Más de 1.800 personas se dieron cita este miércoles en el Patio Domeyko, el Salón de Honor, el Patio Andrés Bello, en los pasillos del 2° piso y también en el frontis de la casa central de la Universidad de Chile en el marco del acto denominado "40 años de memoria: Con Chile y la Universidad en el corazón", con que el plantel conmemoró este nuevo aniversario del Golpe.
En la ceremonia, que estuvo encabezada por el rector Víctor Pérez, ofrecieron discursosrepresentantes de todos los estamentos universitarios, quienes participaron con susexperiencias y reflexiones sobre los años de dictadura. En la oportunidad se instaló una placa recordatoria en el Patio Domeyko.
"Estamos aquí convocados por el deseo de la restauración", destacó el rector, quien añadió que "el evocar hoy a los profesores y profesoras, estudiantes, funcionarios y funcionarias, egresados de la universidad y sus familiares que fueron ejecutados, desaparecidos, detenidos, torturados, encarcelados, exiliados, relegados, exonerados, expulsados, obligados a renunciar y sumariados durante la dictadura militar constituye un acto ineludible de cara a los 40 años del Golpe de Estado. A ellos y ellas está dedicada esta placa como 'obligación de memoria'", sostuvo.
También realizó un reconocimiento y un homenaje a la generosidad y la valentía de la inmensa mayoría de la comunidad "que hizo posible la mantención y preservación de nuestra universidad y de sus valores".
RECONCILIACIÓN
"Miles de familias chilenas, algunas por casi 40 años, y muchas relacionadas con la Universidad de Chile, han vivido todo este largo tiempo deambulando, como las refugiadas de Kazantzakis, pero sin tener el consuelo de llevar a sus espaldas los huesos de sus padres, madres, esposos, esposas, hijos, hijas, hermanos y familiares, sin tener el fundamento sobre el cual ellos y ellas puedan construir su nueva aldea, su nuevo hogar, su identidad", indicó.
Añadió que "¿cómo es posible querer olvidar lo pasado en estos cuarenta años, hablar de reconciliación, pedir perdones, decir que hay que mirar hacia adelante, si nos olvidamos de que como país no somos capaces, todavía, de decirles a aquellas miles de familias, dónde pueden ir a colocar una flor al lugar en que están enterrados o en que fueron arrojados los restos de sus seres queridos? ¿Cómo y por qué seguir negando a esas familias ese mínimo gesto de humanidad y de dignidad? ¿Hasta cuándo les hacemos interminables sus noches y agonizantes sus días? ¿Es que de tanto ver a esas madres, con las fotos familiares arrugadas y apretadas en sus pechos, hemos olvidado el brutal drama y la angustiosa pena que arrastran día a día? ¿Es que estamos esperando que ya no quede ninguna de ellas para no tener que sentir vergüenza de nuestra falta de humanidad al mirarles a sus ojos?".
UN LLAMADO
Pérez sostuvo que "desde esta casa central hago un llamado humilde, suplicante, a todas las mujeres y a todos los hombres de buena voluntad de nuestro país para que aunemos nuestras voces y accionesen pos de llevar la paz a las familias de los detenidos desaparecidos".
"Sólo cuando esas miles de madres encuentren el sosiego del reencuentro con sus hijos e hijas,sólo entonces podremos hablar de que existe la esperanza de una reconciliación en nuestro país. Al final del libro de Kazantzakis los refugiados deben escapar nuevamente ante la llegada de las tropas turcas. 'Pasaremos primeramente por el Sarakina - les dijo el pope -, pues allí vamos a enterrar a Manolios; después desenterraremos los huesos de nuestros antepasados y nos pondremos en camino nuevamente. ¡Ánimo hijos míos, no temáis nada, arriba los corazones, somos inmortales!'", manifestó.
Durante la ceremonia se recordó otros actos conmemorativos en que la universidad ha rendido homenaje y reconocimiento a miembros de la comunidad que fueron víctimas de la dictadura, como en 1991 cuando se entregaron más de 50 títulos póstumos a estudiantes desaparecidos y ejecutados.