Discurso del Prof. Luis A. Riveros, Rector de la Universidad de Chile, en Ceremonia Encuentro Universitario sobre Financiamiento Estudiantil.

Como bien lo explicaba Francisco Martínez, el origen de este encuentro estuvo en un acuerdo que hubo luego de las acciones estudiantiles de los meses de mayo-junio, respecto a los temas de crédito universitario, los temas vigentes y repetitivos. Pero más allá de cumplir con un compromiso formal, suscrito, y que ya había sido además un acuerdo en el propio Consejo Universitario, y posteriormente en el Senado, todos hemos pensado que es conveniente tener una instancia de reflexión sobre este problema, el problema de financiamiento estudiantil desde la perspectiva de la Universidad de Chile, pero indudablemente en la perspectiva nacional, ya que este no es un problema de la Universidad de Chile, es un problema nacional, así está planteado, así se ha venido desarrollando.

Y a mí me gustaría decir primero cuál es el problema. El problema es esencialmente una definición de política adoptada en los tempranos años 80 respecto a los mecanismos, formas de financiamiento del sistema de la educación superior. Y entonces allí se crea un consenso en años de dictadura, consenso fácil de tener de un sistema de financiamiento basado en lo que se llama un aporte fiscal directo a las instituciones llamadas tradicionales. También a partir de ese entonces, emerge un aporte fiscal directo que está esencialmente vinculado a financiar el costo fijo, por así decirlo, de la investigación; luego un aporte indirecto que está asociado a los 27.500 mejores puntajes y que, por lo tanto, las universidades deben competir.

Todo esto está imbuido en este ánimo fuerte de competencia y de crear incentivos para acceder a los recursos y, posteriormente, junto con eso se establece también que las universidades deben ser canceladas por los estudiantes. Aquí hay un arancel y ese arancel debe ser pagado por los estudiantes en el diagnóstico que conocemos. Si uno pasa del escenario sin universidad al escenario con universidad, entonces, hay una diferencial de ingresos muy importante y, por lo tanto, los estudiantes deben pagar de alguna manera proporcional a ese diferencial de ingreso que con distintas estimaciones mayores o menores es muy importante.

Ese es el problema básico, junto con eso pasa, además, que se da vida a un sistema privado que empieza a expandirse, porque no tiene básicamente reglas que lo contengan. Se crea un sistema de autonomización de las universidades privadas, pero un sistema que muy pronto pasa a ser una vara bastante bajita, que también se ha denunciado, y se ha acusado y por eso entonces vemos una existencia de universidades privadas que emergen entre el año 81 y esta fecha; son aproximadamente unas 43 universidades privadas creadas, algunas ya fenecidas, también, en el paso a la luz de ésta nueva concepción de la política educacional.

Y las 25 universidades del Consejo de Rectores, también llamadas universidades tradicionales, cuyo único elemento en común, de base, es que reciben aporte fiscal directo. Porque el aporte fiscal indirecto también puede ir como sabemos a las universidades privadas. Las universidades privadas tienen financiamiento público; desde luego, lo tienen las universidades privadas del Consejo de Rectores, como la Universidad Católica, la Universidad Austral, la Universidad de Concepción, la Universidad Santa María, son universidades privadas, tienen régimen privado. Ha sido siempre de esa manera, pero reciben aporte fiscal directo, que es una primera cosa curiosa que queda con este nuevo sistema, porque no hay en el mundo universidades privadas que tengan aportes directos del estado sobre el cual estas universidades no tienen que rendir cuentas ni a la Contraloría General ni a nadie. Esta es una primera distorsión; desde luego hay universidades estatales como la nuestra que reciben aportes del estado y que tienen que rendir cuentas por cada uno de los pesos, no sólo por los que llegan desde el estado, sino también aquellos que se generan a partir de todas sus actividades de servicios o de investigación, etc.

Hay una simetría en el sistema y queda así, pero estas universidades privadas nuevas reciben también recursos del estado, reciben aporte fiscal indirecto y reciben también donaciones. Recordemos que las donaciones son un mecanismo de financiamiento del estado; las donaciones permiten hasta antes de la última modificación de la ley, descontar la mitad del monto que se dona de impuesto y, por lo tanto, muchas corporaciones, muchas instituciones privadas pusieron plata y han puesto y siguen poniendo plata. Hay universidades que han financiado cantidades importantísimas de inversión sobre la base de donaciones y esas donaciones, cincuenta por ciento son recursos estatales. Si uno compara la cantidad de esas donaciones en los últimos 15 años al sistema privado, es más de lo que el estado ha puesto en las universidades del estado en los últimos 15 años.

