Discurso del Prof. Luis A. Riveros, Rector de la Universidad de Chile, en Ceremonia de Inauguración "Proyecto de Evaluación de los Aprendizajes"

Quisiera, primero que nada, darles la bienvenida acá a la Universidad de Chile, a este Salón Domeyko, que es una de nuestras salas más emblemáticas, donde nos rodean aquí todos los retratos de los rectores del siglo XX y que, en definitiva, los acoge para algo que para la institución es importante. Nosotros no hacemos esto solamente porque son cosas que hoy día las universidades deben hacer, por estar en contacto con el resto del sistema o porque la universidad siente que de alguna manera debe proveer de algún espacio para que estas cosas se produzcan.

Esto lo hacemos porque tenemos la íntima convicción, como muy bien ya se ha manifestado, y el compromiso de la Universidad de Chile con la educación y el desarrollo de la educación en el país. Hemos hecho presente, en innumerables oportunidades, nuestra visión crítica respecto a la marcha del sistema, respecto a la necesidad de poner más recursos y enriquecer el sistema con mayores oportunidades de política; hemos sido particularmente enfáticos en afirmar que la educación pública está en una tremenda desventaja. Esa desventaja se aprecia en los resultados, que a nosotros mismos de vuelta nos afectan, porque esta universidad, es una de las que más acepta estudiantes de colegios municipalizados. No nos llega más allá de un 30% del total de nuestros estudiantes y esa es una situación que no nos gusta, porque las universidades debiéramos tener un mayor espacio para quienes se educan dentro del contexto de la educación municipalizada o de la educación pública.

Esto es el resultado de un desarrollo que tiene que ver con la historia, pero también tiene que ver con las políticas presentes, tiene que ver con el diseño del sistema, tiene que ver con los incentivos financieros del sistema, que tienen tantas cosas hoy que corregir y que se han planteado. Todos esperamos que en los debates presidenciales de estos días exista un tema central sobre el cual el país debe pronunciarse, que son los cambios en materia de educación, para un país como éste, con tantas perspectivas y sueños en materia económica, en materia distributiva, en materia social. Ninguno de esos sueños, de esas ambiciones, podrá concretarse efectivamente con la calidad de educación que hoy día tenemos, calidad de educación que evidentemente depende fundamentalmente de los recursos que se han puesto o que se están poniendo en ella.

Entonces, ahí hay cosas de fundamental importancia que corregir. Pero también hay muchas otras cosas que mejorar, que tienen más que ver con la lógica dentro del sistema. Todas estas otras cosas, que tienen que ver con el financiamiento, con las políticas, con los incentivos, vienen de fuera del sistema y tienen que ser decisiones que se tomen en algún ámbito del estado o del gobierno. Pero hay otras circunstancias que vienen de dentro del sistema y desde luego, muchas de ellas tienen que ver con cosas sobre las cuales también hemos tenido debates en distintas instancias, como la formación y capacitación docente. Ahí hay, evidentemente, un esfuerzo que el sistema debe hacer para mejorar las condiciones en las cuales hoy se están preparando los nuevos profesores y también las condiciones bajo las cuales somos capaces de dar un buen entrenamiento, una buena capacitación permanente a los docentes con los diseños y los incentivos que eso conlleva.

Pero sin duda también todo está relacionado con aspectos que, en mí opinión, son importantes para el conjunto de la educación. Uno de ellos es la revisión de lo que estamos haciendo en materia de programas, en materia de contenidos. Eso es algo que está latente, algo que está presente, algo que a todas partes que uno va conversa con profesores o responsables del proceso, y se sabe que hay un problema ahí. En cierta forma, tenemos que volver a abordar estos problemas, y las universidades y el Consejo de Rectores también lo hemos planteado de esa manera, sobre todo porque hoy día estamos tratando de rediseñar en forma proactiva las pruebas de ingreso a la universidad, de manera que reflejen mejor lo que ocurre con la entrega docente en la enseñanza media. Y eso que ha estado hoy día diseñado y que ha estado en marcha, ciertamente que puede encontrar grandes problemas en la medida que, como hemos estado detectando, por distintas razones, los programas tienen poca realización desde el punto de vista de la vida real de las unidades escolares.

