Discurso del Prof. Luis A. Riveros, Rector de la Universidad de Chile, en Ceremonia de lanzamiento del libro "II Encuentro de Investigación y Creación 2003".

Ésta es una ceremonia importante porque ese tomo traduce una gran cantidad de evidencia, de discusión de ideas, que es conveniente revisar. Una de las primeras cosas que llama la atención es, por cierto, la enorme riqueza que esta Universidad aporta en investigación, la enorme diversidad de cosas que se hacen en materia de investigación básica y aplicada, pero también la enorme disparidad que existe entre las distintas unidades de la Universidad en esta materia, y eso es un tema en el que tenemos que seguir poniendo muchos esfuerzos, además de los que ya se han hecho.

Allí surge, y yo invito a que lean las ponencias los decanos, enormes disparidades respecto no sólo al empeño y a las ganas quizás, sino también en términos de los resultados, y esos son elementos que hay que corregir. Hemos estado tratando de inducir esas correcciones a través del reordenamiento del trabajo en varias facultades, porque aquí no se trata de tener tampoco, por otro lado, una política que cruce toda la Universidad con los mismos parámetros, los mismos indicadores. Sabemos que la esencia de esta Universidad es justamente tener segmentos muy distintos que no pueden ser medidos con los mismos parámetros como aquí mismo se ha indicado. El parámetro de publicaciones ISI no es igualmente aplicable en unas facultades que en otras, pero no significa que no haya parámetros que aplicar, ni que no sean tan consistentes y en definitiva tan exigentes como los otros. Entonces, esto de ir acortando los espacios y creando instrumentos para evaluar adecuadamente el trabajo de investigación, es un elemento muy importante, y eso debe ser entendido por parte de quienes son responsables de la conducción de las distintas unidades como una guía para orientar y mejorar el trabajo de investigación que realiza la Universidad.

Nosotros hemos definido en los lineamientos estratégicos de la Universidad que nuestro posicionamiento está centrado en posgrado e investigación, ciertamente que eso requiere tener buenos pregrados, pero el centro estratégico está en torno a los posgrados y la investigación, porque la Universidad tiene ventajas comparativas en ese ámbito, ventajas que hay que profundizar y mejorar y, por cierto, que eso necesita un diseño y orientaciones que se sigan de una manera bastante permanente. Hemos hecho un gran esfuerzo en posgrado, la tasa de creación en posgrados, de doctorados, particularmente, es bastante alta; sin embargo, como hemos estado analizando con el señor Director del Departamento de Posgrado (1), la efectividad tampoco es claramente una gran ventaja a favor de la Universidad, nuestras tasas de graduación de doctores, por ejemplo, no han ido aumentando en el tiempo, y todavía estamos lentamente revisando nuestra oferta de magíster y de otros programas para ordenarlos y darles a todos una consistencia más o menos generalizada y uniforme en toda la Institución. De manera que estamos trabajando, pero creo que en posgrado y en investigación hay mucho que hacer, y yo llamo la atención sobre esa materia y lo hacemos permanentemente con el objeto de acelerar el trabajo de organizar y de estructurar mejor en términos de evaluación de resultados, particularmente.

Creo que a este respecto la carrera académica se convierte en un instrumento muy importante para el progreso que debemos estimular en el área de la investigación, particularmente, y de los posgrados también. Y es por eso que la responsabilidad que hemos estado incentivando en todas las unidades (facultades y departamentos) por el progreso sistemático de la gente en la carrera académica, es un instrumento para avanzar en esta materia que a mí me parece que es muy importante. Y es por eso que también hemos hecho pública la decisión de no estar disponibles para volver a ampliar el plazo comprometido con los profesores asistentes ya hace un buen número de años, y eso debe ser leído claramente como una manera de ordenar y de poner una línea que efectivamente no vamos a traspasar, porque aquí está en juego también nuestra credibilidad como institución propiciadora de la buena investigación y del buen desarrollo académico.

Yo creo entonces que este libro y estas discusiones que hemos tenido en los encuentros de investigación, han sido extraordinariamente útiles, adicionalmente a haber puesto un poco más de recursos para poder dar estímulos marginales en la preparación de proyectos, en el desarrollo de algún tipo de proyecto. Son extraordinariamente útiles, y hay que saludarlos, pero hay que revisar lo que estamos haciendo, hay que volver a poner energía en lo que estamos haciendo, porque me parece que lo que hemos logrado es bueno, es importante lo que nos ha mostrado la Dra. Gorman (2), creo que señala los buenos resultados, uno no puede decir que las cosas estén ocurriendo así libremente, aquí sabemos perfectamente bien y en nuestros ordenamiento del plan de desarrollo estratégico estos indicadores serán puesto como metas evaluadoras también del comportamiento de las distintas unidades académicas, pero, como digo e insisto, aquí también hay mucho que mejorar.