Aquí hay una cantidad de distorsiones, pero la fundamental, la que nos preocupa, en este encuentro que es el financiamiento estudiantil, es cuando se dice en aquella oportunidad que los estudiantes deben pagar por sus aranceles y, por lo tanto, cambia una lógica de financiamiento, por una muy distinta. Eso se hace también en la perspectiva de aumentar la cobertura y hemos visto que las autoridades ministeriales han puesto énfasis en los resultados que ha tenido este nuevo modelo en términos de cobertura. Efectivamente, la cobertura del sistema tradicional universitario a comienzos de los años 80 era un 10 % de la población entre 18 y 24 años; esa cobertura en la educación superior es ahora de más de un 35 % y, por lo tanto, ha habido un aumento significativo, importante, que se destaca mucho tal y como se destaca en los otros ámbitos de la educación, tanto en enseñanza básica como media.

Pero evidentemente, aquí hay, en primer lugar, un descuido por los temas de calidad, que sabemos no están regulados, no están ni siquiera transparentados. Ese es otro tema, pero que tiene que ver con financiamiento estudiantil indudablemente. Hay un tema de sobrepoblamiento de ciertas profesiones y de ciertas formaciones, que tampoco es de fácil regulación, pero ahí está y eso sigue creciendo básicamente sin normativas relevantes, pero además está éste del financiamiento estudiantil. Porque desde ese entonces, se dice que lo que tenemos que hacer es tener un sistema de créditos para aquellos estudiantes que van a las universidades tradicionales, un sistema de crédito que a los más pobres los financie para que puedan cubrir sus aranceles. Aquí se desconocen dos cosas, se desconoce que hay una enorme brecha entre el costo de estudiar y los aranceles, como varias de las personas que aquí están, que trabajan en los temas de asistencia a los estudiantes, saben muy bien y mejor que nosotros, que hay muchos estudiantes que tienen financiamiento de aranceles, pero no tienen financiamiento para sobrevivir efectivamente, sobre todo cuando están fuera de sus lugares habituales de residencia; esa es una primera falla.

Pero una segunda falla, es un mecanismo de diseño del fondo que se crea para este efecto. Es un fondo al cual se le pone recursos y que se supone que después de cinco o seis años empieza a alimentarse con el retorno de los propios recursos. Es un bello diseño financiero, pero que no toma en cuenta, en primer lugar, el crecimiento natural del sistema. El sistema de educación universitario tradicional, creció muy significativamente también entre el año 81, y el año 2005, por distintas razones, en algunos lugares. En algunas instituciones el crecimiento es bastante más insostenible que en otras, pero el sistema ha crecido y, por lo tanto, el fondo se ha ido proporcionalmente achicando con el tiempo. No es el caso de la Universidad de Chile, que no ha tenido prácticamente crecimiento significativo alguno en estos 20 años, más o menos, a los que me estoy refiriendo.

Pero al tener este problema el fondo adiciona otro, que es el tema de cómo se recupera el fondo y todos sabemos que la regla aquella que seguramente el profesor Larrañaga va a discutir más tarde con ustedes. Hay un plazo para recuperar y si no, la deuda se extingue y que esos montos que se recuperan tienen que ver solamente con una proporción de los ingresos. Eso lleva a que el fondo no tenga la capacidad tampoco de retroalimentarse para poder mantenerse y poder así financiar a los estudiantes.

