Discurso del Prof. Luis A. Riveros, Rector de la Universidad de Chile, en Ceremonia de Aniversario 114º Liceo Miguel Luis Amunátegui.

(Transcripción)

Hoy día he tenido un doble placer: primero venir al colegio a celebrar sus 114 años, y yo siempre he dicho que nosotros somos de una generación que le damos gracia a lo que hemos recibido, lo que recibimos aquí en estas viejas salas de clases con los grandes maestros que nos inspiraron no sólo la inquietud de saber más, sino que nos enseñaron a ser personas respetuosas y respetables, nos enseñaron a respetar al ser humano, nos enseñaron mucho más allá del contenido de las ciencias, de las artes, de las humanidades, nos enseñaron a ser gente y eso que hoy día tanto se echa de menos en nuestra sociedad, fue algo que nosotros recibimos y que, por lo tanto, agradecemos; y está Roberto Suazo ahí atrás que fue presidente del centro de alumnos en mis años y que también seguramente debe tener ese mismo sentimiento que todos nosotros abrigamos en el corazón: las gracias al colegio; y, por lo tanto, como lo he dicho varias veces, venir al colegio a dar gracias es una tarea que cualquier egresado de esta institución debe tener como uno de los principios responsables en la vida.

El segundo placer es haber traído a Claudio Teiltelboim de regreso al colegio. Claudio, debo decirlo, no es sólo lo que aparece en su curriculum, que es, por cierto, un curriculum destacado y admirable, respetable; pero más allá de eso Claudio es una de las más bellas personas que yo conozco, es una persona capaz de entregar por los demás y hacia los demás y eso también es muy importante saberlo. Porque muchas veces cuando uno es destacado en la vida, cuando a uno se le premia y se le reconoce, muchas veces se aleja de los demás y adquiere distancias o percepciones de superioridad, pero eso no es lo que nos enseñaron acá. Aquí, a nosotros, nos enseñaron a ser personas sencillas, simples, independientemente si nos iba bien o mal y por eso digo que Claudio es un gran ser humano, es una persona que ha podido tenderles su mano a muchos, es una persona de una sencillez francamente sorprendente y es una persona preocupada por los demás, siempre; prueba de ello es su trabajo en la Comisión de Derechos Humanos que trató de restaurar tanto dolor, tanto sufrimiento, tanta pérdida en el país.

De manera que estos dos placeres se los tengo que agradecer a la invitación de la directora, de haber venido a celebrar los 114 años y, además, de traer a Claudio de vuelta al colegio y espero que no se vuelva a ir del colegio, que siga ahora colaborando con el colegio para que podamos hacer lo que nosotros recibimos de una manera muchos más natural, de salir de acá con el convencimiento de que siempre hay que volver y de salir de acá, muchachos, con el convencimiento de que vamos a ganar, de que nos va a ir bien, porque el secreto en la vida no es tanto lo que nos ofrecen, sino lo que nosotros somos capaces de tomar, lo que somos capaces de usar, de todos los que hemos estudiado en este colegio a algunos nos ha ido muy bien, a otros no les ha ido muy bien, pero yo creo que si uno estudia las condiciones, si uno estudia qué es lo que logró hacer o no logró hacer, está fundamentalmente en uno, en sus propios convencimientos, en su propio templo interior, en su propia calidad humana y esa se sigue dando en el colegio, se sigue entregando, porque sé el trabajo esforzado que hacen sus profesores para poder darles a ustedes mucho más allá de los libros, de las páginas de Internet o del conocimiento específico de enseñarles a ser personas, y en la medida que ustedes aprendan esa lección, ciertamente que el Liceo estará en el futuro adornado con muchos más Claudio Teitelboim. Muchas gracias.

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