Clase Magistral del Prof. Luis A. Riveros, Rector de la Universidad de Chile, sobre "Educación y Desarrollo. El futuro para Chile".

Quiero agradecer primero que nada la invitación, a ofrecer esta clase inaugural del año académico de esta Escuela. Me siento muy honrado por ello, ciertamente. Esta es una escuela que tiene una larga y brillante trayectoria, caracterizada por una enorme, una alta y reconocida seriedad en su trabajo docente y en su trabajo académico. Y por lo tanto, para mí, como Rector de la Universidad de Chile, francamente es un honor estar acá en este podium. Además, en esta platea tan hermosa, que llena de envidia a tantos de nosotros, acostumbrados a ver muchas aulas magnas, pero ésta figura entre las más bonitas que yo conozco por lo menos, y ciertamente le hace honor a la Escuela, a su trabajo, a su trayectoria, tan reconocida y tan importante.

Ustedes, señores, se forman para una tarea que es muy importante en la sociedad chilena, y en todas las sociedades. Ustedes tienen que ver, en definitiva, con el combate a muchos males sociales, que se derivan de ciertas formas de convivencia, equivocadas o no, que se derivan de la organización o la desorganización de nuestra sociedad, y que en definitiva también reflejan esa variedad que tiene el alma humana y que puede tener tantas dimensiones, muchas veces negativas. Ustedes cumplen una labor muy fundamental y es por eso que me gustaría, entonces, acometer acá, en breves minutos un tema que me resulta de extraordinaria importancia, que se refiere al concepto de desarrollo del país, al desarrollo de nuestro sistema y que muchas veces, equivocadamente, pensamos que es un tema exclusivamente económico.

En él quiero resaltar la importancia que tiene esa ambición y esa perspectiva de desarrollo, desde un punto de vista bastante más amplio que el estrictamente económico y que tiene mucho que ver con aquellas cosas con las cuales ustedes tienen posteriormente que lidiar, en las calles, en nuestras poblaciones, en las regiones, en el campo, en las ciudades, que se derivan justamente de síntomas de subdesarrollo o en muchos casos también de síntomas del propio desarrollo económico.

Cuando se habla de desarrollo, generalmente se piensa en el indicador del ingreso per cápita y es cierto que uno puede hacer una lista de países en el mundo con su ingreso per cápita y asociar por lo tanto, el nivel del ingreso per cápita, con el nivel del desarrollo que tienen los países. Entonces uno llega a conclusiones como que el tipo de ingreso para ser considerado un país desarrollado, está hoy día alrededor de unos veinte mil dólares per cápita. Nuestro país ha alcanzado alrededor de unos cinco mil dólares per cápita. Ahora, este número, que quiere llamar la atención, es bastante controvertido también. Se trata de dividir el valor del producto que genera el país por el número de habitantes del país, y, en consecuencia, uno llega a un promedio que lo primero que llama la atención, es que se trata de un promedio que no revela cómo se distribuye este ingreso per capita. Porque ciertamente, los cinco mil dólares per cápita del país, significa para algunos una cantidad mucho menor y para otros una cantidad mucho mayor, y eso, por lo tanto, también es parte justamente de este concepto que nos debe preocupar.

Primero que nada, si se restringe el desarrollo económico a este concepto del ingreso por persona, ahí tiene entonces uno, una escala, y eso nos clasifica como un país de un desarrollo mediano, como lo hace el Banco Mundial, con distintos grupos de países de un desarrollo económico aceptable, adecuado o de mediano desarrollo, como son los países, entre los cuales estamos nosotros. Se habla poco hoy día de países subdesarrollados, se prefiere aludir un poco más a la dinámica del desarrollo, y por lo tanto, se habla de países en desarrollo en lugar de países subdesarrollados. En realidad, es un poco una opción, y no tiene en sí ninguna connotación, porque hay países que son subdesarrollados, pero que mantienen un ritmo adecuado de crecimiento en su ingreso per cápita y por lo tanto, caminan hacia esa meta que llamamos desarrollo y entre esos países, ciertamente, y de manera muy destacada, está Chile.