¿Y qué ha ocurrido entonces? Ha ocurrido que producto de estas dos tendencias el crecimiento en cantidad y la caída en el monto financiero, el fondo ha sido crecientemente insuficiente. Entonces ¿cómo se financia? Se financia por un aporte extraordinario que generalmente no es un aporte que cubra todas las necesidades, que fue el último año de casi 5.000 millones, el año anterior 3.000 millones. Las peleas que se provocan entonces entre los meses de abril, y junio, generalmente, llevan a que existen otros 1.000, 2.000, 3.000 millones más para poder terminar con el conflicto. Pero el déficit del fondo es mucho mayor que eso. Este año el déficit del fondo solidario fue de al menos unos 20.000 millones. ¿Cómo se financia el resto? El resto no financiado por un aporte extraordinario del presupuesto es financiado por las universidades. ¿Cómo lo financian las universidades? Bueno, diciendo estos estudiantes no pueden pagar y, por lo tanto, le conceden un crédito que no tiene ningún respaldo y, por lo tanto, eso se financia en el fondo y al final del día sobre la base de otros recursos universitarios. No es que la universidad tenga que poner un cheque arriba de la mesa, lo que si tiene que hacer la universidad, es dejar de recibir recursos que, sin embargo, son parte de su presupuesto y, por lo tanto, eso empieza a afectar otros ámbitos de la universidad, particularmente las remuneraciones de los académicos, y por qué menciono esto, porque también estamos en un sistema que empieza a robarnos tiempo de los académicos, dedicación de los académicos y tenemos listas de académicos que han sido atraídos por el sector privado, universitario, justamente por esta creciente compresión de nuestro salario respecto a lo que es posible que académicos reciban en otras universidades, no solo privadas, sino también universidades del Consejo de Rectores.

Entonces, las universidades, y particularmente ésta, que tiene un gran énfasis en investigación, no tiene un financiamiento uno a uno, para cada peso que entra; se produce una investigación que se vende. Entonces, evidentemente, esta universidad está siendo comprimida en sus aspectos más fundamentales, que es el desarrollo de investigación, de nuevos conocimientos, porque no hay financiamiento suficiente, que ha sido un compromiso político desde el comienzo por parte del estado, pero que al final del día no ha tenido el respaldo por el problema de diseño o por los problemas de crecimiento del sistema.

Y esto ha llevado sistemáticamente todos los años a conflictos de distintas proporciones que comienzan en regiones, porque la situación de las universidades en regiones es todavía peor del punto de vista financiero, dado que su dependencia del ingreso de los estudiantes es mucho mayor proporcionalmente que el de la Universidad de Chile. Ahora, ¿qué es lo que significa el aporte del estado? En esta universidad el aporte directo del estado significa un 14 % de su presupuesto. Si a eso uno le suma el aporte fiscal indirecto tenemos por ahí por el 20 ó 21 % de nuestro presupuesto este año. Si a eso, uno le suma todo lo que pone el estado, incluyendo las donaciones, los fondos concursables que son del estado, pero hay que concursar por ello, etc., uno llega aproximadamente a un 35 % del presupuesto. Lo hemos dicho más de una vez, desde ese punto de vista, esta es una universidad privada, porque tiene que generar más del 70 % de su presupuesto. Estas proporciones no son sustancialmente distintas de universidades privadas del Consejo de Rectores, que tienen otra lógica, funcionan de otra manera y evidentemente esto también acusa la distorsión enorme en la forma que se financia el sistema y las implicancias que eso tiene para el diseño de sistema.

¿Por qué creemos nosotros que el financiamiento del sistema debe ser distinto? Hay un documento que la Universidad de Chile elaboró, en ese minuto era con la Comisión Normativa Transitoria, el Consejo Universitario, la Federación de Estudiantes, la Asociación de Funcionarios. Elaboramos un documento, “La Universidad de Chile siglo XXI” y planteamos estos problemas y decíamos que esta universidad no podía ponerse en el mismo saco que otras universidades, porque esta universidad produce bienes públicos, que son eventualmente las que tiene que financiar el estado a través de mecanismos apropiados. Nosotros tratamos, en ese documento, de identificar los bienes públicos que produce la universidad y que tiene que ver naturalmente con su investigación y su extensión, que están ahí y son importantes; el diseño de política pública tiene mucho que ver con lo que hace la Universidad de Chile.

Pero también por el hecho de que esta universidad atrae a los mejores estudiantes del país y eso no es simplemente una cosa que digamos frente a la competencia con la Universidad Católica u otras. Es que, efectivamente, atraemos a los mejores estudiantes del país y el mayor ambiente de diversidad. Esta es la universidad que como proporción del volumen total de estudiantes que ingresa tiene más estudiantes del sistema municipal del país y eso es un porcentaje que nos preocupa, se ha ido reduciendo por los mecanismos de selección y por la prevalencia de una calidad discutible, pero que es indudable un bien público y justamente esta universidad es una opción relevante para los estudiantes que vienen del sistema del público nacional.

