Viña Ciudad Bella. Así dice su slogan y ciertamente varios conceptos asociados a sus numerosos y bellos espacios vienen a la mente con sólo pronunciar su nombre. Entre sus aspectos más llamativos se destaca su rica historia y significativo acervo arquitectónico.
De allí que los académicos de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo, Mario Ferrada e Ignacio Salinas -especialistas en Patrimonio- no escatimaron esfuerzos para realizar una completa investigación que integra la identificación de tipologías arquitectónicas y urbanas, y la caracterización del paisaje arquitectónico que singulariza a la ciudad.
Esta investigación académica fue financiada a través del Concurso Proyecto Fau y fue presentada por sus ejecutores en la última jornada de Proyectos Semillas que organizó la Facultad bajo la coordinación de la académica, Carmen Paz Castro. Sobre sus objetivos, ambos especialistas rescataron la importancia de recuperar Viña del Mar. Al respecto Mario Ferrada detalló:
-¿Con qué objetivo se hizo esta investigación académica que destaca el valor del patrimonio urbano de Viña del Mar?
-Se efectuó en el marco de la línea de paisajes arquitectónicos de la arquitectura regional chilena que desarrollamos en el Departamento de Historia y Teoría de la FAU.
Consideramos que una investigación debe tener un nivel coherente de aplicabilidad en los problemas de la realidad, permitiendo aumentar el grado de conciencia ciudadana respecto al valor de ese patrimonio y de su vigencia para los requerimientos actuales.
-¿Sienten ustedes que en nuestro país existe conciencia sobre lo que representa Viña del Mar desde el punto de vista patrimonial y cuál sería el rol que en este plano les compete a las autoridades de esa comuna?
-Esta es una ciudad que pasó de ser industrial a una ciudad balneario. Después a una Ciudad Jardín y luego,en las primeras décadas del siglo XX, en una ciudad con ocupación permanente. Todo el historial que posee Viña del Mar y su Patrimonio arquitectónico y paisajístico son elementos que deben ser considerados por las autoridades de Viña, las que deberían -a nuestro juicio- entrar en un proceso de mayor responsabilidad sobre el bien común que representa su patrimonio arquitectónico y urbano.
-¿Es insuficiente entonces el nivel de conciencia de las autoridades municipales de Viña del Mar sobre el valor patrimonial de esta ciudad?
-No se trata de hacer juicio sobre el quehacer de la autoridad, pero al realizar un rápido diagnóstico creemos que ese nivel de conciencia pública de las autoridades comunales está mal orientada. Se requiere rápidamente articular el desarrollo social, económico, urbano y ambiental sobre la base de su Patrimonio arquitectónico y urbano. Se necesita que se comprenda que el Patrimonio es elemento vivo para el desarrollo de la comuna, armonizando conservación con propuestas contemporáneas que enriquezcan el patrimonio existente.
-¿Pero el Patrimonio arquitectónico de Viña del Mar es resguardado por la municipalidad?
-Pensamos que el esfuerzo que realiza el Archivo Histórico Patrimonial de la I. Municipalidad es relevante, ya que demuestra un permanente esfuerzo por recuperar uno de los aspectos del patrimonio cultural: esto es los documentos y registros históricos que dan cuenta de los testimonios de su desarrollo. No obstante, otra de las facetas del Patrimonio, es la arquitectura en su triple condición -como documento de una época, como obra de arte y como soporte para las demandas de uso y desarrollo actuales-. Y es esta otra faceta la que aún no está organizada e implementada como se requiere.
-¿Qué quiere decir con eso?
-Significa que proteger el Patrimonio no consiste solamente en valorar algunas muestras emblemáticas de la Ciudad Jardín, como lo son el Castillo Wulff, Palacios Rioja o Carrasco o el Palacio Presidencial de Cerro Castillo. La arquitectura identitaria de la ciudad es mucho más que eso: es su paisaje arquitectónico que en conjunto preserva las relaciones delicadas entre construcción y espacio público, entre urbanidad y paisaje natural. Por ejemplo, hay cientos de edificaciones, la mayoría residenciales construidas en madera, que dan cuenta de un paisaje arquitectónico anónimo de gran valor ambiental, pero que adolecen de protección legal, y sobre las cuales no se ha puesto la atención para conservarlas y sintonizarlas con el modelo de Ciudad Jardín y turística de nivel mundial.
