Discurso del Prof. Luis A Riveros, Rector de la Universidad de Chile, en Seminario PSU 2005, desafíos y metas.

Es muy importante subrayar lo que ha expresado Don Lautaro Cisternas(1), este cambio que hemos propiciado en el instrumento Prueba de Aptitud Académica, no ha sido casual, arbitrario ni poco meditado ni tienen que ver con las nimiedades que han aparecido en algunos medios de comunicación; ésta es una propuesta que veníamos debatiendo desde hace bastante tiempo y que tiene que ver con una verdad que, desde el punto de vista de nuestra institución es fundamental, tal es la vinculación más activa que debe existir entre la enseñanza media y la universitaria. Por mucho tiempo se ha mirado la universidad como aislada del resto del sistema, y también ocurrieron cosas en el resto del sistema que ni siquiera fueron insumos para lo que ocurría al interior de la universidad. Las cosas que ocurrían al interior de la universidad tampoco era el insumo a considerar para los planteamientos, reformas, propuestas, ideas y desarrollo en la enseñanza media y, evidentemente, ésa es una situación muy poco estimulante. En primer lugar, porque hay un crecimiento sustantivo de la cobertura de la enseñanza universitaria de la Educación Superior en general. No olvidemos que los números, de los países industriales, nos dicen que cerca de la mitad de la población entre los 18 y 24 años, está cubierta por educación formal superior y en nuestro país estamos recién llegando a la mitad de esos números. Por lo tanto, es cierto que tenemos que esperar todavía un crecimiento mayor del sistema universitario y también, se espera, del sistema de la educación técnica superior. Pero entonces, ahí hay un problema de desarrollo positivo pero que necesita evidentemente una respuesta del punto de vista del sistema educativo, esto es decir, de una relación más activa entre la media y la universidad. Soy testigo de que seminarios, discusiones, estudios, entre la enseñanza media y la universidad no ocurrieron prácticamente, que yo conozca, en los últimos 15 ó 20 años, y que los contactos eran más bien ocasionales por la vía del Demre, ciertamente, de la aplicación de la prueba y había algunas coordinaciones pero en términos sustantivos nada. Este lo considero extraordinariamente grave, como consideré también extraordinariamente pernicioso que cuando se hicieron reformas en los planes de los programas de la enseñanza media, nunca en las universidades tuvimos la oportunidad de opinar siquiera respecto a si esas reformas conducían o no mejor a algún sistema educativo superior que uno estuviese pensando. Entonces, evidentemente, que hay poca optimización en el uso de los recursos vistos como país cuando existe esta desconexión entre dos sistemas que tienen que estar naturalmente mucho más vinculados y es por eso que debatiendo este tema surgió la idea de remozar la Prueba de Aptitud Académica que yo francamente me habría gustado que se hubiese llamado ese producto final Prueba de Aptitud Académica Revisada o Prueba de Aptitud Académica (2), pero por alguna razón que probablemente se vincula más a los efectos comunicacionales, se llamó prueba de selección universitaria. Lo primero tenía la ventaja de sugerir lo que realmente ha sido este cambio, cual es revisar un instrumento para ponerlo más al día en el espíritu de vincular más activamente la enseñanza media con la universitaria. Posteriormente, en todas las discusiones, ustedes saben, hubo proyectos alternativos que tenían un enfoque un poco más radical en términos de considerar, exclusivamente, medición de conocimiento y no medición de aptitudes, como era el énfasis de la Prueba de Aptitud Académica. Pero esa discusión después la superamos y llegamos, yo creo, a una buena solución de equilibrio cuyos resultados estamos comenzando a ver. Estamos en un proceso de transición todavía, no olvidemos que esta prueba va estar en un proceso de cambio año a año hasta el 2006, cuando entra, en un régimen con todas las consideraciones que queremos tener en términos programáticos. Pero esta sigue siendo una prueba que enfatiza aptitudes con, obviamente, un grado de conocimiento que nos interesa, justamente, por esta mayor sistematización de las relaciones entre la media y la universidad. Por lo tanto, este es para mí un punto muy importante.

