Discurso del Prof. Luis A. Riveros, Rector de la Universidad de Chile, en Ceremonia de término de período lectivo de los programas de Magíster en Salud Pública y Magíster en Bioestadística 2004.

Yo quiero destacar, primero, la graduación de este programa y lo quiero destacar por dos razones fundamentales. En primer lugar, porque los estudios  graduados significan un reto en esfuerzo, un desafío en tiempo que hace que, sobre todo, saliendo de una universidad y de una escuela, como deben reconocer sinceramente quienes han culminado su programa, porque ciertamente hay un esfuerzo significativo; hay generalmente una familia, hay usualmente niños que han visto el sacrificio del tiempo de su padre, de su madre, para lograr esto que es una meta. Eso es importante y hay que reconocerlo; es un ejemplo que en el país debe destacarse, porque las cosas cuestan y las buenas cosas hay que conseguirlas con esfuerzo y creo que los estudios graduados son en gran medida ese ejemplo que todo el sistema educacional necesita.

Pero lo segundo, también, es destacar la importancia de los estudios  graduados. El Decano se ha referido muy bien a esta multiplicidad de instituciones que producen hoy día profesionales, en lo que se ha constituido en una especie de mercado persa de la educación; hoy día uno abre los periódicos y ve una cantidad impresionante de propaganda, colores y fotografías hermosas. Hemos aprendido de la política también eso, pero nada dice respecto de la calidad. La pregunta que tiene el país bueno, es acerca de la calidad en muchas profesiones, significa que a algunos de los profesionales les va ir mal, van a tener una o dos experiencias malas, probablemente su camino profesional va a estar sencillamente coartado. Y la pregunta es, ¿cómo se hace eso en salud?, donde el costo de la mala formación es un costo social impagable; entonces, evidentemente, aquí hay un tema que tiene que ver con acreditación, que tiene que ver con el desarrollo de postgrados, porque el postgrado y la especialización, ciertamente, son mecanismos para acreditar profesionalmente lo que de otra manera no se haga.

Por lo tanto, el desarrollo del cuarto nivel, como muy bien lo ha indicado el Presidente de la República muchas veces, es importantísimo, para un país que necesita consolidar sus políticas sociales y también un país que necesita consolidar su crecimiento y sus políticas sociales en general. La Universidad de Chile ha orientado su desarrollo y su crecimiento hacia el postgrado; hoy la Universidad de Chile ofrece 34 programas de Doctorado; uno de ellos en Salud Pública, porque creemos que con eso estamos contribuyendo al desarrollo intelectual del país, al desarrollo de la investigación en el país, al desarrollo de la ciencia y tecnología en el país.

Y por eso esta ceremonia ocurre cada vez más frecuentemente en nuestra universidad y nos alegramos de eso, porque significa que estamos poniendo vallas significativas; esas vallas están siendo traspasadas por los mejores del sistema universitario, particularmente de nuestra institución. De manera que eso es, creo, importante. Hace pocos días participé en la graduación de más de 80 Doctores de la Universidad de Chile en las distintas disciplinas y ese es un número que seguirá creciendo, porque seguiremos nosotros desde esta universidad aportando el mejor capital humano que el país necesita para enfrentar su reto.

Pero los desafíos están en gran medida en la política pública, y es por eso que nos interesa tanto la formación en ámbito como la salud pública y la educación pública, porque creemos que ahí hay dos retos que no han sido enfrentados adecuadamente o totalmente por el país. Conocemos los déficits que hay, conocemos los esfuerzos que hacen los respectivos ministerios, pero sabemos que predomina en el país, de alguna manera, esta idea de que el mercado resolverá estas cosas, el mercado proveerá soluciones al tema de la salud, el mercado proveerá solución al tema educacional. Hoy vengo de la ceremonia en la cual distinguimos a los mejores puntajes nacionales; uno ve ahí en directo la inequidad que hay en el país, cuando los estudiantes de los colegios públicos obtienen en promedio 100 puntos menos que los estudiantes de los colegios privados, cuando los estudiantes de las regiones más desventajadas obtienen 150 puntos menos que los estudiantes promedio de la Región Metropolitana, cuando los estudiantes de las familias más pobres obtienen 150 puntos menos que los estudiantes de las familias más ricas. Y la pregunta es, ¿cómo corrige eso el mercado?; la pregunta es ¿cómo podemos hacer una política pública razonable de manera que efectivamente empuje hacia arriba a los más necesitados?, para que el crecimiento y todos estos indicadores económicos, que muchas veces nos sobrepasan, y efectivamente se transforme también en un mejoramiento social o en un mejoramiento micro-económico; esto es también un mejoramiento para los que andan en micro.

