“Siento que hay personas que necesitan ayuda y me considero una persona afable, amigable, cercana (...) En general, cuando hay alguna dificultad en mi cuadra, en mi barrio o en mi familia, acuden a mí, me preguntan cómo lo puedo hacer, qué es lo que hago y me siento apta para poder ayudar a la gente”, expresa Julia González, quien a los 55 años ingresará a estudiar Trabajo Social en la Universidad de Chile, carrera a través de la cual piensa podrá desplegar sus habilidades para ayudar a la gente.
Julia salió del colegio en 1986 y en ese tiempo quería estudiar Teatro en la Universidad de Chile. 37 años después, si bien en otra carrera, logró cumplir su sueño de estudiar en la Casa de Bello, a la que postuló en primera opción. Cuenta que siempre había querido entrar a la universidad y que ahora que existen más posibilidades, como la Gratuidad, pudo hacerlo.
El incentivo para embarcarse en el proceso de preparación para la Prueba de Admisión a la Educación Superior (PAES) e ingresar a la universidad fue múltiple, relata la futura trabajadora social. En esto fue fundamental el acompañamiento de “mis hijos, el apoyo de mi esposo, de mi familia, de gente en general”, su trabajo en un comité de la Municipalidad, donde “sentía que yo podía aportar de una manera especial a la gente (...) Mi hijo menor insistió, porque yo le decía que ‘qué puedo hacer yo a la edad que tengo’, entonces él me decía, ‘pero mamá, yo creo que hay mucha gente que puede, además que es algo que tú anhelas´ (...) Creo que todo eso me alentó para poder iniciar este proceso”.
El camino “fue bien difícil porque yo terminé el año 86 de estudiar y yo decía en todo este tiempo han cambiado muchas cosas. Yo cuando empecé a estudiar por un preuniversitario gratuito que da la Municipalidad, había cosas que yo no entendía, entonces le pedía ayuda a mis profesores (...) Yo en mi casa estudiaba, veía páginas del DEMRE, hacía muchos ensayos, muchos vídeos. Me costó porque volver a estudiar después de no haberlo hecho fue fuerte, pero mi familia me entendía, mis hijos, mi esposo, me decían ‘no te preocupes, tú estudia lo que tengas que estudiar’ y bueno, insistí en estudiar mucho”.
Ahora, feliz con su logro y ya matriculada, la nueva estudiante de la Universidad de Chile reflexiona que “hay muchas mujeres que se encuentran en las casas, que ya dejaron de criar, que necesitan este tipo de incentivo para que puedan lograr mirar más allá de la puerta de su casa, pensar en un futuro. Yo tengo 55, entonces son cinco años —de carrera—. Voy a salir a los 60, siempre y cuando no repita ningún ramo y no congele nada, sería a los 60, pero a los 60 la mujer ahora es joven”, enfatiza.
En la misma línea, anima “a las mujeres de mi edad, incluso las que tengan más edad que yo, a que se la jueguen, estudien. Si no pueden entrar a la universidad, no sé, un centro de formación técnica, un instituto, hay muchas carreras que necesitan mujeres que tengan el valor de estudiar y aportar a la sociedad. Yo creo que también eso es súper importante, mientras más mujeres aporten a la sociedad, yo creo que el país va a ir creciendo”.