadas de América. Además, fue impulsor de la primera exhibición moderna de pintura en Chile, con la muestra que realizó en 1843 en la Universidad de San Felipe.
Si bien el MNBA ya resguardaba la mayor colección de obras de Monvoisin en nuestro país, la exhibición fue complementada por la colaboración de instituciones como el Palacio Cousiño, la Presidencia de la República, el Museo Histórico Nacional, la Embajada de Francia en Chile y la Catedral de la Santísima Concepción en la Región del Biobío. Algunas de las piezas no habían sido expuestas en Chile desde 1955.
El retrato de Bello
Hacia el lado izquierdo de la muestra, justo a la altura de los ojos de quienes visitan la exposición, se encuentra el retrato que el pintor hiciera en 1844 a Andrés Bello, primer Rector de la Universidad de Chile, durante el segundo año de su gestión. Esta obra, que normalmente se encuentra en el gabinete de la Rectoría de la Casa Central de la U. de Chile, fue prestada al MNBA durante el tiempo de la exposición.
“Es un retrato muy austero, como era Andrés Bello. Tiene la medalla de oro de Rector, pero no tiene la túnica verde que usaban en ese tiempo. El rostro es estupendo a nivel pictórico y tiene el aro en la oreja, que es de la tradición revolucionaria. Viene de los franceses, pero lo usaron muchos revolucionarios hispanoamericanos. Es una joya pictórica, tal vez es el mejor retrato, por eso está puesto abajo: para que se pueda ver de cerca y la gente tenga una relación íntima con Bello”, explicó Roberto Amigo, curador de la muestra.
Antes de moverse al Bellas Artes, la obra fue revisada por Pamela Navarro Carreño, coordinadora de la Unidad de Conservación y Documentación del Museo de Arte Contemporáneo de la Universidad de Chile. Su tarea fue dar cuenta del estado de conservación del retrato para preparar un correcto arribo de la obra al museo. "Ha sido un trabajo colectivo con el MNBA, que además son nuestros vecinos, así que la comunicación y confianza que tenemos con sus equipos es muy grande. Eso facilita mucho estos intercambios y colaboraciones", dice. Adicionalmente, las condiciones materiales del cuadro han sido constantemente resguardadas y seguidas de cerca por el equipo del Archivo Central Andrés Bello.
Dentro del proyecto Episodio Monvoisin, la historiadora del arte peruana Natalia Majluf fue la encargada de hacer la investigación correspondiente al cuadro. En el trabajo se destaca que “el retrato tuvo un impacto decisivo en la definición de la imagen de Bello” y que “la fuerza de la imagen de Monvoisin se impuso incluso sobre el modelo vivo”, ya que, en 1862, cuando el escultor francés Auguste François ejecutó su busto de Andrés Bello en mármol, se inspiró en la pintura, reproduciendo el peinado y el traje ya en desuso, e incluso la manera en que la medalla cae sobre el pecho.
“Bello conservó en su biblioteca este busto junto al retrato de Monvoisin, en donde quedarían hasta largo tiempo después de su muerte. El cuadro tuvo luego escasa visibilidad hasta el momento en que fue donado a la Universidad de Chile. Inspiró de forma algo esquemática la estampilla de diez centavos emitida por la Casa de Moneda de Chile con ocasión del centenario de su muerte en 1965 y, más fielmente, el billete de veinte mil pesos que el Banco Central de Chile empezó a circular en 2010”, agrega.
La investigación de Majluf se puede visitar a través de un código QR que acompaña la exposición o en el repositorio virtual con todas las obras expuestas, alojado en https://quinsac.mnba.gob.cl.