Sin embargo, este mejoramiento no es independiente de lo que pasa también con los incentivos que tenemos como Institución desde el punto de vista de nuestros modos de financiamiento. No hay que olvidar que en el pasado, hace ya casi un cuarto de siglo, se definió al aporte fiscal directo como aquel que ponía los recursos en la investigación, mientras que el aporte fiscal indirecto apoyaba la docencia. Al cabo casi de estos 25 años de funcionamiento de este sistema, la Universidad de Chile recibe un 12% de su presupuesto en términos de aporte fiscal directo. Esto significa un 12% de financiamiento basal para todos sus programas de investigación, y naturalmente la Universidad por la vía del aporte fiscal indirecto y por la vía de los aranceles que cobramos a nuestros estudiantes, recibe aproximadamente un 50% de su presupuesto. Es decir, aquí hay un desbalance que lo hemos señalado y reiterado, pero que es muy importante volver a especificar. Hay un desbalance en términos de los incentivos, y ciertamente quien administra el tiempo y los recursos en cada una de las unidades, tiene que pensar de esta relación de 5, 6 a uno para determinar qué es lo que hay que hacer con el tiempo académico o con los incentivos del trabajo académico.

Hemos hecho notar esta materia, y también hemos hecho notar que muchos de los proyectos de investigación que están mencionados en ese trabajo por parte de las distintas facultades son financiamientos que se buscan por parte de los propios investigadores o de las unidades como prestación de servicio, y la pregunta es: ¿ese es el tipo de diseño de investigación que queremos en el país?. Un 10% de aporte basal más un 20% de los ingresos propios, o sea, no más del 30% del presupuesto de la institución dedicado a investigación de distintas fuentes tanto el aporte basal como el acceso que tienen los distintos investigadores a fuentes de financiamiento que tienen que ver con organismos públicos o privados.

Entonces yo creo que aquí el tema es un tema de montos, pero también es un tema de políticas, de estructuras, de definiciones. Creo que el país necesita un cambio en esta materia y lo hemos estado reclamando sistemáticamente, no se trata de que la Universidad tenga que recibir un cheque más grande o de que todas las universidades deban hacerlo, se trata de revisar los instrumentos, y hemos insistido en que el Estado debiera revisar los instrumentos de financiamiento para concentrarlos y focalizarlos en los temas de investigación y de posgrado. Hemos hecho algunos avances en la discusión en la materia, pero francamente son muy desalentadores. En primer lugar, existía un compromiso de aumentar el gasto global en investigación y desarrollo, que sabemos se mantiene a un nivel que es claramente incomparable e inaceptable si uno cree en todos estos compromisos que por otro lado el país está haciendo en materia de relaciones internacionales y de comercio internacional. Pero ese cambio no ha existido de verdad, no ha existido una voluntad política para poner de verdad más recursos en investigación y desarrollo, con mejores instrumentos para asignar los recursos, que los que actualmente tenemos. Conversamos esto hace ya más de un año con las más altas autoridades de la Nación para crear un fondo de 200 millones de dólares y financiar equipamiento mayor para la investigación. Eso es una necesidad que no podemos cubrir con Fondecyt o con proyectos que tienen grandes discontinuidades. Los 200 millones de dólares terminaron en 80 millones de dólares, después de grandes fluctuaciones, lo cual nuevamente revela que no hay una voluntad política definida, clara, en términos de apostar al tema de la investigación y el desarrollo, al mismo tiempo que se apuesta a la inserción internacional, al mejor desempeño productivo del país, a la incorporación de conocimiento y valor agregado a nuestras exportaciones y todos esos temas.

Pero finalmente el presupuesto de este año o para el próximo año de Conicyt es también tremendamente preocupante. Si ustedes examinan lo que se ha aprobado, es una disminución en las becas de doctorados, es básicamente una mantención y una pequeña caída en términos reales de lo que es Fondep, Fondef y Fondecyt, y también de los proyectos de investigación de origen regional. Y estos nuevos recursos que provienen de un préstamo con Banco Mundial se colocan en un nuevo ítem que se llama "economía para la sociedad del conocimiento" que no sabemos todavía cómo se va a administrar, o sea, qué es lo que implica en términos prácticos.

De manera que las señales que estamos recibiendo en esta materia son preocupantes. Claro, estamos haciendo el esfuerzo de mantener a la Universidad produciendo, de mantenerse en las líneas que corresponden no sólo por la relevancia académica, sino además por la responsabilidad nacional que tiene esta Universidad. Es por eso que es muy estimulante ver que aquí hay proyectos que atacan temas nacionales y que además tienen una tremenda productividad académica en términos de publicaciones ISI y no ISI, pero me parece a mí que el esfuerzo de la Universidad necesita un esquema distinto no sólo de financiamiento, sino que más bien de incentivos que tengan que ver con lo que nosotros queremos como país y de lo que se quiere de esta Universidad como país, tema que hemos sostenido en documentos públicos frente al Ministerio de Educación y al Congreso Nacional.

