Columna de opinión

¿Qué hacer con la PSU?

[OPINIÓN] Columna de Stephen G. Sireci: ¿Qué hacer con la PSU?
"Pienso que es momento de reflexionar y considerar cuál es el rol apropiado de las pruebas en el contexto de la admisión universitaria en Chile", indica el experto norteamericano.
"Pienso que es momento de reflexionar y considerar cuál es el rol apropiado de las pruebas en el contexto de la admisión universitaria en Chile", indica el experto norteamericano.
"La idea de que cada universidad desarrolle sus propias pruebas de admisión entraña el riesgo de que gente sin experticia desarrolle instrumentos", asegura Sireci.
"La idea de que cada universidad desarrolle sus propias pruebas de admisión entraña el riesgo de que gente sin experticia desarrolle instrumentos", asegura Sireci.

Observando desde la distancia, me entristecen los sucesos recientes que rodean el proceso de admisión universitaria en Chile. Conocí el tema de la PSU cuando fui invitado al seminario “Transparencia y Validez en la Selección en Educación Superior”, en 2017, organizado por el Demre.

Estoy consciente de que la PSU necesita cambios, pero hay una gran distancia entre esto y la eliminación de todas las pruebas estandarizadas de admisión, como algunos han propuesto. Pienso que es momento de reflexionar y considerar cuál es el rol apropiado de las pruebas en el contexto de la admisión universitaria en Chile.

Primeramente, hay que considerar que las pruebas como la PSU están diseñadas para promover la justicia en la toma de decisiones. A la mayoría de la gente le parece difícil de creer, pero cuando se estima que “estandarizado” significa que todas las personas son evaluadas sobre la base del mismo contenido, bajo las mismas condiciones de aplicación y que sus respuestas son corregidas de la misma forma, se puede apreciar que las pruebas estandarizadas emparejan la cancha. En tal sentido, su uso elimina fuentes conocidas de sesgo en las decisiones de admisión, tales como favoritismos, racismo, nepotismo, sexismo y otras.

Algunas de las ideas propuestas para eliminar la PSU pueden parecer acertadas cuando se escuchan de buenas a primeras, pero son muy destructivas y a la larga van a hacer más daño que bien. Por ejemplo, la idea de que cada universidad desarrolle sus propias pruebas de admisión entraña el riesgo de que gente sin experticia en el desarrollo de instrumentos termine desarrollándolos muy distintos para las instituciones. Puede ser fácil tener un alto puntaje en una prueba en una universidad y mucho más difícil en otra. Los estudiantes pueden tener que rendir muchas más pruebas, dependiendo de a cuántas universidades postulan. Desarrollar y administrar estas pruebas va a involucrar costos que, con alta probabilidad, van a ser traspasados a los estudiantes.

Otra sugerencia es usar las notas escolares como el factor principal al tomar decisiones de admisión. Es razonable que las notas tengan un rol en la admisión universitaria, pero claramente las notas no son inmunes a los sesgos. Otro problema en relación con este punto es el impacto que puede tener sobre la “inflación de notas”; esto es, la presión sobre los profesores y profesoras para que otorguen altas calificaciones sería enorme.

Por lo anterior, pienso que se debe elevar el diálogo para trabajar en la solución. Elevar el diálogo implica trabajar con el Demre, no contra este. Ellos conocen los problemas y limitaciones de la PSU y están trabajando para mejorarlos. Es difícil llevar a cabo una evaluación de calidad, para ello se necesita de agencias experimentadas en el desarrollo de pruebas. Y para hacer un buen trabajo, estas agencias deben contar con apoyo político y financiero. Eliminar las pruebas no debería ser una opción: sería como botar al bebé junto al agua de la bañera.

Stephen G. Sireci, Ph.D.
Distinguished University Professor
Director del Center for Educational Assessment University of Massachusetts Amherst
Presidente del National Council on Measurement in Education