Discurso del Prof. Luis A. Riveros, Rector de la Universidad de Chile, en Ceremonia de Entrega de la Medalla Rectoral al Embajador Señor Oscar Pinochet de la Barra.

(Transcripción)


Hemos querido distinguir a don Oscar Pinochet (1)  por su trayectoria, por su contribución, por su hacer en el mundo intelectual y diplomático. Pero hay algunas razones específicas que en realidad debemos destacar y que fueron las bases para tomar la decisión de entregarle esta tan merecida distinción.

Primero, porque don Oscar Pinochet ha sido siempre un hombre de ideales y de sueños. Él es ese joven de hace 60 años que idealizó e imaginó esta realidad palpable hoy día de un mundo antártico en desarrollo y un mundo antártico que, como él muy bien lo definió, es también un ideal y un sueño, un mundo de ciencia y de paz, y él imaginó eso no hace 10 ni 20 años, sino que hace 30 ó 40. Un hombre que imaginó la protección del medio ambiente cuando nadie hablaba de medio ambiente, y cuando las colisiones permanentes a que llevaba la guerra fría hacían probablemente de eso un discurso bastante fuera de lo común, él estuvo ahí. Por lo tanto, él simboliza mucho de lo que queremos hoy día de nuestros jóvenes: queremos que nuestros jóvenes imaginen el futuro, queremos que nuestros jóvenes, nuestros estudiantes, nuestros jóvenes profesionales, sean personas de sueños y que no se involucren necesariamente en este tan notable cortoplacismo en que ocurren nuestros debates, en que las miradas van a 2, o quizás 4 años. Necesitamos que nuestra juventud se imagine el mundo de los 10, de los 20, de los 30 años que siguen: ellos pueden hacerlo. Don Oscar Pinochet de la Barra ha sido un ejemplo de cómo un joven egresado de la Escuela de Derecho empezó a imaginar y a construir un mundo de ideas, y que además se jugó por ellas, convenció, impulsó, y sigue y seguirá luchando por la convicción de las mismas.

En segundo lugar, porque don Oscar es un académico, en el sentido más amplio y más profundo del concepto, y eso es algo que debe destacarse, especialmente en días en que el concepto de académico o de organización académica envuelve a veces connotaciones un poquito discutibles. Él es un académico porque ha escrito toda su vida y lo sigue haciendo; ha sido un prolífico autor en sus materias y en otras, pero sobre todo porque él siempre ha tenido una actitud de esperar la crítica, la pregunta a su trabajo y a sus propias posiciones. Eso es algo que en el mundo académico debe destacarse y subrayarse cada vez con más fuerza. Los académicos debemos ser capaces de proponer ideas, pero también de tener la tolerancia a las ideas distintas, para poder construir un mundo en que predominan las mejores ideas y no solamente las mías o las de otros. Creo que él nos ha enseñado mucho de eso, desde sus viejos tiempos de discípulo de don Alamiro de Ávila o de sus otros notables y destacados profesores, él ha sido toda su vida, además de un diplomático, un académico de primera monta.

Y en tercer lugar, porque él es un hombre que se ha destacado por una enorme diversidad en su creación. Ha escrito de temas políticos, de temas en el ámbito del derecho, en el ámbito de la ecología y de la geografía, o de la geopolítica; él ha escrito también en prosa y en verso. Es un hombre que ha logrado encantarnos no sólo con sus convincentes argumentos respecto de los temas del diseño estratégico del continente y de las políticas aplicables, sino que también ha puesto su imaginación para escribir poesía y para mostrar que en realidad la creatividad no debe ni tiene por qué circunscribirse solamente a un ámbito de nuestros quehaceres, sino abrirse a muchos otros, porque el ámbito humano es infinito y tremendamente permeable a las distintas ideas de quienes, como él, las tienen y son capaces de transmitirlas con fuerza a otros.

Y finalmente, por qué no decirlo, porque don Oscar Pinochet es también un hijo de esta Universidad. Él es un hijo y un discípulo notable de nuestra Escuela de Derecho y creo que él simboliza mucho de lo que aspiramos a que sean nuestros egresados: hombres y mujeres capaces de dar luchas por sus ideas, convicción por sus ideas y entrega por sus ideas como él lo ha hecho toda la vida.

De manera, don Oscar, que creo que esta Medalla Rectoral está tremendamente bien entregada, creo que ha sido una decisión muy acertada de la Corporación el haberlo convocado para otorgarle esta distinción, porque creemos que con eso se está destacando la vida de los sueños, la vida del verdadero trabajo académico y la vida de lo que esperamos de un hombre que se ha formado en esta institución, como usted lo ha hecho con tanta brillantez.

Muchas gracias a todos ustedes por acompañarnos.

 

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Notas
1. Sr. Oscar Pinochet de la Barra, Director del Instituto Antártico Chileno.
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