Alentadores primeros resultados entregó el estudio sobre la respuesta de escolares de nuestro país a las vacunas contra el COVID-19, una investigación pionera en este rango etario desarrollada por la Universidad de Chile y el Instituto Sistemas Complejos de Ingeniería (ISCI). Así lo dio a conocer el investigador del proyecto, doctor Juan Pablo Torres, pediatra infectólogo de la Facultad de Medicina del plantel universitario, quien afirmó que el trabajo entrega evidencia científica relevante y generada en nuestro país respecto a la respuesta inmune a la vacunación realizada en niños de entre seis y 11 años, que en su mayoría fueron inoculados con Sinovac, y en adolescentes de entre 12 y 18 años, quienes recibieron principalmente Pfizer.
La iniciativa es encabezada por los doctores Torres y Miguel O’Ryan, ambos de la Facultad de Medicina de la U. de Chile; los profesores Leonardo Basso y Denis Sauré, director e investigador -respectivamente- del ISCI y académicos de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la U. de Chile; Marcela Zúñiga, asesora de la Subsecretaría de Redes Asistenciales del Ministerio de Salud, y André Cazor, en representación del Ministerio de Educación.
Según explica el doctor Torres, “utilizamos la misma metodología que en el estudio de seropositividad IgG que realizamos en más de 60.000 adultos del país con el objetivo de detectar en el tiempo los anticuerpos IgG contra el SARS-CoV-2 para evidenciar parte de la respuesta inmune en las personas que habían recibido las vacunas Sinovac y Pfizer, y que publicamos en septiembre del año pasado en la revista Lancet Infectious Diseases”. De esta forma, entre octubre y diciembre de 2021 reclutaron a 2.302 niños y adolescentes pertenecientes a 24 establecimientos educacionales públicos de las regiones Metropolitana, de Valparaíso y del Biobío, con el consentimiento informado de todos sus padres y apoderados, y el asentimiento de los propios participantes, que hubieran recibido una o dos dosis de sus respectivas vacunas o, incluso, que no las tuvieran; de hecho, 121 del total de participantes no había sido vacunado durante el período en que se realizó el reclutamiento.
Así, el grupo quedó compuesto por 1.033 niños de entre seis y 11 años, y 1.269 jóvenes de entre 12 y 18 años. A ellos se les realizó un test de detección rápida de anticuerpos IgG contra SARS-CoV-2, con una muestra de sangre obtenida del dedo índice, recolectando además datos referidos al estado de su esquema de vacunación –si tenían una o dos dosis, en qué fechas-, de comorbilidades si correspondiera y datos sociodemográficos.
Cifras alentadoras
Los resultados muestran que en el primer grupo la seropositividad o IgG promedió el 86 por ciento -en detalle, 86 por ciento con Sinovac y 87 por ciento con Pfizer-, mientras que en el segundo llegó al 90,9 por ciento, específicamente de 85 por ciento entre quienes recibieron Sinovac y 96 por ciento entre los que se vacunaron con Pfizer. “Esta presencia de anticuerpos se mantiene cercana a estos valores hasta 20 semanas después de haber terminado el esquema de vacunación, y entonces se podría observar una leve disminución entre los vacunados con Sinovac, todo lo cual es concordante con lo que vimos entre el grupo de adultos estudiados previamente”, explica el doctor Torres.
“Dado que Chile fue prácticamente el primer país occidental que comenzó vacunación en niños, la originalidad de los datos que obtuvimos es muy relevante. Teníamos evidencia referida a la muy alta seguridad de la vacuna, lo cual se ha confirmado con los datos de la vida real, tanto en China como en países latinoamericanos; pero ahora evaluamos además si se generó una respuesta inmune a través de la detección de anticuerpos IgG contra el SARS-CoV-2”, agrega.
Entre los niños y adolescentes con comorbilidades, tales como obesidad, enfermedad pulmonar crónica, patologías cardiovasculares y otras, los resultados son igualmente alentadores, con una presencia de anticuerpos superior al 90 por ciento. “Este estudio aporta evidencia científica para nuestro país, que también es muy útil para otros países que están vacunando y/o piensan vacunar a niños y adolescentes, entendiendo lo beneficiosos que han sido los procesos de vacunación en este rango de edad, no solo aportando información para la toma de decisiones a nivel de políticas públicas, sino que de cara al inicio del año académico escolar: los niños están mostrando una protección frente al COVID-19 con la vacuna, lo que tranquiliza aún más respecto al retorno a las actividades presenciales escolares”, finaliza el académico.