Discurso del Prof. Luis A. Riveros, Rector de la Universidad de Chile, en Inauguración de Cátedra en Ciencia, Tecnología y Sociedad + Innovación.

(Transcripción)

Yo primero quiero manifestar mi satisfacción por esta reunión profundamente universitaria en que se reúne gente de distintas visiones, de distintas formaciones y de distintas pertenencias institucionales para discutir un problema que nos es común, y un conjunto de propuestas, tal vez, que tendrán más adelante incidencia en el trabajo que llevamos adelante todos nosotros. Es importante porque hoy día se ha generalizado el concepto de universidad como una mera función docente y se privilegia y se auspicia el punto de vista de la política pública a la universidad como un centro de entrenamiento de profesionales, de preparación de profesionales y, ciertamente, rodeado de todos los aspectos financieros y utilitarios que tiene ese enfoque de universidad. Y esta reunión, como otras, rescata la idea de una universidad que no puede serlo sin tener reflexión que parta de su trabajo de investigación y de creación; y ése es un esfuerzo que es cada vez menos comprendido, desafortunadamente, cuando se piensa, por ejemplo, que la investigación se puede hacer por pedazos fuera de las universidades, en centros independientes, y en donde se pierde la interacción que necesariamente debe tener la creación del desarrollo de nuevas ideas sobre la base de la interacción disciplinaria.

Yo creo que esta reunión marca, como otras, una señal de lo que los universitarios esperamos del desarrollo en materia de política pública respecto a la manera en que debe diseñarse el trabajo universitario. Desde luego, diseñarse fuera de estas barreras artificiales o artificiosas de universidades que compiten como panaderías en un mercado, sino más bien la idea de cuerpos universitarios que con distintas tradiciones, con distintos niveles de atención a problemas también diversos, interactúan para poder desarrollar un cuerpo de conocimiento elaborado y, probablemente, estructurado. Así también, señala que el trabajo de la universidad es indisoluble respecto a la investigación ya que no hay manera de hacer trabajo verdaderamente universitario si no existen nuevas ideas que empujen la frontera del conocimiento y que lleven eso a quienes se forman al nivel de pre y postgrado. Esa señal que surge de esta reunión, me parece extraordinariamente importante.

Y es bueno que sea un día sábado. La Biblia dice que Dios creó al mundo y descansó el 7º día, no descansó dos días, y creo que estamos nosotros aquí siendo muy consecuentes con los principios bíblicos, que en esta casa también son aceptados y aplaudidos. Pero más que eso, me parece a mí que es conveniente porque nos da a todos un poco la tranquilidad lejos del teléfono; lejos de la clase que hay que ir hacer en media hora más, o lejos de todas estas obligaciones rutinarias y administrativas que todos tenemos; para estar un poquito más en paz con el medio y con uno mismo, para poder trabajar en una cosa que considero tan interesante y tan importante. Lo considero interesante porque creo que aquí hay la necesidad de pensar en nuestras universidades respecto a lo que veo como una doble relación entre el desarrollo de ciencia y tecnología y la sociedad.

Hay ciertamente una gran cantidad de elaboraciones pero que necesitan todas ellas más reflexión respecto al efecto del cambio tecnológico del progreso científico en las estructuras sociales y en las formas en que se desarrolla la evolución social, por llamarlo esto de alguna manera pertinente. Y creo que hay una cantidad de cosas sobre las cuales tienen que reflexionar los científicos - y me alegro que hayan destacados científicos acá- y los cientistas sociales y los humanistas, porque esto es un problema que escapa a la visión parcial disciplinaria y tiene que ver justamente con la prospectiva social.

