Noam Chomsky recibió la Distinción Honoris Causa y dictó conferencia

Noam Chomsky recibió la Distinción Honoris Causa y dictó conferencia

De manos del Rector (s) de la Universidad de Chile, Prof. Jorge Las Heras, el destacado lingüista e intelectual estadounidense Noam Chomsky recibió la Distinción Honoris Causa que entrega nuestra Casa de Estudios a quienes se destacan por sus  méritos o sobresalientes acciones en beneficio del estudio de la nación chilena o de la humanidad.

Presentado por el Prof. Hiram Vivanco, de la Facultad de Filosofía, como una persona que ha mantenido "una lucha "frontal y firme de crítica a la política de su gobierno" y como alguien que, además de sus aportes en el ámbito de la lingüística se ha ganado el respecto internacional por "sacar la voz por los derechos humanos", tras recibir la medalla Chomsky dictó la conferencia "Latin América in US Global Planning" (América Latina en la planificación global de Estados Unidos").

En su alocución el intelectual hizo una documentada y a veces irónica descripción de lo que ha sido la política exterior estadounidense durante los últimos doscientos años, para concluir diciendo que "hoy hay oportunidades para un progreso real en libertad y justicia en el hemisferio. La tarea es saber llevarlas adelante".

 
Chomsky dictó la conferencia "América Latina en la planificación global de Estados Unidos".

Gracias al un trabajo en conjunto de la Dirección de Servicios de Tecnologías de Información (STI), del Instituto de la Comunicación e Imagen (ICEI), del Sistema de Servicios de Información y Bibliotecas (SISIB) y de la Dirección de Comunicaciones de la Universidad, la conferencia fue transmitida en línea a diez puntos en distintas facultades.

Chomsky, el provocador

Fue en la última Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que Noam Chomsky, sin siquiera estar presente, cobró mayor notoriedad de la que jamás había alcanzado: el Presidente venezolano, Hugo Chávez, recomendó leer la obra del intelectual y hacer menos caso a la política externa del gobierno norteamericano, liderado por George Bush. De ahí a transformarse en súper ventas pasaron apenas algunas horas.

El afamado lingüista vino a Chile a dictar su conferencia en nuestra Universidad y a participar en el primer Congreso Internacional de Lenguas y Literaturas Indoamericanas y de las XII Jornadas de Lengua y Literatura Mapuche, organizado por la Universidad de La Frontera, en Temuco.

En su conferencia, Chomsky comenzó explicando que Estados Unidos tiene una clara doctrina en su política exterior hacia América Latina (y el planeta), en la que siente que tiene una misión trascendente de defender y promover sus propósitos en todo el mundo.

Citó a diversos pensadores que plantean que "no debemos confundir las duras realidades con la realidad en sí. La realidad es una meta no lograda, revelada por la evidencia histórica. El actual récord histórico corresponde más al de una realidad abusiva". Añadió que "a lo largo de la historia, Estados Unidos ha actuado consistentemente en contra de sus ideales", esas ideas y compromisos definidos como irrenunciables y sacrosantos.

Alusiones a Chile hubo pocas, pero contundentes. Como cuando recordó el apoyo de Paul Wolfowitz, actual jefe del Banco Mundial -asunto que, convenientemente para él, pocos recuerdan- al general Suharto de Indonesia, "que ha sido uno de los peores asesinos en masa y torturadores del mundo moderno, además de uno de los que encabezan el ránking de los líderes mundiales más corruptos. Él ofreció grandes ganancias  a inversionistas extranjeros que saquearon el país, y por lo tanto fue muy popular en Estados Unidos, junto con muchos otros monstruos en el pasado y presente, mientras han estado gobernando. Ustedes están familiarizados con algunos ejemplos acá".

En otro comentario sobre la promoción de la democracia en América latina en los '80, citó una investigación: "el fracaso de los programas fue sistemático. Donde la influencia de Estados Unidos era menor, el progreso hacia la democracia era mayor, a pesar de los intentos de (Ronald) Reagan de apoyar a dictadores. Donde la influencia estadounidense era mayor, el progreso era menor. La explicación sería que Estados Unidos sólo aceptaba cambios verticales y limitados, que no pusieran en riesgo los tradicionales esquemas de poder en los que EE.UU. participaba. A pesar de ello el compromiso de nuestros líderes a los principios estaba fuera de discusión entonces y ahora. La promoción de la democracia ha sido siempre promovida como una guía y misión, pero no deja de ser controversial que Estados Unidos regularmente derrocara gobiernos democráticos apoyando tiranías brutales: Guatermala, Brasil, Chile, y otros".

A la situación de Cuba, desde el siglo antepasado los intentos de Estados Unidos por derrocar al régimen Castrista, Chomsky le dedicó varios minutos, y terminó relacionándola con nuestro país. Desde la Doctrina Monroe, de 1820, donde se estableció el derecho de esa nación a dominar el hemisferio y la determinación estadounidense de "liberar a Cuba del cruel dominio español", hasta el embargo contra la isla "y provocar el sufrimiento del pueblo", que se prolonga hasta hoy, para propiciar el fin de la era de Fidel.

Esa política de remover gobiernos a través del desencanto basado en insatisfacción económica, "como todos ustedes saben, fue aplicada exitosamente acá".

Agregó que "la razón por la cual Cuba debía ser torturada, también fueron francamente explicadas en los registros internos, durante la época Kennedy. La razón principal fue el éxito del desafío cubano a la política estadounidense, haciéndola retroceder 150 años. También estaban los rusos. Entonces vino la preocupación de que el ejemplo cubano podría infectar a otros con la peligrosa idea de tomar el control de sus propios asuntos", con todo lo que ello podría significar en términos de distribución de la tierra y las riquezas, del concepto de ricos y pobres, etcétera.

"Los temas básicos prevalecieron con cambios leves y Washington reaccionó con temor ante la elección democrática de (Salvador) Allende. La preocupación no sólo era la amenaza a sus propios intereses, sino que la elección era percibida como un reto con bases ideológicas a la política estadounidense, así que el Consejo de Seguridad decidió que si Estados Unidos no podía controlar a América Latina, esta experiencia no podía esperar tener éxito", opinó Chomsky.

La conferencia del lingüista e intelectual duró una hora y fue seguida con total atención. Tras el fuerte aplauso final, muchos de los presentes en el Salón de Honor se abalanzaron para saludarlo y pedirle que les firmara sus libros. Sonriente, Chomsky hizo lo que pudo, hasta que fue conducido casi como levitando hasta un lugar donde ya nadie más pudiera perturbarlo.