Un segundo aspecto que para mí también es muy importante y para la Universidad de Chile tema crucial, es el hecho que el sistema universitario siga siendo un método que seleccione a los estudiantes por calidad. Hay evidentemente muchas otras propuestas alternativas. Si uno mira la realidad latinoamericana, por ejemplo, la verdad no es ésa. Estuve hace poco en reuniones con rectores de universidades argentinas y el esquema de admisión en las universidades argentinas es tan simple como abrir la puerta para que entren todos los que puedan o quepan en sala, e incluso, en muchos casos, ni siquiera los que caben en la sala. La Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires admite alrededor de 4000 estudiantes y, por cierto, la selección ahí se da de una manera muy natural: los que alcanzan asientos tienen más probabilidad de aprobar los cursos que los que no alcanzan asientos - hay mercados negros de asiento, ocurren todo este tipo de fenómenos -, pero no hay selección y ésa es la realidad también en las universidades mexicanas, en las centroamericanas y es, en general, la realidad latinoamericana y los resultados no son óptimos porque hay un tremendo desperdicio de recursos al interior de la universidad; al no haber selección, evidentemente, tampoco hay énfasis en la búsqueda de mayores oportunidades para los que tienen ventajas en ciertas áreas. Así el problema es peor al que nosotros enfrentamos en nuestro país desde el punto de vista de la selección por aptitudes, por preferencias o por inclinaciones y ventajas comparativas de los estudiantes.

De manera que creo, que en la medida de que el sistema siga creciendo, deberá seguir siendo selectivo. Ahora, naturalmente, me parece también que hay un tercer elemento, tal es la diversificación del sistema universitario que va a estar ocurriendo y que ya ha ocurrido hasta este punto y que seguirá sucediendo en la medida que la cobertura de estudiantes o jóvenes en estos tramos de edad de 18 a 24 años siga creciendo. Las universidades, cada vez más, se distinguirán entre aquéllas, como la que está orientada a investigación y postgrado, de aquellas que están orientadas esencialmente a la formación profesional y que es lo que en Estados Unidos se llaman College y que, por lo tanto, a un College se llega a obtener un certificado para el ejercicio y que puede obtener, por cierto, una muy buena formación profesional y puede ser muy bien reconocida en el mercado, pero no es una universidad que ponga su énfasis en materia de investigación y de postgrado, y eso es una diferencia fundamental. Es una diferencia fundamental porque hoy también existe a nivel del mercado laboral profesional esta distinción entre los profesionales que tienen y no poseen postgrado; esto va a seguir creciendo, no con el animo de discriminar a otros, si no más bien con el objeto de establecer también cierta categorización en la estructura del empleo profesional que, por cierto, es cada vez más complejo en la medida en que las relaciones productivas van siendo más complejas. Hoy, una de las cuestiones que se enfatiza en la universidad es el tema del emprendimiento para que los estudiantes que salgan de la universidad se dirijan, o bien a su desarrollo profesional por cuenta propia, sean abogados, economistas, médicos o ingenieros; o bien se dirijan al postgrado para poder continuar su entrenamiento y evidentemente que esto, ambas cosas, requieren una universidad que no sea solamente repetidora de conocimiento sino que requiere institutos que estén en la práctica de crear conocimiento nuevo; y eso, por lo tanto, es el énfasis del desarrollo estratégico en esta universidad y en las otras 3 o 4 universidades complejas del país y, justamente, producir de acuerdo a sus ventajas comparativas conocimiento suficiente para desarrollar profesionales que tengan, primero, una clara inserción producto de su capacidad de emprendimiento, o que tengan claras ventajas para desarrollarse posteriormente en los postgrados, que es el énfasis que en esta universidad estamos desarrollando en los últimos 5 años. Hemos aprobado y acreditado 25 programas de doctorado porque ése es un crecimiento que va tener naturalmente el país, porque hay una subproducción absoluta en algo que el país necesita si es que quiere dar todos estos saltos productivos hacia el desarrollo económico que se menciona. Por lo tanto, creo que uno de los temas fundamentales es lo que se ha llamado la universidad del Siglo XXI, es esta diferenciación creciente entre la universidad compleja y el College, y ésa es una realidad que hoy día ya estamos viviendo en Chile y es una universidad que por cierto tenderá a profundizarse y a crecer como ya existe en los países desarrollados. Ahí hay una clara diferencia entre el College y la universidad justamente por este desarrollo, pero también esa misma diferencia produce las instancias de coordinación del compartir estrategias y recursos para el desarrollo de uno y de otros, por eso es un tema muy importante. Ahora, declaro también, que eso no va necesariamente asociado a la calidad de ser