La expedición, que se realizó entre 7 y el 16 de diciembre, fue catalogada como todo un éxito por sus integrantes, ya que 3 de los 6 montañistas que participaron llegaron a la cumbre de 6.893 mts sobre nivel del mar.
Ojos del Salado, catalogado como el volcán activo más alto del mundo ubicado a 260 km. al noreste de Copiapó se caracteriza por un imponente paisaje y grandes variaciones de temperaturas y vientos. Sin embargo, estas dificultades alentaron a un grupo de estudiantes y un académico de la FCFM, a aceptar el desafío.
Los alumnos Sebastián Araneda de Ingeniería Civil Mecánica, Iñigo Irarrázaval de Geología, Gustavo Donoso de Ingeniería Civil de Minas, Silvan Garrau de Ingeniería Civil y Andrés Hevia de Plan Común,- integrantes de la Rama de Andinismo de Ingeniería (RAI)- junto al profesor del Departamento de Ingeniería Mecánica Rodrigo Pascual, iniciaron esta aventura de nueve días motivados por el espíritu que involucra la práctica del montañismo.
La expedición
El reto surgió por iniciativa de los estudiantes, quienes a través de este deporte no sólo vinculan las características que se potencian en su formación académica en la concreción de las metas impuestas en la montaña, sino también entablan lazos extracurriculares con los académicos. "El intentar convencer del potencial que tiene nuestro país en la práctica del andinismo como deporte y los valores que involucra como el trabajo en equipo y los liderazgos, ha sido un camino difícil", señaló Andrés Hevia.
Rodeado de lagunas e innumerables montañas el paisaje invita a explorar el imponente volcán. A su llegada, el equipo atravesó 250 Km. por el desierto llegando a Laguna Verde- situada a 4.300 metros sobre el nivel de mar- uno de los lugares en donde la naturaleza aflora una belleza inusual con su agua color turquesa.
Uno de los factores cruciales al momento de emprender el viaje a la montaña es la aclimatación, por lo que el equipo de la FCFM se preparó durante 4 días. "Caminamos alrededor de la laguna y subimos hasta los 5.500 metros del Cerro Las Mulas Muertas. Comimos, dormimos y nos hidratamos lo mejor posible para lograr nuestro objetivo", señaló Hevia.
Al 4º día fueron trasladados a la siguiente etapa en el trabajo de aclimatación: el Campamento Atacama ubicado a 5.200 metros. La tarde del siguiente día caminaron algunos kilómetros y posteriormente transportados hasta el campamento base del ataque a cumbre: Refugio Tejos a 5.900 metros. "Ya en este lugar, era muy difícil descansar, debido a la altura y el frío, por lo que era conveniente permanecer el menor tiempo posible en él", afirmó Hevia.
Por su parte el profesor Rodrigo Pascual indicó que lo más difícil de enfrentar fue "sin duda, la falta de oxigeno. Sobre los 6.000 metros das 10 pasos y quedas sin aliento, se nubla la vista".
Al momento de la ascensión, el estudiante Silvan Garrau decidió permanecer en el refugio por un intenso dolor de cabeza atribuible a la altura y a la sequedad del lugar.
La lenta caminata por el difícil terreno sumado a la escasez de oxígeno los obligaba a gastar mucha energía, por lo que comenzaron a lidiar con el cansancio de varios días en la montaña. El objetivo estaba más cerca. Gustavo Donoso y Andrés Hevia alcanzaron el cráter del volcán, seguidos por Iñigo Irarrázaval, quienes emprendieron el tramo final y más complejo de todo el viaje. Luego Sebastián Araneda y el profesor Pascual también llegaron al cráter.
Finalmente Gustavo, Iñigo y Andrés alcanzaron la cumbre del volcán activo más alto del mundo. Con la satisfacción del éxito obtenido y el visible agotamiento iniciaron el descenso para reunirse con el resto del equipo. Así terminaba la expedición y comenzaban a plasmar en sus memorias esta experiencia inolvidable.
"El Ojos del Salado es un nuevo logro para la RAI y, en especial, para toda la Escuela de Ingeniería y Ciencias de la Universidad de Chile, la cual llevamos en nuestros corazones en todo momento y a la que agradecemos su apoyo para el desarrollo de esta expedición", señaló Hevia.
El estudiante finalmente destacó el espíritu que implica este deporte al sostener que, "el andinismo como estilo de vida enriquece nuestra convivencia dentro de la Universidad, generando grupos de trabajos interdisciplinarios, trabajando por un objetivo. Hoy será alcanzar una cumbre, mañana será dar un mejor bienestar para nuestro país".
El aprendizaje
Para el académico Rodrigo Pascual el montañismo es más que una práctica deportiva es una instancia de aprendizaje en la que se ponen a prueba muchas de las características que se potencian en la FCFM. "Hacer una expedición de alta montaña implica ocuparse de una logística complicada, se trata de un proyecto que emula la dificultad que enfrentarán nuestros alumnos como ingenieros", señaló.
En este contexto Pascual destaca que "los nuevos programas de ingeniería pretenden desarrollar en nuestros egresados habilidades transversales tales como: el trabajo en equipo, el emprendimiento y el espíritu de innovación. El montañismo es muy potente en tal sentido. El hecho de que profesores y alumnos compartan en torno a este deporte, reduce la distancia tradicional, fortalece el espíritu, facilita el deseo de aprender y con ello, la profundidad lograda en el aprendizaje".
Al mismo tiempo agradeció el apoyo brindado por las autoridades de la FCFM por el apoyo que brindaron, en recursos económicos, para la realización de la expedición.
En la historia de la RAI han habido estudiantes de otras Facultades que han podido disfrutar de los beneficios de practicar este deporte de altos desafíos, integrando equipos de preparación y expedición.