Hemos identificado esas cosas, hemos discutido reiteradamente, pero aquí, como ustedes bien saben y no voy a ahondar en eso, hay una especie de acuerdo político transversal y subliminal, porque nunca ha estado explícito de que estos temas en realidad deben ser resueltos por la vida del mercado y que esta universidad que es tan gloriosa e importante (incluso se le cuestionan sus recursos asignados directamente), todos los años en esta época del año cuando tenemos que discutir los presupuestos, aparece una senadora, un diputado o un grupo que dice a la Universidad de Chile hay que quitarle los aportes especiales que tiene, que le sirve para financiar entre otras cosas su extensión artística y cultural, porque eso habría que hacerlo concursable; la universidad ha tenido que enfrentar muchas veces esos escenarios, defendiendo sus recursos, porque existe una especie de consenso respecto a que el sistema debe estar normado 100 % por el estado y que la plata que pone el estado debe ser 100 % concursable.

De manera que ese es el escenario fundamental en materia de financiamiento estudiantil. La universidad ha tenido que poner crecientemente recursos para poder cubrir los déficits y la universidad enfrenta además otro panorama que es preocupante, que es la morosidad de los estudiantes. Un problema que hemos tratado durante bastante tiempo, en discusiones en el Consejo, con la Federación de Estudiantes, por cierto, que tiene connotaciones sociales en gran medida, pero que también tiene otras connotaciones en que le hemos pedido a la Federación de Estudiantes que nos ayude, porque sabemos que hay una proporción importante de estudiantes que pueden pagar, pero no pagan.

Y entonces eso evidentemente hace que el problema aumente, no sólo porque la universidad tiene que poner recursos adicionales para tapar las responsabilidades que son del estado, sino porque además la universidad tiene problemas para poder financiar sus presupuestos, en general, los presupuestos de docencia, sobre la base de la recuperación que debe efectuar de aquellos que pueden pagar. En esta universidad había un acuerdo explícito en el Consejo Universitario, que de esta universidad no se puede ir ningún estudiante que no puede pagar por necesidades, porque si un estudiante logró entrar a la Universidad de Chile debe permanecer en la Universidad de Chile. Tenemos que hacer como institución el esfuerzo por mantenerlo acá; eso, evidentemente, es un compromiso que se ha mantenido en las facultades, pese a las dificultades que hay en muchas de ellas para poder sostener este estado de situación.

El escenario que prevalecía, con todo esto que he dicho, hasta el mes de julio, ha cambiado fundamentalmente con el nuevo acuerdo suscrito por las Federaciones de Estudiantes con el Ministerio de Educación. ¿Qué dice ese nuevo acuerdo? Ese nuevo acuerdo establece que el estado financiará el 100 % de los aranceles de referencia que pongan las universidades, que tengan las universidades, del 60 % de acuerdo a la distribución nacional del ingreso, no a la distribución de los postulantes, como lo usábamos en la acción de crédito universitario. Ahí hay varias letras chicas, que va a interesar el poder analizar y que todavía no están perfectamente claras respecto del modus operandi, respecto a lo que esto implica, procidementalmente, pero ese es un tema en el que naturalmente tendremos mucha oportunidad de trabajar con el Ministerio y con los propios estudiantes.

Pero aquí hay una decisión política de fondo, una decisión política que es importante, pero que es muy importante tener claro que tenemos que sostenerla en el tiempo, para poder financiar esto que el presupuesto de la nación este año contenga por ahí por los 20.000 millones adicionales, comparativos a los 5.000 tradicionales, año a año, para poder financiar este nuevo compromiso del estado. Pero notemos que para que el sistema sea sostenible en el tiempo van a tener que haber 20.000 mil millones adicionales todos los años o los próximos 5 ó 6 años. Y yo todavía no he visto el compromiso político, a pesar de que han sido consultados los candidatos. Por ejemplo, en el caso de la candidata, respecto de esto, no está el compromiso político; muy por el contrario, he escuchado a algunos directivos de la campaña que han dicho que no se puede seguir discriminando a favor de estas universidades privilegiadas del Consejo de Rectores y que hay que tener un sistema más integrado supongo yo y más competitivo.