A mí me parece entonces que son muy pocas las universidades, yo diría no más de dos o tres, que realizan un trabajo profundo, serio y complejo en términos de la integración disciplinaria como el que realiza la Universidad de Chile. Yo creo también que deben ser muy pocas, quizás una o dos, las universidades que tienen estas reuniones de investigación y que entonces producen eso que sirve como un elemento de retroalimentación para sus distintas unidades y para las distintas personas para tratar de conseguir de alguna manera ese avance más o menos a la misma velocidad que estamos pretendiendo conseguir en todas las unidades académicas. Pero sin lugar a dudas, la única universidad que con este esquema de financiamiento resulta evidentemente perjudicada es la Universidad de Chile, porque es la que tiene mayor tamaño, es la que tiene relaciones intra e inter departamentos y unidades de investigación más complejas, y que necesitan desarrollarse solamente con un esfuerzo interno, cuestión que no es viable, simplemente porque los recursos no son suficientes en la misma medida en que los incentivos públicos están orientados al financiamiento de la docencia, y así se ha revelado, así se ha puesto el funcionamiento del sistema y así están los incentivos para el desarrollo de las nuevas universidades privadas, en docencia, docencia y más docencia. De manera que, al final del día, la productividad del sistema universitario se mide por la cantidad de abogados, de arquitectos o de ingenieros comerciales que se titulan. Nosotros hemos estado contra esa orientación y creemos que aquí hay una responsabilidad fundamental para el sistema universitario en torno a producir conocimiento, y además que no existen verdaderas universidades que puedan hacer docencia sin vincularla con su tarea de creación y de investigación.

Es por eso que esta reunión es tan importante y las reuniones que vengan, el tercer encuentro de investigación, para volver a repensar estos temas, su vinculación con el resto del trabajo de la Universidad y también nuevamente a poner de relieve las falencias que tiene el diseño de las políticas de investigación nacional que, en mi opinión, necesita revisiones fundamentales que no han sido acometidas. Expongo simplemente un hecho fundamental: ¿qué sigue haciendo en un país que quiere dar este salto económico, productivo, Conicyt en la estructura del Ministerio de Educación? ¿No es acaso Conicyt dentro del Ministerio de Educación una de las prioridades más bajas frente a todo lo demás grandes problemas que tiene que enfrentar el Ministerio y que se relacionan con temas obviamente mucho más masivos y mucho más de corto plazo? ¿No debiéramos ya hace tiempo haber pensado en que Conicyt sea un organismo que tenga una mayor independencia y un mayor privilegio desde el punto de vista de funcionamiento, y también del financiamiento?.

Creo que esos temas no están sobre las agendas y uno menciona estas cosas en reuniones en el Parlamento y recibe miradas extrañas, y generalmente la pregunta de cuál es la pretensión que uno casi como persona podría tener respecto a temas de esa naturaleza. Yo creo que aquí no existe discusión en serio sobre este tipo de cosas, aquí la legislación se crea con ausencia total de quienes son en definitiva los que podrían mejor opinar sobre estas materias universitarias, y creo que si no existe corrección en eso, francamente nos vamos a encontrar en un país con gran cantidad de discursos y de anhelos simplemente estancado como lo ha estado durante un siglo a esta parte, porque no vamos a ser capaces de dar el salto de verdad, excepto como proveedores de recursos naturales y mano de obra barata.

Esto lo he repetido en muchas partes, lo han dicho muchas otras personas y académicos de esta Universidad, pero es fundamental insistir, porque el cortoplacismo en que hoy día se envuelve la toma de decisiones nos está perjudicando definitivamente: tenemos que cambiar esa visión para poder empujar en la dirección que queremos el trabajo interno de la Universidad, tenemos mucho que hacer, tenemos grandes tareas, hemos caminado lento en muchas áreas, bien en otras, pero se necesita también un cambio en las reglas, en los incentivos, en las orientaciones de la política pública, porque mal que mal, al final del día, esta Universidad todavía debe ser, a pesar de todo lo que se ha dicho, una universidad nacional y pública.

Muchas gracias.

 

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Notas
1. Prof. Jorge Hidalgo, Director del Departamento de Posgrado y Postítulo de la Universidad de Chile.
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2. Prof. Dra. Texia Gorman, Directora del Departamento de Investigación de la Vicerrectoría de Investigación y Desarrollo de la Universidad de Chile.
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