universidad privada y no-privada. En primer lugar, porque en Chile ya tenemos un desarrollo bastante rico en materia de universidades privadas que están en el Consejo de Rectores, pero que son instituciones que en el esquema chileno tienen también un subsidio estatal que se justifica por unas razones históricas de los años 60, pero que en realidad no son estrictamente el concepto tradicional de universidades estatales y tampoco de universidades públicas, pero eso tenderá también a enriquecerse en la medida que las nuevas universidades privadas que están fuera del Consejo de Rectores vayan madurando y produciéndose lo que ya ha estado ocurriendo: diferenciación en término de sus proyectos, en términos de su inversión; por lo tanto, hacia el futuro vamos a ver un sector privado que va a ser bastante potente y bien organizado. Yo creo que hay varias de las universidades privadas no-tradicionales que ya han madurado suficientemente sus proyectos y eso va seguir ocurriendo y, por lo tanto, serán Colleges de muy buen nivel e incluso muchas de ellas podrán desarrollarse también en materia de investigación o de creación de conocimiento en alguna área seleccionada y eso necesariamente va tener que ser así. De hecho, hay dos o tres universidades privadas que tienen algunos centros de investigación que van a crecer, se van a crear, no serán la Universidad de Chile ciertamente, pero van a madurar y van a poder ofrecer con muchas ventajas competitivas formación profesional de muy buen nivel y probablemente también postgrados de muy buen nivel en algunas áreas, en algunos nichos específicos, como dicen los economistas. De manera que creo que la realidad del Siglo XXI es esta distinción creciente entre la universidad compleja y el College; también la existencia de más sendas de colaboración entre unas y otras pero también esta mayor complejidad va ir acompañada de universidades que van a estar madurando en algunas áreas o en algunos nichos específicos y que tendrán el carácter de ser universidades privadas no-tradicionales. También dentro del mundo tradicional deberían ocurrir algunos cambios, porque también mi opinión es que las 25 universidades del Consejo de Rectores deben tener algunos cambios también en términos de su mayor capacidad de asociarse para poder brindar servicios efectivos e investigación efectiva si es que quieren incluirse en el mundo de las universidades complejas; y eso también va a tener que suceder.

Creo que esta idea de que hay 25 universidades tradicionales que compiten entre ellas, en realidad, no es una idea sostenible ni muy seria dado los recursos con que cuentan, para que todas las universidades traten de parecerse a la Universidad de Chile, lo digo sin mucha arrogancia, pero la Universidad de Chile tiene 160 años en esto y muchas otras no lo tienen y tratan de crear medicina y tratan de crear cosas que significan muchos recursos que hay que invertir, los recursos no están y, por cierto, es mucho más inteligente como país lograr una asociación efectiva en lugar de esta competencia que, en realidad, tampoco es competencia porque el caso de muchas universidades que han tenido que terminar haciendo muchas cosas, demasiadas y a veces cualquier cosa para poder sostenerse financieramente y eso tampoco es serio como una alternativa para estudiantes que admitimos y que son estudiantes con puntajes relativamente altos. Creo que los cambios más importantes en la Universidad van estar al interior de ellas. Sin duda llegó el momento - y así lo pensamos en la institución - de pensar que ya no es posible que un muchacho a los 17 años decida cuál va ser su inserción profesional para el resto de la vida y hay varias razones para que eso ya no sea así. Por cierto que en mi generación todavía era posible que uno a los 17 o 18 años, dijese que quería ser ingeniero, abogado o médico y así todos, todos nosotros tenemos conciencia que muchas veces, hicimos elecciones inadecuadas. Yo comencé estudiando un año Derecho y encontré que no era el destino de mi vida, felizmente, porque había que hacer mucho ejercicio de memoria que a mí nunca me gustó y, por lo tanto, elegí la pedagogía porque era una cosa que me gustaba, realmente me sentía realizado estar en contacto con estudiantes - y es algo que todavía me motiva mucho- pero terminé de economista posteriormente, lo cual muestra en mi propia experiencia que la universidad debe ofrecer muchas alternativas en lo interno y nuestras universidades hoy día no están preparadas para eso. Aquí el estudiante que ingresa a la carrera de sociología tiene que estudiar sociología y pobre del que vaya a estudiar un cursito de economía porque no se lo vamos a reconocer en sociología y, por lo tanto, hay una inamovilidad, una inflexibilidad interna en todo el sistema universitario. Por eso, ésta es la realidad de cada uno de nosotros pero, en general, esto es lo que tiende a pasar en todas partes que ya no es compatible con la realidad, porque ella requiere obviamente mucho más tránsito, mucha más experiencia, mucho más conocimiento del estudiante al interior de la universidad.