Y creemos que no hay razonamiento todavía de política pública  en esa materia, porque a todos nosotros no nos satisface que nos digan que ese es un tema del mercado. Y entonces, ¿para qué estamos preparando especialistas en salud pública, para qué estamos doctorando gente en educación, solamente para servir los deseos del mercado o la forma en que el mercado racionaliza estos temas? No conozco a ningún país del mundo, ninguno, particularmente en el mundo industrial, donde los temas de educación y salud hayan sido resueltos por el mercado. Lo que he visto en el mundo y el señor Decano también lo sabe, porque también lo ha visto en política pública, en Europa, en Estados Unidos, en Japón, en Israel, en los países de reciente desarrollo de Asia, con mayor o menor intervención directa del estado.

Pero hay una política de estado y creo que esa es una exigencia importante, que hay que hacer hoy ante el país; basta de las fotografías, basta de las sonrisas, por qué no le damos una bienvenida a las ideas, a las propuestas de verdad y a los compromisos de verdad para mejorar la salud y la educación que el país necesita. No es posible que este país que está dentro de los 10 primeros en crecimiento sea un país que esté entre los 15 últimos del mundo en materia de distribución del ingreso. Eso es falta de política pública, eso es falta de compromiso del país por lo que se pueden llamar las grandes mayorías nacionales que son las que están desventajadas. Yo creo que es importante decir esto, en el momento en que se gradúan estudiantes de la Escuela de Salud Pública y en el año en que la Escuela de Salud Pública cumple 61 años de contribución al país; eso se ha hecho desde aquí.

Ha habido tantos y tantas que han contribuido con ideas, con propuestas, con desarrollo en 61 años, para la salud pública chilena, y que hoy día son menos escuchados, que hoy día son considerados menos relevantes. El mercado proveerá mejores soluciones que las ideas de estos señores que trabajan acá, dicen, pero yo no creo eso, creo que aquí están las ideas relevantes, creo que aquí están las propuestas relevantes para volver a un estado de bienestar social que el país necesita para poder avanzar sólidamente en sus objetivos económicos, no de manera inestable, como lo está haciendo hoy día con estos graves retrasos en el ámbito social, educacional, cultural y de la salud.

Por eso, en este minuto de graduación, en que normalmente las felicitaciones miran hacia atrás, lo que han hecho, yo quiero también proponer que  miremos hacia delante, para ver cuál es la responsabilidad que tenemos cada uno de nosotros. Este es un país que tiene un grave déficit, no es ni el déficit público ni el déficit de la balanza de pago; es el déficit de ideas, el déficit de propuestas, de propuestas razonables, que no signifiquen volver a los años 60, por supuesto, de propuestas para los años 2000, para solucionar estos problemas graves que Chile tiene y que enfrenta la gente más débil del país que son aquellos que tienen carencia  socioeconómica. Y la pregunta es: ¿dónde están esas propuestas?, ¿por qué no las ponemos sobre la mesa?, ¿por qué no desafiamos a los políticos a que se comprometan con esto?

Ya que podemos quizás entonces mirar en el futuro a estos niños con un poco más de responsabilidad de lo que hoy día los estamos mirando, cuando les decimos, en realidad, no sabemos lo que va a pasar, seremos un país que seguirá creciendo, pero probablemente los niños pobres, como lo muestran todas las estadísticas, seguirán siendo ellos, sus hijos y sus nietos más pobres y eso no puede ser en un país que tiene todavía un sentido ético y un sentido de responsabilidad.

Yo felicito a los que se gradúan, pero también al mismo tiempo yo los desafío a comprometerse en ideas que en el ámbito de la salud pública, como lo hacemos nosotros también en el ámbito de la educación, sean ideas decisivas y provoquen el pronunciamiento que el país requiere. Muchas gracias.  

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