-¿Entonces existen edificios en Viña del Mar con valor patrimonial que no están protegidos?
-Nuestra investigación prueba que en Viña del Mar existen tipologías de arquitecturas singulares, abarcando un panorama cronológico desde fines del siglo XIX hasta mediados del XX: industrial, chalets, castillos, religiosa, palacios, mansiones, arquitectura de conjunto, arquitectura institucional, arquitectura racionalista y arquitectura en altura. Así también existen tipos urbanos relevantes que demuestran la existencia de patrones adaptados y vigentes del modelo Ciudad Jardín de inicios del Siglo XX. Para que tenga una noción, de todas ellas sólo cinco casos son Monumento Histórico por la Ley 17.288/70 (Castillo Wulff, Palacio Carrasco, Palacio Rioja, Palacio presidencial de Cerro Castillo y Castillo Brunet). Y como Santuario de la Naturaleza tenemos el Palmar del Salto. Hasta el momento no existen Zonas Típicas, y afortunadamente se iniciaron los trabajos de elaboración de Expediente para declarar Zona Típica al Barrio Miraflores Bajo, situado al oriente de la ciudad (Proyecto Fondart ganado por el académico Ferrada).
-¿Entonces, todo el resto de las arquitecturas de valor que ustedes señalan están desprovistas de protección?
-Efectivamente. Se ha comprobado que solamente hay conciencia para proteger algunas obras que se construyeron durante el siglo XIX. Existen numerosas construcciones, pequeñas mansiones y chalets que tienen un invaluable valor arquitectónico y urbano, que le dan carácter a la ciudad de Viña y sin embargo, hoy están expuestas a ser destruidas. Son construcciones que se podrían denominar de la Bella Epoque y que le han dado el carácter a esta ciudad, su identidad. Lo más preocupante es que este carácter está vigente y podrían ser reutilizadas exitosamente como soporte para un desarrollo sustentable y económicamente rentable para el conjunto de la comuna.
Sin embargo, toda esa arquitectura está siendo rápidamente demolida e intercambiada por edificaciones de alta densidad en altura, edificios basados en patrones de rentabilidad económica, que en nada resuelven una acertada interpretación del medio ambiental de la ciudad, empobreciendo la identidad urbana y cultural.
También, existen otro tipo de obras representativas del período Moderno que corren la misma suerte de demolición, tales como: la Estación de Biología Marina, Caleta de Montemar en Reñaca (del arquitecto chileno Enrique Gehbard), la Mansión Flores en Avenida Agua Santa o el mismo Cap Ducal, ambas del reconocido profesional Roberto Dávila Carson. Y son obras importantes no sólo por su condición de Modernas, si no, fundamentalmente, por haber recogido las condicionantes propias de una ciudad costera.
-¿Cuál es el llamado que ustedes harían como académicos a las autoridades municipales de Viña del Mar?
-Creemos que definitiva y urgentemente la ciudad debe pasar a un estado más maduro, más cultural de su desarrollo urbano y arquitectónico. Para este cambio de enfoque se requieren varias medidas que son complementarias. En primer lugar debe protegerse legalmente edificaciones y espacios urbanos relevantes para la identidad de la ciudad, ya sea por la Ley de Monumentos Nacionales (17.288/70) o identificándolos vía modificación del Plan Regulador Comunal, ya sea como Inmuebles o Zonas de Conservación Histórica (de acuerdo al Art. 60 Ley General de Urbanismo y Construcciones).