Por distintas razones, unos dicen que los programas están sobredimensionados, otros dicen que los programas están fuera de contexto con la realidad socio-económica que tienen que atender en la escuela y con los estudiantes. Sea cual fuere la razón, evidentemente que es un tema sobre el que habrá que discutir más y sobre el cual habrá evidentemente muchas oportunidades para realizar distintos aportes. Pero las experiencias que conocemos en el mundo, por lo demás, enseñan que a nivel de las universidades y a nivel del sistema escolar en su conjunto no hay nada como planes ineludibles, porque permanentemente deben estar sometidos a discusión en función de los cambios que están ocurriendo en el seno de la propia sociedad y en el ámbito tecnológico y científico del conocimiento.

Entonces hay ahí un tema, otro problema, que es el que abordan ustedes, cómo evaluar adecuadamente el aprendizaje. Este es un tema que nos preocupa en la propia universidad. Para nosotros cada día es más difícil tener métodos efectivos de evaluación de la entrega que nosotros hacemos en las distintas disciplinas, porque, ciertamente, muchas veces va más allá de las tradicionales pruebas que a veces miden aspectos parciales del conocimiento que se adquiere o va más allá de los pasos prácticos de laboratorios u otro tipo de estrategias de evaluación.

Evidentemente, se ha puesto el fenómeno del aprendizaje, como ustedes mejor que yo lo saben, como algo extraordinariamente complejo y, por lo tanto, una evaluación debe ser muy multifacética para poder ser lo más integral y lo más realista posible. De manera que nos parece que lo que se ataca acá en esta reunión, en estas sesiones de trabajo que ustedes van a tener, es un tema que es central y del cual nos gustaría mucho a nosotros también poder aprender como universidad, porque caramba que tenemos problemas para poder determinar cuál es un buen alumno y cuál es un alumno que ha tenido un aprendizaje de verdad.

Yo me he declarado permanentemente admirador de los profesores en estos días, no sólo porque es difícil ser profesor, porque es difícil este esfuerzo de entregar, y posteriormente, tener que evaluar situaciones a veces complejas y muchas veces difíciles de resumir en recomendaciones prácticas. Pero más que nada, es porque hoy día el profesor se enfrenta a un proceso de derrumbe de los muros de las escuelas que están siendo entonces completamente permeadas por el conocimiento que los estudiantes logran en otras partes y no en las salas de clases.

Antes los profesores teníamos casi el monopolio del conocimiento y yo soy un testigo muy directo de eso, porque estoy haciendo un curso de introducción a la economía en la Facultad de Economía de esta universidad. Y antes yo tenía en cualquiera de estos cursos, el privilegio de ser el que sabía más sobre estos temas de todos los estudiantes que estaban allí. Pero hoy eso no es así, mis estudiantes se esfuerzan en buscar información para mostrarme que ellos, de alguna manera, están formados e informados sobre un tema que yo les voy a enseñar, y muchos estudiantes, entonces, levantan su mano para indicarme una estadística que yo no conozco o para indicarme algún proceso que ha ocurrido en alguna parte del mundo o en alguna dimensión que yo no conozco y de la cual no tengo información.

Entonces, pregunto, qué pasa con los profesores de historia o los profesores de ciencias sociales o los profesores de ciencia o de matemáticas en las escuelas. Cuando los estudiantes pueden acceder a información, y es saludable que así lo hagan, en definitiva, cuestionan la labor que el profesor puede realizar más efectivamente al día siguiente. Entonces, yo simplemente admiro a los profesores que toman eso justamente como capital para el mejor desarrollo de su clase. Ahora, en muchas partes, ciertamente, esto puede estar sucediendo todavía de manera muy limitada, pero no les quepa duda que esto va a seguir creciendo, porque ninguno de nosotros va a poder prohibirles a sus estudiantes que ingresen a Internet, que vean televisión, que lean los diarios o que conversen con otras personas sobre las materias que nosotros tenemos que examinar.

Y en consecuencia, el reto para los profesores hoy de mantenerse al día, que era el concepto tradicional, es un desafío de tremendas proporciones, porque hoy no se trata de mantenerse al día, sino que se trata de mantener un liderazgo capaz de conducir a los estudiantes para buscar donde deben preguntar lo que deben y resumir la información como deben, para que eso entonces sea complementario con lo que ellos desarrollen en el aula.