Hay una segunda razón: las universidades están cambiando en término de la profundidad y orientación de sus estudios profesionales, porque está cambiando la realidad. Lo que hoy día se enseña en una carrera como ingeniería comercial no es lo mismo que se enseñaba hace 10 o 20 años, y creo que todavía tenemos que hacer algunos cambios mayores en términos de contenidos programáticos, de orientaciones, dado que las cosas están cambiando permanentemente en cuestiones de relaciones internacionales, en cómo marcha el sistema financiero, en cómo funcionan algunos mercados específicos y, por lo tanto, no podemos estar repitiendo a esos jóvenes lo que se le repetía a generaciones anteriores y, por lo tanto, también es mucho más difícil para la enseñanza media mantener un sistema de monitoreo e información de qué es realmente lo que hoy están ofreciendo las universidades. Antes era más fácil porque las cosas cambiaban lento, o sea, ayer en Derecho es lo que había sido unos 15 años antes y, seguramente, lo que seguiría siendo los 15 años posteriores, por lo tanto, no había grandes novedades pero hoy Derecho está cambiando fundamentalmente. Ahí tienen ustedes la reforma procesal penal: el buen abogado cuando alcance la reforma en la parte civil, va a ser el que tiene oratoria, el que tiene discurso, el que tiene cualidades de actor. Hoy día tenemos que hacer clase de teatro a nuestros abogados para que puedan expresarse, que era una cosa insólita hace solamente 10 años atrás. Cuántos en la enseñanza media saben que eso está ocurriendo, y esos cambios van hacer permanentes, no son cambios que estén ahí para quedarse inamovibles por otros 10 o 20 años, los cambios en las carreras son permanentes. Nosotros constantemente en nuestra institución estamos en el Consejo Universitario evaluando programas y propuestas nuevas para las carreras, porque ellas necesitan enfoques distintos y, por lo tanto, esa información no llega a los estudiantes con la misma facilidad que llegaba hace 20 o 30 años. Por lo tanto, si bien es cierto que habían equivocaciones hace 2 o 3 décadas y uno podía entrar en alguna senda equivocada y tenía que retroceder todo el camino para comenzar de nuevo en otras de sus elecciones, Hoy eso va a tener que ser un camino bastante más difícil porque las elecciones van a ser bastante más complejas y con bastante menos información, a pesar de todas las páginas web, con todo lo que podamos hacer para informar a nuestros jóvenes, sabemos que en realidad esa información va a llegar a ellos con bastante poca oportunidad.

Pero en tercer lugar, aquí hay un tema de quiebre generacional. Hoy los padres somos bastante menos competentes, y debo decir los profesores también, somos bastante menos diestros en dar buenos consejos respecto a carreras profesionales. Qué podríamos decir, por ejemplo, respecto a Ingeniería en Recursos Naturales; qué podríamos decir, por ejemplo, respecto a una Licenciatura en Química Medioambiental; o qué podríamos decir, por ejemplo, respecto a temas de tecnologías de la información. Todavía podríamos opinar sobre Arquitectura, Teatro, Derecho, pero la mayor complejidad del abanico profesional que va creciendo, hace que evidentemente esta brecha generacional de quienes podemos dar información y de los que la reciban va creciendo también. Por lo tanto, estas cosas hacen importantísimo que más bien la universidad tenga criterios generales de selección y posea más bien programas generales también en su primer año al menos, y ésa es la dirección en la cual estamos evolucionando. Ahora, este tipo de cambios, si uno piensa en una universidad pequeña, es relativamente fácil de hacer. Todos los estudiantes entran a un año común y después de uno o dos años comunes generales, pueden elegir sus carreras o especialidades: el sistema de College americano. Pero cuando hablamos de universidades del tamaño de ésta, o del tamaño de la otra que también queda acá en Alameda, - aquí en el Salón de Honor está prohibido nombrarla- son cambios mayores y fundamentales, porque tenemos que cambiar algo que es dificilísimo, tal es la cultura de los académicos. Un estudiante que entra a la Escuela de Derecho, hoy día todavía es así, estudia 95% del tiempo derecho, derecho a, b, o c, todo tipo de especialidades, subespecialidades y el otro 5% algún curso de economía, algunos cursos electivos que quedan al final y a los que nadie les da mucha importancia y eso en general tiende a ser la realidad de nuestra educación universitaria. Así se entra a estos túneles, como digo, sin salida y sin comunicación lateral, lo cual evidentemente hace bastante poco posible que las elecciones sean acertadas a la entrada. Como decía, se están haciendo más complejos los túneles, hay abanicos al interior de ellos y la información a la entrada va a ser mucho menos disponible y valiosa.