Nuestro país es un país en desarrollo, y muchas agencias internacionales así han venido a decirlo, que ya no somos un país subdesarrollado típico. Es un país que tiene un proceso de desarrollo dinámico, es decir, nos estamos haciendo más ricos. Es de notar que en los últimos 15 años, el ingreso per cápita ha crecido aproximadamente unos tres mil dólares a cinco mil dólares anuales. Y en consecuencia, este es un ingreso, un aumento sustantivo, que hace, por lo tanto, que nuestra condición de típicamente subdesarrollado ya esté siendo parte de la historia.

Y eso tiene varias implicancias que muchas veces son preocupantes. Las universidades antes recibían muchas donaciones internacionales, mucha ayuda internacional, para apoyar nuestros programas, nuestros trabajos, nuestras investigaciones. Eso se producía porque éramos un país subdesarrollado, y eso permitía que varias de estas agencias, nos ayudaran. Pero Chile ya no es un país subdesarrollado, y en consecuencia, no está, por lo tanto, en la lista de los países elegibles para muchas de estas donaciones, de esta ayuda bilateral o multilateral, para realizar proyectos. De manera que esto es uno de los resultados, preocupantes quizás de este proceso en el cual nos hayamos inmersos.

Y otra pregunta es, si acaso Chile es un país más desarrollado hoy día, sólo porque su ingreso per cápita ha crecido a cinco mil dólares anuales. Si uno lo mira, a más largo plazo todavía, el ingreso per cápita viene creciendo de dos mil a cinco mil dólares. Entonces, esto nos lleva, un poco, a la sustancia del problema que yo quiero apuntar con ustedes, porque ustedes son personas informadas y conocen la realidad del país desde abajo. Los académicos, muchas veces, las conocemos desde arriba, porque miramos las estadísticas, miramos los gráficos que nos señalan cómo se mueve el país y yo había pensado traer varios de estos gráficos acá, pero después pensé que mejor me concentraba en este tema conceptual de fondo que es mucho más importante, en mi opinión.

Uno puede decir también que el país ha de considerar la capacidad de compra del dólar, dado que hablamos de dólares para estos indicadores. Comparativamente, con otros países, cuando se hace eso y se considera el dólar, por su capacidad de compra, ciertamente es distinto, ya que lo que compra un dólar en Chile, lo que compra un dólar en Suiza, o un dólar en Argentina, es diferente. Cuando uno viaja, todavía el resultado es mejor, porque el ingreso per cápita chileno es de un poco más de ocho mil dólares y por lo tanto, se empieza a comparar bastante mejor, con otro grupo de países, cuyo poder adquisitivo del dólar es menor, en el caso nuestro. Eso todavía nos ubica mayormente en un contexto de países en desarrollo, de países exitosos. No voy a repetir, si no que acá solamente voy a mencionar que este es un país que ha tenido un enorme éxito.

Yo he dedicado gran parte de mi vida a la investigación de la historia económica y ciertamente estamos viviendo un capitulo hoy día muy excepcional de nuestra historia económica, que solamente es comparable a lo que nos sucedió hacia fines del siglo XIX, cuando este país también tenía una gran perspectiva, un gran sueño, y una gran posibilidad real de llegar al desarrollo económico. Los indicadores señalan que el país trabaja muy bien, con un buen crecimiento, cuyas cifras son bastantes azules para este año, y para los próximos años, se vaticina, por lo menos hay, desde hoy, cinco años de equilibrio, para el mundo en materia económica y financiera, y por tanto, debiésemos estar muy tranquilos, por supuesto, pero igual hay que hacer las tareas, mantener todas estas cosas profesionales.

Este es un país que se desarrolla y, como digo, muchos ya empiezan ya hablar de que este es un país en realidad desarrollado y también se habla con mucha perspectiva, y muchas veces con un poquito, yo diría, de ilusión, de que el país va alcanzar su desarrollo pleno en diez años más. Además, si uno supone que Chile va crecer 6 % por año, permanentemente, eso le va tomar por lo menos unos 24 años para llegar por ahí cerca de los 20 mil dólares per cápita y 24 años ya es una generación más. Muchos de nosotros no lo vamos a ver probablemente, de manera que el concepto de este desarrollo tan rápido no es tampoco que podamos compararnos, inmediatamente con los países desarrollados, ni que vayamos alcanzar el estándar de estos países en muy breve tiempo, como muchas veces muy legítimamente se dice. Todos tenemos mucha alegría porque al país le vaya bien.