Paralelo a lo anterior debe abrirse un diálogo ciudadano permanente -transparente y enriquecedor- entre autoridades, vecinos y privados, con objeto de hacer pedagogía sobre el Patrimonio. Debe mostrarse, difundirse y conocerse en profundidad su arquitectura y su paisaje urbano. Es importante reconocer la vinculación íntima e indisociable que hay entre Patrimonio material e inmaterial, sólo así puede entenderse su valor y aportes al desarrollo actual de la ciudad.
-En lo concreto, considerando que la FAU ha tomado este tema como prioritario, ¿qué se puede hacer?
-Perfectamente creemos que la Universidad de Chile, a través del Departamento de Historia y Teoría de la FAU podría ofrecer mediante convenio una asesoría especializada en estas materias. Los cuerpos académicos en este tema, son uno de los mejores preparados a nivel nacional, además la línea de investigación está plenamente operativa, con lo cual podría haber una productiva tarea en conjunto con los profesionales de la Municipalidad y otros órganos públicos.
-¿Esta investigación plantea que podría estar en peligro el Patrimonio arquitectónico viñamarino?
-Vemos que no hay una actitud conciente de querer destruir el Patrimonio. Lo que ocurre es una falta de conducción de los procesos inmobiliarios. Falta que los privados sean bien orientados desde la planificación porque a éstos por su cuenta no se les va a ocurrir proteger el Patrimonio. Su fin es el negocio y esto es comprensible, pero esta condición “inmobiliarística” es miope, carece de una visión paisajística integral como una ciudad balneario en permanente cambio. La responsabilidad en guiar el proceso y pasar de la “inmobiliarística” a la “culturalidad” urbano-arquitectónica es de las autoridades, quienes están para velar por la administración de la ciudad, y conservar el Patrimonio como un bien común.Por este motivo, el trabajo que hemos realizado afirma la existencia de un Patrimonio heredado de gran valor; pero también identifica los patrones para producir obras y espacios públicos contemporáneos, que generen el patrimonio del siglo XXI en Viña del Mar.
-¿Las actuales edificaciones que se hacen en Viña del Mar hacen su contribución a ese Patrimonio arquitectónico de la ciudad?
-Sentimos que el criterio que se ha desarrollado es muy comercial. Se construye con patrones estándares , preestablecidos de espacios comunes y no hay novedad arquitectónicamente hablando, no hay diferencia entre una torre que se construye en Viña y otra que se hace en Santiago, Arica, Miami o Punta del Este. Pensamos que a las inmobiliarias hay que reorientarlas y, seguramente, lograrán obtener ganancias incluso mejores que las actuales, pero refocalizando esa gestión. Nuevamente aquí las autoridades, profesionales especialistas y ciudadanía activa y responsable son factores clave para lograr objetivos coherentes con lo señalado.
-¿Qué esperan lograr como resultado de esta investigación?
-Una investigación de este tipo debe tener el momento de ser aplicada a la realidad. Una de nuestras tareas como Universidad de Chile es ayudar a reorientar la mirada de las autoridades en torno al Patrimonio. Pero también somos partidarios que la Ciudad Jardín pueda modificar su Plan Regulador y propiciar protección legal. Sería deseable concretar una alianza o convenio entre la Universidad de Chile y la I. Municipalidad de Viña del Mar; prestando la asesoría especializada correspondiente.
Los académicos Ferrada y Salinas comentaron que para este segundo semestre de 2008 dictarán un seminario La Arquitectura Contemporánea de Viña del Mar. Sintonías y Des-sintonías con el paisaje urbano. Ello, porque esta misma investigación arroja que Viña del Mar podría ir perdiendo esa buena ecuación que existe allí entre el espacio natural y el espacio construido y “sentimos que la calidad ambiental y las áreas verdes, estan siendo afectadas por este proceso de arquitectura contemporánea desajustada con el paisaje identitario que está viviendo la ciudad”.
Consultado Mario Ferrada sobre su proyecto FONDART para elaborar Expediente de Zona Típica para Miraflores Bajo, dijo que de lograrse su declaratoria sería la primera Zona Típica en la ciudad, esperando que haya una motivación generalizada en proteger decididamente un Patrimonio que actualmente se está perdiendo irreversiblemente.