Además hay otro problema con el planteamiento que hoy precisamos profesionales distintos de los que requeríamos hace 10 o 15 años. Un abogado hoy tiene que saber mucho más de temas económicos y financieros, o de relaciones políticas internacionales, o de historia de la cultura de lo que tenía que saber antes, cuando tenía que conocer sólo Derecho. Hoy en Economía es muy importante, también, que un buen economista tenga una formación en las disciplinas sociales tradicionales para que sea un buen profesional. No solamente un buen economista es aquel capaz de analizar bien un balance o de saber bien cómo se comportan algunas de las variables macroeconómicas, hoy también es muy importante que un economista entienda que las decisiones que tienen que ver con las variables macroeconómicas también tienen impacto en otras dimensiones que son muy importantes que entienda porque también son parte de su hacer.

La semana pasada tuve una reunión en China sobre enseñanza de la Ingeniería y, entonces, en el mundo hoy día se está hablando del biosoma, porque en realidad hoy todos los avances tecnológicos se están produciendo en el ámbito biológico, es decir, del individuo, de la sociedad y de la máquina, y por lo tanto eso lleva a que un ingeniero, necesariamente, tiene que entender algo de las relaciones sociales, de las estructuras sociales y también tiene que saber algo de la biología del conocimiento. Por ello tanto, la necesidad de diversificar la formación, de enriquecerla, es evidente en todos los campos. Un médico hoy tiene que saber economía, porque ya no estamos en la situación del médico, como bien lo sabe el doctor Litvak2, que intervenía al enfermo a cualquier costo; hoy día, hay también que considerar el tema de los costos, quién paga, cómo se paga, o sea, eso es una realidad, es desagradable ciertamente, pero es una realidad y el médico tiene que conocerla, por lo tanto, hoy es muy importante para un médico tomar un curso de finanzas y economía para entender esa parte de su realidad, tal como el abogado tiene que saber algo de estadística y como nuestros ingenieros y economistas, deben saber también algo de ética, algo de filosofía, sobre todo en una universidad como ésta, donde le decimos a nuestros egresados que no queremos formar profesionales para el montón, sino que queremos formar los profesionales líderes del sistema y los líderes del sistema son aquéllos que tienen una visión amplia de los temas formales, de los temas políticos, de los temas de su especialidad y de su profesión; y, por lo tanto, se requiere también que el contenido formativo de cada una de las profesiones sea distinto y eso hay que hacerlo mediante esta diversificación de contenido, que debe hacerse a la entrada porque después hay que darle la especialidad; al revés no funciona, porque está visto en varios estudios que los cursos electivos de 3º, de 4º y de 5º realmente no importan, pasan a ser cosas que se hacen básicamente para cumplir con los requisitos, pero no se integran realmente porque uno ya se blindó del punto de vista de las materias de su especialidad. Para un estudiante de economía, el caso que me resulta a mí más cercano y natural, que puede tomar en 4º año un curso de sociología electivo o un curso de historia económica como electivo para apoyar su formación, ese curso de sociología y de historia económica realmente no vale nada, y así lo asumen los estudiantes, así lo asume el profesor, por lo tanto, es un curso que se hace para cumplir con la formalidad. Eso hay que hacerlo en el primer año si queremos que realmente nuestros economistas tengan una noción de las estructuras del funcionamiento de las relaciones sociales, tenemos que introducirlo en su intelecto, el primer año y sobre esa base construir ciertamente el desarrollo de la especialidad. Entonces, todas estas razones, las que tienen que ver con el ingreso y los sistemas de elecciones, e información de los estudiantes y la necesidad de tener una formación profesional más diversificada, y acorde con la nueva realidad pero a la vez más propia de universidades que, como digo, no quieren producir contadores sino