De manera que hay algunas señales sobre las cuales tenemos que estar preparados en este escenario que luce tan favorable, efectivamente, del punto de vista de este compromiso político, que ha asumido este gobierno y en consecuencia el estado, pero eso debe ser sostenible en el tiempo, porque si no, el sistema simplemente se desmorona.

Pero hay un segundo elemento. Cuando se dice que se financia el 100 % se habla de financiar el 100 % de un arancel de referencia, que es más o menos tanto como un precio de lista o es más o menos como un precio máximo y hay distintas interpretaciones de lo que eso significa. ¿Cómo se fija el arancel de referencia? El arancel de referencia, en teoría, debiese ser fijado sobre la base de los costos efectivos de la docencia. Cuando uno enseña tiene costos del profesor, el costo de todo lo que está asociado y también el costo de la investigación, de la creación que se pone a disposición de los estudiantes por la vía de la docencia. No hay esos estudios de costos, los estudios de costos existen en el mundo y seguramente el profesor Larrañaga nos va a contar también algo de eso; son discutibles, del punto de vista de que cosas que pone uno como costo de la docencia, los costos indirectos.

Entonces, se empleó una metodología que elaboró el Ministerio de Educación, de la División de Educación Superior, para poder cumplir con este compromiso político y que consistió en primer lugar en hacer un ranking de universidades, de las 25 universidades del Consejo de Rectores, basados en tres tipos de indicadores de efectividad o eficiencia de la docencia, la relevancia de los postgrados en el cuerpo académico y los resultados de investigación, esos tres conjuntos de factores produjeron un orden y eso permitió establecer cuatro categorías de universidades, categoría a, b, c y d. La Universidad de Chile es categoría a y la número uno y entonces lo que se dice es que la Universidad de Chile pone el arancel de referencia para su grupo. Todo eso está muy bien, a pesar de que uno puede discutir mucho como se conforman estos grupos a, b, c, y d, porque cuando uno mira a las tres universidades que están en el grupo a, la diferencia de la Universidad de Chile con la otra universidad es muy poca, pero con la tercera es muy importante, o sea la tercera debería ser grupo b, no grupo a, tema que hemos discutido con la División de Educación Superior, dado que ahí se tomaron decisiones, que yo creo yo han sido arbitrarias y uno puede discutirlas permanentemente, pero en fin ahí está y esa es la decisión.

Pero la segunda decisión que se toma es que el arancel de referencia se establece sobre una base histórica y se toma el arancel vigente del año 2000 promediando los vigentes los años 97, 98, 99 y 2000, y, por lo tanto, resulta una lista de aranceles nominales, que se actualiza posteriormente con el índice con el que se ha reajustado el salario del sector público. Entonces uno tiene ahí varias dudas y cuestionamientos metodológicos, pero el resultado es ése y, por lo tanto, la Universidad de Chile tiene hoy un arancel de referencia que es distinto y qué en per capita debe estar unos 300 o 400 mil pesos por debajo del arancel promedio. En carreras de medicina, por ejemplo, el arancel de referencia está en promedio 400 mil pesos por debajo de lo que es el arancel efectivo que la universidad cobra y va a seguir cobrando.

¿Qué problema tiene esto? Un problema que tenemos que discutir en forma bastante transparente. En primer lugar, cómo se financia la diferencia. Entonces, el Ministerio de Educación dice, usted tiene que entregar créditos por esa diferencia. Pregunta al Ministerio de Educación. ¿Cómo asignamos nosotros créditos? O sea, nos convertimos en un banco. Entonces, el Ministerio de Educación dice, ustedes tienen que ver las alternativas. Hay universidades que han dicho, vamos a ir a un banco, para que el banco nos preste la plata y se la pase a los alumnos, pero el compromiso es que eso puede ser en condiciones distintas al crédito solidario, por lo tanto, la universidad tiene que terminar subsidiando la tasa de interés, pero igual entonces la universidad empieza a operar como un ente financiero, por lo tanto, eso nos trae una complejidad que desde el Ministerio de Educación se ve fácil, porque dicen, administren esto y vean como cubren la diferencia; hay ciertas reglas además sobre la reajustabilidad. Pero, lo que quiero decir, es que al mismo tiempo de crearse un mecanismo que le da una solución más viable al tema del financiamiento estudiantil, quedan pendientes algunos temas que son no solamente de importancia procedimental, sino también conceptual.