Y la pregunta vuelve otra vez. ¿Es esto desarrollo? ¿Es mirar el ingreso per cápita, este indicador, esta pequeña división, con todo lo que puede decirnos acerca del desarrollo de una sociedad? Y la verdad es que no, el desarrollo tiene también que ver mucho con el capital humano, los países desarrollados se caracterizan porque podemos llamar al capital humano un recurso humano de alta calidad, un recurso bien formado, bien educado, bien entrenado, con posibilidades reales de desarrollo personal y profesional. Eso también es parte del desarrollo económico, y entonces no es tan claro que nuestro país tenga el estándar de desarrollo cuando uno mira la realidad formativa en nuestros recursos humanos. Es cuando uno ve la pobreza en que se desenvuelve el sistema escolar público, cuando uno ve las múltiples fallas que tiene el sistema, del punto de vista de proveer de oportunidades a todo Chile.

Entonces, ahí hay una dimensión, que es la que yo quería destacar, respecto a la cual hay que brindarle atención. Creo que el país, a pesar de que ha hecho todos los esfuerzos en la macroeconomía, para obtener mejores resultados financieros, mejor inversión y más crecimiento, más desarrollo en las exportaciones, todo eso, no tiene aún un crecimiento paralelo con el esfuerzo que el mismo país esta haciendo, en lo que respecta a sus recursos humanos y todos sabemos que ahí hay fallas fundamentales que hay que corregir.

Pero hay otra dimensión que va junto a esto, que es la formación valórica. No hay que definir una cartilla de cuál son los valores aceptables y cuáles son los valores inaceptables. No es el ítem lo que importa sino tener sólidamente conformado algún esquema de formación valórica. Por el trabajo que ustedes realizan, saben que cada vez es más débil la base del desarrollo valórico particularmente en nuestra juventud; muchas veces prima el desprecio por la vida humana, hay un desprecio por el cuidado del medio ambiente, y muchas veces prima una indiferencia por la buena convivencia y se generan males sociales que redundan en el delito como una forma lógica y sostenida de ganarse la vida. Aquí no están ausentes, por cierto, los temas propiamente sociales, los temas económicos, la falta de oportunidades en las poblaciones, donde hay sectores y grupos que están totalmente marginados de las oportunidades económicas y sociales, y en consecuencia permanecerán relegados allí, ellos, sus hijos y sus nietos, si no cambiamos juntos.

Eso también es parte del desarrollo económico, el cuidado del medio ambiente, por ejemplo, sobre el cual hemos sido tan descuidados, como sociedad en los últimos 20 ó 30 años. Es, evidentemente, también un síntoma de desarrollo y de subdesarrollo la falta de consideración a las personas, esta deshumanización en la cual vivimos, en que materializamos todo. Es un síntoma claro de subdesarrollo la falta de respeto por el otro, la forma en que hacemos muchas veces valer nuestras ideas o nuestras propuestas, que muchas veces solamente conducen a escenas de violencia que en realidad no destacan ni ideas, ni propuestas, ni valores, ni nada.

Todos estos síntomas de subdesarrollo tienen en gran medida que ver con el recurso humano, para justamente obtener el desarrollo. De manera que, como decía un viejo profesor mío en la universidad, decía, cuando uno busca indicadores de desarrollo, probablemente lo peor es partir por el ingreso per cápita; lo mejor es partir con indicadores que tengan que ver justamente con la calidad de vida, lo que existe, lo que predomina en los países. Cuando hablamos de calidad de vida, nosotros cuestionamos que éste sea siquiera un país desarrollado, en la consideración del Banco de Desarrollo. Más bien somos un país bien subdesarrollado, y ciertamente eso llama la atención: hay que restaurar un poquito el balance de todas estas cosas económicas con aquellas otras que tienen que ver con la dimensión humana y la dimensión social, que también es muy importante; que funcionen en paralelo para que efectivamente éste sea un proceso de desarrollo integral.