economistas, y no escribanos sino abogados, y no expertos en tratamientos sino que médicos, requieren una noción distinta de la aplicación y visión profesional. Lo anterior lleva a que la universidad esté cambiando hacia un sistema distinto de ingreso y que nosotros estemos probando en la Universidad de Chile, con los llamados cursos de formación general. Hoy nuestros estudiantes pueden tomar cursos que están fuera de su especialidad y que son reconocidos como parte de su carrera, de manera que un estudiante de ingeniería puede tomar un curso de biología del conocimiento, como estudiantes de filosofía pueden tomar un curso de astronomía o matemática, o los estudiantes de medicina pueden tomar un curso de economía, y ha sido un programa tremendamente exitoso. Lo más admirable se debe a que los estudiantes prefieren y les gusta ese tipo de formación diversificada, porque ellos tienen más oportunidades de elegir e informarse respecto de la universidad en que están; además, tienen hasta más deleite de universidad porque se sientan aquí, en esta sala o en otras, estudiantes de distintas escuelas, y facultades que nunca se han visto en otras instancias; antes se conocían solamente en las protestas, muchas veces, pero ahora se sientan a escuchar una clase en común. Aquí se han hecho cursos de astronomía en que se han sentado estudiantes de todas las disciplinas de la universidad y escuchan a un profesor de la Facultad de Ciencias Físicas sobre esta materia y pueden comparar sus distintas visiones disciplinarias respecto de esa disciplina, así, eso tiene un enriquecimiento del punto de vista formativo que es tremendamente mayor, el solo hecho de tener contacto con gente de otras carreras le da al educando la posibilidad de enriquecerse desde el punto de vista de su formación con una amplitud muy distinta a la forma tradicional en que nos desarrollamos, en que los que estudiábamos historia en el pedagógico no conocíamos a nadie de matemática; es decir, no había una interacción en nada a pesar incluso de los cursos comunes de las didácticas y todas estas cosas que nos hacían sentarnos juntos. Pero la universidad siempre tendió a ser una institución de compartimentos y hoy, para ser exitosa, tiene que dejar de ser una universidad de compartimentos. Los estudiantes tienen que entrar a un año común, ésa es nuestra propuesta y después de ese año común en que tendrán 8 cursos de primer año y que tienen que ver con cursos generales, pero que también tienen que ver con análisis matemáticos y estadística, biología, historia del conocimiento, historia de la cultura, relaciones políticas internacionales, etc., ellos entrarán a un segundo año en el cual elegirán áreas y que tienen que ver con la organización actual de la universidad: por un lado están las Ciencias Sociales y el Derecho; la Ingeniería, las ciencias derivadas o asociadas a la biología, o a la salud, etc.,: 8 áreas, donde tomarán cursos generales de cada especialidad y por lo tanto elegirán sus carreras sólo después de este 2º año, y así esperamos no sólo reducir la equivocación en la elección profesional, sino que también esperamos enriquecer la formación profesional, para sacar a este profesional para el siglo XXI que tiene bastante menos especialidad que el de la primera parte del Siglo y de la segunda parte del siglo XX, pero que evidentemente tiene muchas más competencias para desarrollarse en este esquema de sociedad globalizada, y del conocimiento, sociedad en que todo está cambiando y que el profesional debe estar formado para estar permanentemente instruyéndose y aprendiendo constantemente y siguiendo siempre en tareas de formación formal, en postgrado o en postítulo, o en especializaciones de todo tipo. Ése es un cambio muy fundamental que tiene asociada otra consecuencia y ella es que las carreras deben tener una reingeniería y es ahí donde también entramos en el tema de la cultura al interior de las universidades. Cuesta cambiar, ha costado mucho convencer a los profesores de Derecho que el curso de Derecho Romano ya no debe ser parte del curriculum obligatorio de la escuela. Para varios constituía casi un insulto