El segundo problema es cómo entra en todo esto el crédito dos. El crédito dos, en mí opinión, es un crédito bancario, debe ser considerado un complemento. Ahora la universidad ha dicho, nosotros, en principio, nos plegamos al crédito dos, pero queremos ver, en primer lugar, cuáles son las reglas que se van aplicar respecto al financiamiento estudiantil basado en esto del 100 % de cobertura, del 60 % más pobre. Queremos ver el reglamento de la ley del crédito dos y una vez que tengamos eso tomamos una decisión definitiva, porque en realidad tampoco podemos, presionados por el Ministerio, como ha sido tomar una decisión de sí o no, porque en realidad este sí ha tenido que ser condicional a tener esos elementos encima de la mesa. Pero esa también es una discusión que tenemos que tener.

¿Cómo entra el crédito dos aquí y a esto se adiciona un tercer problema que es muy importante. El cuarto quintil tiene un financiamiento parcial, solamente en la parte más baja del cuarto quintil, que va decreciendo hacia arriba. No están todavía claras las reglas de como sociedad, porque eso es importante, porque la universidad de Chile recibe una gran proporción de estudiantes del cuarto quintil, también del quinto quintil. Nuestras estadísticas, en los últimos años, es que la universidad recibe aproximadamente un tercio, un 35 % de los estudiantes de los primeros 3 quintiles. Uno a veces se sorprende con eso, claro, con el criterio de selección que tenemos, por este problema de la diferencial en calidad de educación, evidentemente, en una universidad que está bastante sesgada hacia arriba. Tampoco hay que asustarse por eso, porque no significa que los del cuarto o quinto quintil sean ricos; es lo que yo llamaría una clase media, de colegios como el Instituto Nacional y que llegan acá y son un cuarto quintil. Entonces para nosotros no es trivial este tema de cómo se financia el cuarto quintil; ese es un tema que está abierto y un tema sobre el cual hay que mirar los números naturalmente, pero hay que definir políticas respecto a la cobertura.

Por lo tanto, entre los temas que están abiertos acá, en primer lugar es el financiamiento del déficit entre el arancel efectivo y el arancel de referencia. Yo he advertido en el Ministerio de Educación que el próximo conflicto estudiantil podrá surgir de distintas maneras, de distintas formas y por distintas expresiones va a consistir en que las universidades deben bajar el arancel efectivo al arancel de referencia, porque el argumento va a ser el arancel de referencia es el precio máximo que se puede cobrar por una carrera y aquí entonces vamos a estar enfrentados a un escenario de discusión difícil respecto a un tema que hoy día deja pendiente de alguna manera el acuerdo que se ha firmado, y a mí me parece que esto es una discusión que tiene que tener lugar aquí.

Ahora, en esta universidad somos, como dicen personajes de la derecha y de otras universidades también, somos muy desordenados, porque no pensamos todos iguales. Y generalmente su crítica es que los de la Chile, unos dicen una cosa y otros dicen otras, que es una perspectiva de la vida distinta, porque nosotros encontramos que eso es maravilloso y eso constituye efectivamente una universidad, que pensemos todos distintos. Y también es cierto que tenemos conflictos, y esos conflictos van a existir y van a seguir existiendo en el futuro, especialmente, porque además en los conflictos estudiantiles priman no solo estos temas puntuales, sino entran ahí temas, como los estudiantes lo saben mejor que yo, que van mucho más allá de estos temas universitarios, que tiene que ver con la insatisfacción, con la forma cómo funciona todo esto.

El señor Melnick ,el otro día preguntaba, por qué la lista más de derecha que había en las elecciones de la FECH era de la concertación, porque él dice el país no funciona así, pero la respuesta a eso es que la juventud funciona así, porque hay una disconformidad tremenda con lo que ha podido ser, con lo que se ha podido plantear en forma relevante a los políticos o a los movimientos, a las asociaciones políticas tradicionales, respecto a los temas de los jóvenes, pero también a los temas de país. Aquí conflictos van a haber, que es lo importante. Lo importante es que tengamos mecanismos para resolver conflictos. Los conflictos que yo no acepto, es cuando un grupo de veinte estudiantes se toman la Casa Central. Yo no acepto eso porque no es una manera de que podamos entendernos, francamente; yo creo que estos temas también tenemos que ponerlos encima de la mesa.