Hoy día cuando nuestros jóvenes se educan más a través de las tecnologías de información que a través de nuestra sala de clases, evidentemente que hay un cambio importante que tenemos que saber entender, pero que también tenemos que saber manejar; y desde luego la propia estructura social, la forma en que se desarrollan las cosas, tienen que ver con el progreso científico y tecnológico, sin lugar a dudas; la forma en como esto llega a nuestros hogares, por ejemplo, en que nos libera tiempo, pero que también nos hace insumir tiempos en cosas distintas, en aprendizajes distintos. Evidentemente está cambiando las relaciones al nivel de familia y las relaciones al nivel de sociedad en su conjunto, por lo que me parece que necesita una mirada, una reflexión para comprender esos fenómenos porque muchas veces, es mí impresión, lo que sucede con nuestra juventud, por ejemplo, que a veces declaramos nuestra incapacidad para comprenderla, la forma en que ellos reaccionan frente a las problemáticas sociales que en nuestras épocas, en nuestras generaciones, abordamos de maneras distintas, tiene mucho que ver con la forma que se está produciendo el cambio y con la velocidad del cambio en materia científica, pero sobretodo en materia tecnológica que es la que nos llega diariamente. Hoy día, y ahí están las estadísticas sobre uso de internet, sobre acceso a medios comunicacionales, sobre la forma en que la gente se informa, sobre la evolución, justamente, de los propios sistemas de información y de los medios de comunicación social, todo eso hace confluir en una sociedad que estalla a punto en más conflictos, en más incertidumbres y ciertamente que causa inestabilidades de manera muy distinta a la que causaba probablemente en la década del 60, en que la inestabilidad se asociaba meramente a problemas sociales, a nuestra comprensión o interpretación de los problemas de la justicia o de la injusticia social. Hoy día esto tiene mucho más que ver, también, con la forma en cómo la creación, el desarrollo, la tecnología llega a la gente e impacta las estructuras básicas de nuestra pirámide social. Creo que ahí hay un gran tema, pero también, hay un gran tema en la relación a la inversa, en cómo el aparato de creación, de investigación en ciencia y tecnología responde a las demandas sociales; cómo se establecen las prioridades en un país como el nuestro, por ejemplo, que tiene escasez de recursos en términos a cuáles son los temas que debe abordar para responder a las múltiples necesidades sociales; un debate que en nuestras universidades -y aquí son todas universidades públicas- tenemos permanentemente, cómo llevamos a nuestros investigadores, sin violar ciertamente su propia independencia y potestad para decidir; qué materias abordar, cuáles son los tópicos, qué declarar prioritario, pero ¿cómo llevar esta idea de la investigación nacional, que para esta universidad es tan importante?, cómo decir a un investigador que está poniendo sus recursos, su esfuerzo, su capacidad, su intelecto en investigar temas de alzheimer, que probablemente la pediculosis también es un problema y que probablemente en términos de las prioridades sociales debería tener quizás, un porcentaje mucho mayor de nuestro interés, de nuestros recursos, de nuestras capacidades; y cómo hacerlo sin violar, como digo, su legítimo derecho a investigar en una materia que naturalmente tiene mucho más interés científico y que también tiene mucha mayor relevancia del punto de vista de su presentación internacional que en el área de la ciencia y la tecnología es hoy día tan importante.