formar un abogado sin conocimiento de Derecho Romano y todavía se discute pese a que se eliminó del curriculum y se terminó porque, justamente, queremos dejar en el curriculum las cuestiones fundamentales de la formación de la especialización profesional. Pero ahí entran, cierto o no, los problemas que tienen que ver con nuestras culturas y estamos trabajando en eso. A un profesor de Econometría en la Facultad de Ciencias Económicas es difícil convencerlo de que su curso ya no es parte del curriculum de formación de un ingeniero comercial y estamos trabajando en eso. Pero necesariamente, tener estos 2 años comunes no pueden significar que en lugar de 5 o 6 años de Ingeniería ahora van a ser 7 u 8; por el contrario, nuestra propuesta es que las carreras en Chile deben durar todas 5 años, porque creo que hemos puesto bastante exageración en la dimensión temporal de muchas carreras por razones bastantes secundarias. Hay muchas formaciones que podemos entregar nosotros y que son carreras profesionales en dos años o quizás en tres, pero lo hacemos en cinco por requerimientos legales porque sólo con cinco se es un profesional universitario; entonces, hemos ido acumulando malla simplemente para darle satisfacción a la realidad de las remuneraciones futuras del profesional y a veces también un poquito para el ego de los propios profesores universitarios que nos podemos sentir menoscabados si estamos enseñando una carrera que dure solo dos o tres años . De manera que aquí debe haber otro cambio que es muy importante, tal es este proceso de reingeniería; así, a las carreras hay que sacarle todo lo que sea esta super especialización que le hemos agregado tradicionalmente. Nosotros, en la Facultad de Economía, hemos llegado a producir economistas especialistas, claro que nos cuesta 6 años de carrera, en algunas áreas cuando en realidad lo que tenemos que producir es un ingeniero comercial competente para poder desarrollarse bien en el mercado y aquél que se quiere especializar tiene que seguir postgrado con nosotros o en otra parte. Si un ingeniero comercial quiere ser un especialista en temas laborales, nosotros se lo podemos entregar dentro de la carrera de ingeniería comercial porque lo podemos tener ahí 6 o 7 años y eso nos ha estado pasando; incluso hasta no hace mucho, habían todavía tesis y memorias que lo mantenían un año más con el objeto de que este proceso le condimentara un poquito más su especialidad para que saliera el abogado, ingeniero, economista bien especializado, pero esa ya no es la realidad laboral. Hoy nuestros egresados que salen con este cartón, orgullosos a la calle, verán que en ese mismo momento las cosas han cambiado respecto a lo que aprendieron acá y así va a seguir siendo necesariamente. Por lo tanto, lo que tenemos que potenciar en ellos es su capacidad para aprender permanentemente y eso requiere, por lo tanto, carreras mucho más acomodadas a las cuestiones fundamentales, instrumentales para aprender del medio en que se desenvuelven permanentemente, o bien, si quieren irse por una línea de especialización, que vayan al postgrado o al postítulo o a las miles de ofertas que están surgiendo en todas las profesiones. Pero nosotros todavía tenemos problemas en eso. Hay un reciente estudio, que estamos discutiendo, que en realidad las carreras de 5 o 6 años se están demorando 7 u 8 años, porque siempre, aparte de los retrasos naturales que muchas veces se derivan de los problemas formativos iniciales, hay tasas de fracaso, pero también se debe un poquito a estas mallas súper abundantes que muchas veces requiere que los estudiantes de 3º y 4º año estén tomando 5 o 6 ramos en paralelo, por lo tanto, la tasa de fracaso es naturalmente más alta cuando hay exigencia. Entonces aquí tiene que haber un cambio en las mallas y un cambio en los sistemas de ingreso y en eso estamos trabajando. Lo que veo entonces también, como parte de esta universidad del siglo XXI, es un sistema de ingreso distinto a la universidad y un sistema de desarrollo de la universidad distinto en términos de sus especialidades de carreras que hemos trabajado y discutido bastante.