Yo he descubierto la mejor manera de retrucar a estos estudiantes que buscan información en Internet, casi para poner en problemas a su profesor y que pasa en muchas instancias, especialmente, con los profesores de medicina, porque sus estudiantes saben mucho más de lo que está ocurriendo en muchas prácticas en todo el mundo. Los profesores no están esencialmente en esta tarea de revisar diariamente Internet con las últimas novedades sobre cada una de las disciplinas. La mejor manera de controlar esto es utilizar nuestra capacidad para liderar en las búsquedas de los estudiantes. Y, por lo tanto, mi respuesta a los estudiantes es que la pregunta que está haciendo, o la afirmación que está haciendo con una información que es cierta, está equivocada, porque él no ha escuchado bien lo que yo le he tratado de comunicar respecto a cuál es la forma correcta de preguntarle a los datos. Y entonces eso mantiene una tensión saludable en la clase, porque yo siempre estoy esperando una nueva información y ellos siempre están esperando una nueva conducción respecto a la forma en que creen continuar investigando por su cuenta en los datos, en Internet y en todo lo que ellos quieran.

Pero con esto quiero reseñar que la tarea del profesor es cada vez más difícil y por cierto, muchas veces la enseñanza de los profesores en el aula no encuentra respaldo, de cierta manera, en la casa, en la actividad escolar que se realiza en los hogares, por distintas razones y, por lo tanto, entonces la escuela queda casi sola frente a Internet y a la información que los estudiantes, los jóvenes y los niños aprenden en la calles, en los diarios, en la televisión o en las radios. Por lo tanto, hoy es mucho más difícil ser profesor; quizás hace 20 años el profesor era mucho más hábil por conocer bien la materia, conocer más bien el énfasis que había que darle en la entrega a los estudiantes. Hoy día, el tema es mucho más complejo y yo siento, que a pesar de ser más admirable, también es bastante menos considerado desde el punto de vista social, desde el punto de vista del aprecio que la sociedad debe sentir por la tarea docente.

Pero al menos, encuentro que este tipo de actividad contribuye a que los profesores pueden compartir actividades, puedan compartir experiencias, puedan compartir ideas. Me parece que es una manera que también hemos descubierto en la universidad bastante más creativa de poder ir mejorando nuestras propias disposiciones docentes. Y en una materia como la evaluación, que es la que se va a abordar, durante toda esta jornada de trabajo, a mí me parece que el compartir esta experiencia es una de las cosas más importantes.

Hoy día, no sé que se enseñará en los Pedagógicos en materia de evaluación, pero me parece que es un tema tan complejo, que va mucho más allá de la realidad de cualquier curso, de cualquier actividad de la que nosotros teníamos cuando estudiábamos pedagogía, donde había cursos de evaluación, habían cursos didácticos, habían cursos que muy formalmente a uno le decían como había que hacer cada una de las cosas. Hoy eso es bastante más difícil, porque el aprendizaje se va haciendo un fenómeno mucho más complejo y mucho más difícil de evaluar de lo que era antaño, cuando el conocimiento estaba relativamente limitado y era de evolución más o menos lenta.

Por lo tanto, mi mensaje a ustedes, junto con darle la bienvenida a esta Casa Central de la Universidad de Chile y a esta actividad, es darles también un saludo por la importancia que nosotros atribuimos a la labor del docente, especialmente en las escuelas públicas. Al mismo tiempo, es un sentimiento real, de admiración y adhesión a lo que ustedes están haciendo, que es el introducirse en temas complejos para poder mejorar lo que tanto tenemos que mejorar todos en todas partes, que es darles todavía una mejor atención a nuestros estudiantes y darles una mejor conformación al sistema en términos de sus resultados, tanto los observados como los resultados en sus implicancias futuras.

Nosotros, en la universidad estamos muy preocupados por lo que pasa en la educación media; queremos que el dialogo con la educación media sea distinto a lo que ha sido en el pasado, prácticamente inexistente y eso tiene que ver con muchas de las cosas que necesitan ser parte de este dialogo: los métodos de evaluación, el significado de la evaluación desde el punto de vista del resultado observado por parte de los estudiantes, como del punto de vista de las formalidades que ello implica para procesos posteriores como la propia selección a las universidades.

De manera que bienvenidos a la Casa Central, bienvenidos a estas jornadas y consideren por cierto que es su casa, es la casa de Chile. Muchas gracias.

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