Hay muchos indicadores en un desarrollo económico que son mucho más simples que todas estas medidas económicas a veces sofisticadas pero que revela la calidad de país que tenemos. Uno de ellos, informal por cierto, por ejemplo, como indicador de desarrollo económico es el número de perro vagos que circulan por la ciudad. Cuando uno llega a un país desarrollado uno no ve perros vagos. Hay perros que son paseados por sus dueños, no perros de la calle. Pero cuando uno pasa acá frente al Palacio Presidencial y ve manadas de perros, que se pasean frente a la Universidad de Chile, en todos los lugares tan emblemáticos del país, uno dice que este país tiene algún problema desde el punto de vista del desarrollo económico. Muchas veces, cuando uno se baja aquí de un avión lo primero que ve en el aeropuerto, son algunos perros caminando por la pista. Entonces, hay, evidentemente, y eso es demostrativo, dimensiones de las cuales no nos estamos preocupando adecuadamente y que tienen que ver con este concepto de entregar un desarrollo económico integral.

Por lo tanto, incluso yo no considero que el crecimiento más viable de inversión de ingreso per cápita que alcance en 20 0 25 años un nivel de ingreso per cápita de 20 mil dólares, no nos va hacer desarrollados necesariamente. Al mismo tiempo no atendemos con cierta prioridad estos problemas que tienen que ver con la dimensión humana paralela al concepto económico. Y entonces, aquí es donde hay que aludir al tema de la formación de nuestros recursos humanos a la formación o a la educación de nuestros niños y jóvenes, y a la educación permanente, porque hoy el tema es que uno ya no reeduca como antes. Se educaba, durante unos 18 años, para hacer un buen profesional y de ahí ya no tenía que preocuparse más de volver a estudiar; las cosas cambiaban tan lento que en realidad para ser un médico bastaba haber completado bien sus estudios, su especialidad y de ahí a ejercer y aprender con la vida.

Pero hoy día esto ya no es así. Hoy día hay un concepto de educación permanente, las cosas cambian tan rápido, que cada vez que converso con economistas jóvenes, por ejemplo, en mi ámbito de desempeño, me doy cuenta que he llegado completamente atrasado, respecto a lo que ha ocurrido y voy a tener que empezar a estudiar nuevamente muchas de estas cosas, para poder seguir desenvolviéndome en este campo y eso nos falta hoy en todos los campos. Hoy prima un concepto de educación permanente, yeso no hay que olvidarlo. Y por tanto, el tema de la educación y la formación de recursos humanos es mucho más complejo de lo que era tradicionalmente, pero a veces esta complejidad en nuestro país, la hemos olvidado, pese a ser una cosa bien fundamental.

Unos de los problemas que tenemos es la baja calidad de nuestra educación. Llevamos mucho tiempo señalando este problema e insistiendo, que hay abordarlo con urgencia. Primero que nada, por una observación de profesor universitario. Los que llegan a primer año, que vienen seleccionados de los mejores colegios, son estudiantes con una promoción muy débil en todo a lo que a la universidad le interesa y entonces, uno dice, si estos son los mejores, como serán los otros. Ciertamente eso revela un problema de calidad general, que es preocupante. Es preocupante cuando el país se inserta en ciertas pruebas internacionales que permiten comparar, bueno y resulta que siempre salimos entre los últimos, en materia como lenguaje, matemáticas o análisis.

Entonces, tenemos un problema con nuestro sistema educacional, que se ha deteriorado por múltiples razones. Evidentemente, esas razones son las que hay que atacar, y eso tiene que ver con la formación de los profesores, tiene que ver con los recursos con los cuales disponen los niños, y tiene que ver con la falta de envolvimiento de la familia en el proceso educativo. Las familias tienen que mandar al niño a la escuela a educarse y eso, se piensa, es más o menos como comprar pan; es un problema que se deja a la panadería; uno simplemente paga. Pero eso no es así. La educación es un proceso que envuelve o que debe envolver fuertemente a la familia, porque, de otra manera, el resultado es lo que estamos apreciando. Un resultado pobre, a pesar que viene de buenos colegios; con mucha infraestructura, muchos recursos, buenos profesores, pero así y todo, esos buenos colegios no tienen resultados integrales en materia de educación. Pero hay una dimensión, que es todavía es más preocupante: se trata de que la calidad es muy diversa, cuando uno mira la calidad de los colegios públicos, y de los colegios municipalizados, particularmente de la educación básica y de la media.