Cristina Rodríguez (3 ) que se encuentra presente, ha sido una de las profesoras que ha ayudado a liderar estas discusiones porque son debates difíciles. Aquí, para reunir a los directores de escuelas, tenemos que convocar unas 60 o 70 de ellos, de manera que las cosas, cuando son de esas dimensiones, son difíciles de cambiar. Por lo tanto, hay que ser muy persistente en el cambio y en eso estamos. Estas transformaciones no se hacen por decreto aunque mucha gente cree que uno toma una medida en la Rectoría, por ejemplo, y dice: hágase tal cosa. La verdad, es que eso después no se hace simplemente porque el sistema no está adaptado al decreto; tiene que ser al revés, el decreto tiene que sellar un proceso y en ese proceso estamos. Por ello, y para volver a la idea inicial, el tener una prueba de selección universitaria que nos vincule de una manera más activa con la enseñanza media es muy importante para la reforma que está ocurriendo al interior de la universidad, Porque no necesitamos a cualquier educando para esta nueva universidad, necesitamos estudiantes que también están formados en esta misma vocación, la interdisciplinaria, la de aprender a aprender, la vocación que tenga que ver con la capacidad de emprender que poco se desarrolla en nuestra enseñanza media y, por lo tanto, el contacto entre universidades y sistema medio me parece muy importante. Hay una experiencia muy interesante en México. Allí, varias universidades tienen colegios de enseñanza media, pero los utilizan como un semillero para poder recoger de ahí los buenos estudiantes en un sistema que no tiene selección como el chileno, pero al mismo tiempo las universidades, a través de sus colegios, dan la señal al sistema que es muy importante porque no hay nada más difícil en el mundo que regular calidad. La calidad no se regula por decretos, ni se ordena por programa, ni se mide por caracterización de las personas, o sea, cómo uno regula calidad en educación cuando es un bien público. La calidad de la educación es un bien público, lo que es un bien privado son los años de educación y eso los paga uno dependiendo del colegio a que vaya. Entonces los mexicanos tienen la propuesta de que la calidad de la educación se regula por la vía de las propias universidades que toman una señal al sistema por medio de sus colegios, de sus liceos, como diríamos en nuestro esquema. Yo no estoy proponiendo que ahora hagamos un sistema en que los colegios estén asociados a las universidades o que las universidades tengan cada una 3 o 4 colegios, porque creo que eso no ayudaría a mejorar sistema; pero sí un buen reemplazo de este sistema de propiedad de colegio de los mexicanos es tener una interacción más efectiva entre la media y la universidad, interacción que, debemos decir con franqueza, que somos todos educadores, estamos en el mismo negocio, relación que no ha ocurrido fluidamente. Yo no sé si nunca, pero por lo menos desde que yo tengo memoria, ha ocurrido una relación fluida entre la media y la universidad y creo que esa instancia debe crearse o desarrollarse. Nosotros hacemos lo que podemos, por cierto, y a través del Demre, por supuesto que tenemos un instrumento muy importante para esta vinculación, pero nos gustaría una vinculación también un poco más activa que tenga que ver con la parte programática, con esta pregunta que probablemente los colegios podrían hacernos: qué tipo de estudiantes son los que quiere a la entrada o tener estas demandas nuestras respecto a qué tipo de formación preferiríamos en cierta disciplina o área para los estudiantes que ustedes están educando. Yo creo que esa comunicación es muy importante y ese diálogo no ocurre. Siempre he echado de menos que el Ministerio de Educación no sea el convocante a un diálogo de esta naturaleza que me parece debe ser permanente, en un mundo que está mutando constantemente, que va a seguir cambiando y al cual tenemos que enfrentar como educadores, no con la mirada al pasado, sino con la mirada hacia adelante. De manera, pienso que nos esperan muchos desafíos y en esta universidad los miramos con mucho temor por cierto lado, pero también con mucho entusiasmo, porque si algo tiene que cambiar, para que el país efectivamente cumpla con todos estos sueños, estos anhelos, estos ideales, estas declaraciones, finalmente mucho tiene que cambiar en la educación.

Así como fue el salto cultural con la revolución de Mao hace ya 50 años, hoy día el gran salto se ha debido a educación. Recordé un proverbio chino que es muy importante tener presente en este país: si uno quiere tener resultados en un año, entonces lo que puede hacer es invertir en papeles; si quiere los resultados en una década, plante árboles; pero si quiere tener resultados en la perspectiva de la vida, entonces eduque a las personas.

¡Muchas gracias!.

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Notas
1. Sr. Lautaro Cisternas, Director del Departamento de Evaluación, Medición y Registro Educacional, DEMRE.
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2. Prof. Dr. Jorge Litvak Lijavetzky, Prorrector de la Universidad de Chile.
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3. Prof. Cristina Rodriguez, Presidenta de la Comisión de Formación General
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