Yo no tengo ningún problema cuando la Federación de Estudiantes, y eso ha habido en el pasado, cuando tiene conflictos con nosotros o diferencias en como tenemos que afrontar una cosa o la otra. A mí me parece que eso está muy bien porque es parte de la universidad, es parte de la formación que todos tenemos permanentemente en la institución. Pero, para plantearnos frente a problemas que van a revestir bastante complejidad hacia el futuro, esta lucha baja los aranceles efectivos, porque el arancel de referencia debe ser el precio máximo, y si no, usted está cometiendo una injusticia. Ese es un conflicto que va a tener distintas manifestaciones, pero al final del día va a ser la pelea a la cual nos vamos a enfrentar.

Yo, por eso, considero que incluso cuando cambió el escenario, muchos pensaron que ya no tenía sentido hacer esta reunión. Yo creo que es igual importante, porque tenemos que centralizarnos en un tema que nos afecta a todos. Desde luego acá hay un tema que es un tema de país en la perspectiva de este encuentro; no es solamente ver como la Chile sale de esto. ¿Qué es entonces lo que está pasando en el país con respecto al financiamiento al desarrollo del sistema universitario y particularmente el financiamiento estudiantil? De manera que yo creo que la idea es que aquí se discutan los temas con la mayor apertura posible. Esta es una primera sesión básicamente informativa, básicamente de entrega de los documentos.

Hay varios documentos, incluso uno que se va a entregar al final o a la tarde, porque no se pudo reproducir con toda la premura que se debía. La idea es que de aquí salgan conclusiones que posteriormente el Senado instrumente, de la manera que sea necesaria, para que pasen a ser, entonces, parte de la política de la universidad, para afrontar estos temas, cómo tratarlos. Pero además, por otra cosa que es muy importante. ¿Cómo seguimos manejando estos temas hacia fuera? Porque la perspectiva, y los dirigentes de la FECH, la conocen muy bien, que se tiene desde el Ministerio de Educación, que entiende el Ministerio de Educación, es muy distinta de la perspectiva que se tiene sobre todo desde una universidad como ésta.

Si esta fuera una universidad que generara ganancias, que repartiera utilidades junto a accionistas probablemente estaríamos hoy en otra pelea, probablemente buscaríamos muchas otras maneras para poder afrontar estos problemas, pero esta universidad es una universidad del estado, es una universidad pública y debe seguir siendo eso, debe seguir siendo la número uno en la educación pública chilena, debe seguir comprometida con una agenda de cambio proactiva en materia de educación, especialmente, educación universitaria. O sea, tenemos que pensar hacia fuera, hacia el país. Ese letrero que está ahí está ahí afuera no es solamente para hacer marketing y para los mejores estudiantes de los colegios privados del barrio alto; no está ahí para decirles a los chilenos que esta universidad está matriculada con un tema que es el tema del compromiso con la buena educación y la educación pública y que al estado le ha faltado compromiso respecto a eso.

Entonces, yo quiero llamarlos a que tengamos una discusión amplia y sincera respecto de estas cosas, que no ocultemos que aquí hay conflictos que van a estar en potencia con las nuevas soluciones que hay; que esas nuevas soluciones tienen problemas y tenemos que ser capaces de indicarlos, creo que esta reunión es un paso adelante, pero nos deja problemas importantes de ser resueltos y creo también que la perspectiva del análisis no debe ser la perspectiva más pequeña de nuestros problemas, sino la perspectiva también de cómo esto se plantea en términos de la política nacional.

Yo tengo muchas esperanzas de que esta reunión, como otras que hay que propiciar, sea para discutir estos problemas universitarios, y sean productivas del punto de vista de que aquí salgan ideas y propuestas. Somos capaces de exponer ideas y propuestas sobre la mesa y no solo una protesta frente a lo que no queremos y no nos gusta. A mí me parece que estamos cumpliendo con el rol de la Universidad de Chile. Así que yo deseo que esta reunión sea lo mejor posible; yo he leído los documentos; creo que hay material suficiente para una discusión productiva, pero creo que la sinceridad en nuestra discusión es muy importante para que aquí no quepa duda de que estamos todos trabajando como institución en una sola dirección y que al salir de esta sala todos estamos convencidos de la manera en que hay que impulsar esto, por el bien de la Universidad de Chile, hacia el país. Muchas gracias, y una buena reunión para todos.

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