Los resultados son todavía más malos que aquellos de la educación privada, con un promedio bajo. Pienso que nos ha faltado franqueza en el país para enfrentar este problema, y es un problema que seguramente a ustedes les consta. Porque ustedes están en las poblaciones, en las comunas, en los barrios más pobres, en las regiones que están más afectadas por temas de desarrollo, estrictamente. En lo que se refiere a la calidad de las escuelas, es discutible esa calidad que se percibe hasta en la infraestructura física de las escuelas muchas veces. Pero, lo que ocurre dentro de las escuelas es más preocupante Un niño de un liceo público por definición va a obtener algo así como 100 puntos menos, en promedio, en la prueba de selección universitaria, que un alumno de un colegio privado. La pregunta es por qué. ¿Son acaso más inteligentes los que van a las escuelas privadas? ¿O más bien es el sistema el que está fallando y en el caso de liceos los públicos el esfuerzo que reciben es mucho menor?

Ese es el caso ciertamente. Nosotros hemos hecho un experimento con una comuna pobre, la comuna de Cerro Navia y hemos tomado a los estudiantes de esa comuna, y los hemos incorporado a la Facultad de Medicina. Esto ha sido tremendamente exitoso, en el proceso previo y posteriormente, en los primeros y segundos años, y eso indica que los pobres no son necesariamente menos inteligentes; lo que los pobres necesitan es más oportunidades y tradicionalmente, en este país tenemos universidades de un sistema público bien organizado, de calidad, que da oportunidades para dar un salto social, y por lo tanto, permite asegurar, para su futuro y su familia, una mejor situación, un mejor logro, como objetivo de vida.

La educación contribuye a la persona y probablemente mejora un poco, como muchos lo indican, las perspectivas de ingreso y las oportunidades de trabajo; pero lo más importante es el efecto multiplicador que esto tiene; sobre los hijos, los nietos. Esa movilidad social es avance y responsabilidad de la educación del Estado y hoy día se ha debilitado tremendamente. Porque un estudiante que sale de un colegio público no tiene oportunidad de llegar a las llamadas universidades tradicionales, y por lo tanto, va a tener que tomar otras opciones que incluso son mucho más onerosas, y por lo tanto, se le van cerrando muchas más puertas, y en consecuencia, un estudiante pobre no tiene hoy día la posibilidad realmente de dar este salto social, en términos de su estatus, ni ese salto formativo a la educación superior, y ese es un tema, en mi opinión, fundamental.

Pero hay otro aspecto que quiero destacar, además. La formación que le estamos dando a nuestros estudiantes de las escuelas básicas y medias, es una formación pobre; en materia valórica, en materia de formación humana, en materia de desarrollo personal. Me basta ver los programas de estudios para darme cuenta de que el énfasis en estas materias es menor, pero me basta ver también como ocurren las cosas en educación para darme cuenta de que a los profesores, casi no les queda tiempo para preocuparse de sus alumnos como personas. Yo he llamado a los profesores de la universidad, para que, por lo menos, dejemos 10 minutos en cada clase, para hablar un poco con los estudiantes; acerca de la vida, acerca de las cosas, acerca de la necesidad para que nos desarrollemos como mejores seres humanos.

Puede, como ocurre, que se trate en la clase exclusivamente de la entrega del material que uno tiene programado. El tiempo siempre es breve y después de irse de la clase, ahí pasará lo que sea, de acuerdo al esfuerzo de cada uno. Yo creo que la educación debe volver a ser una fuente de formación, más que de pura instrucción, porque necesitamos formar personas para que efectivamente el progreso del país se vaya transformando también en un desarrollo real que tenga que ver con el ser humano y no hemos puesto suficiente énfasis en esto.

Muchas veces nos dedicamos a discutir cuáles son los valores que vamos a enseñar; algunos se preocupan porque esos valores pueden algo ilegales y entonces mejor no tocarlos; otros se preocupan porque esos valores pueden ser demasiado conservadores y entonces también mejor no tocarlos. Yo creo que aquí no hay que tener una cartilla de los valores que te enseñan o que nos enseñan; esas son las opciones que tienen que ver con las familias, tiene que ver con la madurez que permitimos que alcance cada niño.

Lo importante sí, es hablar de la importancia de tener valores, en una sociedad que, ustedes lo saben muy bien, está creciendo a-valoricamente en una gran medida y eso lleva a pésimos resultados sociales. Todo va a lo mismo, incluso lleva a eso que vemos, una juventud bastante apática, respecto de los temas que interesan a la sociedad en su conjunto. Ahí tenemos una falla fundamental. En la educación se puede hacer este aporte a la formación, a la dimensión humana. Pero eso ahora es pobre y tiene que ver también con la formación de los profesores. Es un tema social que creo que tampoco se ha abordado debidamente, le hemos dejado eso a las universidades. Cada cual hace lo que puede y como las universidades tienen que autofinanciarse, lo hacen como se puede y por lo tanto, la formación de profesores ya no tiene ese carácter que tuvo tradicionalmente en que formar profesores era una tarea social de primera magnitud.

Hoy día se forman muchos profesores. Llegan ahí, porque muchos de ellos no quedaron en otras carreras, se hace lo que se puede, y en consecuencia, los resultados son lo que estamos viviendo ahora. Entonces, todas estas dimensiones hacen pensar que nuestra educación necesita un cambio fundamental y sin ese cambio fundamental, el desarrollo va a continuar siendo el crecimiento del ingreso per cápita pero con todos estos males por resolver, que van a seguir conduciéndonos a una sociedad donde la calidad de vida es discutible. Lo que pasa es que el ingreso per cápita sigue creciendo, es alto. Pero lo que debe llamar la atención es que no hay ningún mecanismo automático que vaya a dar que este ingreso per cápita lleve como resultado también a un crecimiento en lo humano, que es una discusión que hay que atender con prioridad y por lo tanto, siento que eso requiere apostar más a la educación. No se trata de poner más plata para el sector público por estas eternas y permanentes luchas acerca de si vamos a tener más estado docente o menos estado docente. Pero sí, el énfasis que necesitamos poner todas las familias y desde luego, los gobiernos, en materia de formación.

Se estima, por ejemplo, que una de las grandes revoluciones en la educación que ocurrió en Chile, fue bajo el Presidente Bulnes y el Presidente Montt. Montt, por cierto, Ministro de Educación del Presidente Bulnes, por lo demás, y que llegó a la fundación de la Escuela de Artes y Oficios, a la conformación de la Universidad de Chile, a la fundación de la Escuela Nacional de Preceptores, a la formación de profesores y a la formación de una escuela nacional de agricultura. Estos caballeros pensaron en esas cosas, ellos tuvieron esta visión de que eso es importante y lo fue. Se estima que 30 años más tarde esto tuvo un efecto que además, se complementó, reforzando escuelas y liceos.

Hace pocos días tuve el agrado de estar una escuela de Río Bueno. En Río Bueno se fundó una escuela pública el 11 de junio de 1842, el mismo año que la Universidad de Chile. Nosotros apadrinamos ahora esta escuela, y allí se manifiesta una misma visión de país, una visión de largo plazo. Se estaba dispuesto a hacer el sacrificio, porque estas cosas no fueron gratuitas. Se entregó allí un aporte financiero y también un recurso humano importante dedicado a estas tareas. Hoy día todo esto es un proyecto poco atractivo, porque la política vive mucho más de los resultados de corto plazo. Somos sensibles a las cosas típicas que se inauguran, por eso una reforma educacional importante es aumentar y mejorar el tamaño de los edificios en las escuelas, y eso aparece en las fotografías. Hoy día tenemos armado un esquema de municipalización, en el cual fluctúan las prioridades de las municipalidades de educación. Esto resulta muchas veces ser una cosa bastante controvertida.

Más tarde, esos resultados, indudablemente buenos desde un punto de vista de los ímpetus políticos, que son también naturales, no se constituyen en los resultados que uno buscaría y se prefiere entonces poner atención a los recursos, focalizando la atención en otras cosas que tienen resultados más cercanos y más visibles. Aquí falta entonces una visión de Estado, respecto a un tema tan crucial como es la educación de nuestros hijos o de nuestros nietos. Porque sino el desarrollo será simplemente expresado en estos indicadores globales, en que nos va ir muy bien, estoy seguro.

También es cierto que seguiremos siendo un país intensivo en la producción de minerales, de madera, de frutas y de pescado. Pero no vamos a ser el país que pueda sostener su crecimiento futuro, sobre base de la inteligencia y del valor agregado, porque eso requiere un esfuerzo distinto del que estamos haciendo; requiere más investigación en ciencia y tecnología, requiere de un recurso humano distinto. Chile no puede pretender dar un salto en desarrollo integral, con sólo una estrategia basada en la mano de obra barata. Ese no debe ser el proyecto y en mi opinión, este proyecto alternativo requiere repensar esta dimensión de la educación, que no debe basarse solamente en la productividad de la mano de obra, sino que también en la formación humana que es indispensable.

Se necesita, ciertamente, una política de recursos distintos al actual sistema educativo, que tiene que ver con cosas cruciales. La primera de las cuales, en mi opinión, es la formación y la capacitación de los profesores. Lo segundo, es tener un sistema más unificado que esta desunión que existe en el sistema hoy, lo que ha sido apuntado por varios técnicos como algo muy pernicioso, donde cada municipalidad se hace cargo de su problema, con poca ingerencia del Ministerio de Educación en materia programática y de contenido. Eso es algo que hay que corregir y también el contenido mismo de lo que se hace en educación.

Los programas, y yo he visto muchos de ellos, son extraordinariamente pretenciosos. Se trata, a veces, de enseñar de todo un poco. Hay que ser más selectivo, y sobretodo, dejar el espacio para esto que yo concibo como tan importante que es que los profesores tengan más oportunidad de conversar con sus estudiantes.

Hoy, el desafío de ser profesor, si me dan la razón los profesores de esta institución, es tremendo, porque resulta que los estudiantes muchas veces tienen más información sobre cada uno de los temas que el propio profesor. Los estudiantes acceden a Internet y a mí me a sucedido que a los estudiantes, levantan su mano para ponerlo a uno en antecedentes de algo en que uno no está necesariamente informado y en un contexto en que las familias no están muy preocupadas de esos temas. Los estudiantes recogen a veces indiscriminadamente información de Internet, de los medios de comunicación, de donde sea.

Por lo tanto, eso se constituye en un reto fenomenal para los profesores. Hoy día al profesor le es más difícil ser un líder efectivamente en su clase. Y eso requiere entonces una formación pedagógica mucho más fuerte, porque tenemos que enfatizar el dirigir a nuestros estudiantes para hacer una buena investigación en Internet. A cada uno de nosotros nos ha sido imposible mantenernos en el mismo ritmo, pero entreguémosle a los estudiantes algo que ellos no saben necesariamente: cómo investigar, cómo hacerle buenas preguntas a la información que hay en Internet o que hay en un medio de comunicación. Eso requiere adiestramiento pedagógico mucho mayor y muy distinto probablemente a lo que estamos haciendo.

Por lo tanto, aquí son centrales el tema del recurso, el tema de unificar el sistema educativo nacional y este tercer tema que tiene que ver con contenido, especialmente, para darle más liderazgo al profesor y darle más tiempo para que el profesor pueda conversar con sus alumnos sobre la vida. Muchas de nuestras generaciones, no hemos olvidado nunca las conversaciones que una vez tuvimos con nuestros profesores y no se nos han olvidado nunca porque eran un ejemplo de vida; de rectitudes, de cómo hay que hacer las cosas. La educación hoy se ha transformado en una especie de fábrica de egresados, en una fábrica de puntajes y la educación es mucho más que eso.

Por lo tanto, quisiera concluir, este país quiere tener un futuro; que lo quiere, lo anima, lo estimula, tiene que ver con el conseguir una mayor perspectiva, económica y material, sobretodo cuando muchas de nuestras generaciones hemos recibimos un país fracasado, un país que buscaba con muchas dificultades un camino. Hoy día tenemos el camino, se ha ido edificando con muchos problemas, con muchos esfuerzos, con decisiones comerciales, muchas veces dolorosas. Un país que ha vivido dolor también, para tener lo que hoy día tenemos; pero este país tiene futuro y esta perspectiva no logrará nada de eso, si no tiene una educación acorde; un hacer educacional que sea efectivamente comprometido con lograr un país mejor en cantidad pero también mejor en calidad, lo que en definitiva es el gran reto del desarrollo económico.

Yo quiero agradecerles nuevamente la invitación, me siento muy honrado de estar acá, de haber dado esta clase inaugural, modestamente, y de desearle a la institución lo mejor y a la Escuela también lo mejor, en la construcción de este futuro que el país busca. Muchas gracias.

Compartir:
https://uchile.cl/u8478
Copiar