Entonces, me parece a mí que aquí también hay otro tema que es vasto, pero muy importante, que es la relación de la demanda social, de la necesidad social hacia la creación científica y tecnológica, o hacia el aparato de la investigación científica y tecnológica, problema no resuelto abiertamente pero que tiene mucho del ingrediente que pueden colocar las distintas disciplinas. Naturalmente está también aquella visión esencialmente utilitaria que pone básicamente los incentivos y que los investigadores deberán hacerlo en función de los incentivos económicos y, por lo tanto, pondremos más recursos a la investigación sobre la pigmentación del salmón de exportación o sobre la biotecnología aplicable a la exportación frutícola, pero evidentemente que el problema va mucho más allá de esta cuestión instrumental, va más allá y tiene que ver más bien con el diálogo entre las disciplinas sociales y las disciplinas estrictamente científicas. Probablemente como el decano de la Facultad de Ciencias Sociales de esta universidad definió una vez: el diálogo entre las ciencias duras y las ciencias finas. De manera que me parece que existe aquí un tema tremendamente importante y muy apasionante, y por eso participo con mucho entusiasmo en esta inauguración que no es para mí la simple formalidad de decir qué bueno, que les vaya bien, y hagan un buen diagnóstico. Creo que esto es muy importante y voy a señalar otra cuestión por la cual creo que esto es extraordinariamente importante. Yo creo, y creemos en la institución y también en otras instituciones, que es fundamental cambiar la forma en que estamos entrenando y formando profesionales en nuestro país. Nuestros profesionales todavía están conformados en esta visión disciplinaria estrecha en que para ser abogado necesito tomar 95% de cursos de derecho y 5% de algunas cosas que como electivos de 3º o 4º año adornan un poquito la malla curricular; y que para ser ingeniero comercial necesito más de 92% de cursos de economía y de administración de empresas, y por ahí aparece un curso de sociología en 3er. año o algún curso que tiene que ver con temas de derecho; pero en definitiva no hemos podido, todavía, preparar profesionales para la nueva realidad, esta nueva realidad multidisciplinaria, esta nueva realidad de la sociedad del conocimiento que requiere integración y que requiere profesionales con una mirada distinta: un abogado que tiene que entender de temas económicos, que tiene que entender de temas estadísticos, que tiene que entender de temas de relaciones políticas internacionales y que tiene que entender también de temas históricos y de la cultura. Y para qué decirlo con los ingenieros y con los médicos, que hoy día necesitan una mirada también muy distinta en su formación básica fundamental para poder ser ingenieros y médicos efectivamente para el siglo XXI y no para la década del 60. Nosotros estamos en ese esfuerzo pero también nos damos cuenta de otro fenómeno que está detrás de ese esfuerzo y lo contrapone, que es la estructura de la universidad. La estructura de la universidad está todavía fundamentada en estas fuertes construcciones medievales que se llaman facultades, que tienen fuertes murallas, muchas de ellas rodeadas de fosos y la mayoría de ellas con cocodrilos que resisten muy fuertemente la interacción y, por lo tanto, ponen esta barrera a la integración del trabajo universitario. Y es porque es un desarrollo histórico, y muy fuerte, pero lleva también aparte de todas las ineficiencias que conocemos, la duplicación de actividades, la duplicación de departamentos, la duplicación de programas, una ineficiencia creciente en el uso de recursos, tema aparte, pero lleva también a una concepción de universidad que ya no es más compatible con la realidad que hoy día estamos enfrentando en la sociedad del conocimiento, en que la universidad necesita dar respuesta multidisciplinarias e interdisciplinarias a los problemas, a las preguntas que se levantan y que hoy día estamos un poquito inhabilitados para hacerlo. Nos cuesta francamente, y creo que es un problema de todas las universidades, de las más grandes y también de las más pequeñas, hacer interactuar grupos que de manera integrada y no artificial, efectivamente propugnen por revisiones sobre temáticas que, como digo, tienen esta connotación que va mucho más allá de la disciplina en el sentido estrecho. Nosotros estamos tratando de cambiar los sistemas de formación en la universidad precisamente por eso. Hoy día ya tenemos una experiencia bastante rica y exitosa en cursos de formación general, en la cual se sientan estudiantes de toda la universidad y es realmente para mi un espectáculo muy grato ver estudiantes de ingeniería, de medicina, de sociología y de economía en un curso con Humberto Maturana (1) sobre biología del conocimiento; o ver este mismo público en un curso sobre astronomía, en otro sobre economía, en otro sobre ética, y creo entonces, que el principal apoyo para este cambio que está ocurriendo en la universidad son los estudiantes. Los estudiantes que se dan cuenta que ingresados a estas facultades con esta visión estrecha y con esta barrera a la mirada global, es como que les están contando una parte quizás ínfima de la película, y por lo tanto, creo que es el cambio que tenemos que hacer con esta nueva demanda que proviene precisamente de nuestros estudiantes, pero también de la demanda social que hoy día la universidad debe satisfacer. Creo que ese cambio debiera hacerse sostenible y nosotros estamos por hacerlo a través de un sistema de ingreso común a la universidad para que todos tengan un entrenamiento común durante el primer año, un entrenamiento común por áreas en el segundo año y por lo tanto, las carreras procedan después de estos dos años de college, pero con carreras que tienen que tener también una reingeniería. No es posible ciertamente de que tengamos todavía carreras de siete años, y carreras que en muchas partes del mundo se dan en dos, nosotros lo damos en cinco.

Hay evidentemente aquí no sólo una cuestión institucional en el sentido de las estructuras legales y reglamentarias, hay una visión de especialización, yo diría, incompatible con lo que tenemos que entregar como respuesta al mundo. De manera que creo que eso también es un tema que entra en el contexto de esta cátedra y debiese entrar y a mí me gustaría que entrase, porque tiene que ver con la formación y justamente cuando uno de los temas que me llamó la atención es que dice: ciencia, tecnología y sociedad más innovación, a mí me parece que eso, más innovación es extraordinariamente importante, porque creo que tenemos que hacer un gran esfuerzo por introducir justamente innovación, capacidad innovadora o capacidad de emprendimiento en nuestros estudiantes. Porque la realidad del mundo ya no es la realidad de los 60 en que aspirábamos nosotros a salir de la universidad con el cartón y a tener el empleo que iba a durar toda la vida. Hoy día la realidad es distinta, la realidad del mercado laboral va hacer y es extraordinariamente dinámica. Nuestros estudiantes salen a un mercado mucho más complejo y, por lo tanto, deben tener una capacidad de creación, de innovación, de emprendimiento muy distinta a las que teníamos en las antiguas y pasadas generaciones. Y la responsabilidad también es nuestra en términos de entregarle una formación que tenga que ver, no en el sentido utilitario quiero decir, del entrenamiento, para que esta gente pueda moverse eficazmente en el mercado del trabajo, sino en el sentido profundo, en el sentido trascendente, de profesionales y graduados universitarios que sean capaces de crear sus propios caminos y diseñar sus propios caminos de realización profesional y de soporte al desarrollo social. En fin, creo que aquí hay una cantidad de temas que me parecen extraordinariamente importantes que no están alejados, como he sugerido, de la realidad de la universidad, de la política universitaria en el día de hoy, naturalmente temas que no están alejados de los temas de política pública que tienen que ver en el cómo y el cuánto se financia a la investigación científica y tecnológica, y que tiene que ver con otro tema que lo menciono, pero seguramente que va estar en sus carpetas, que es el tema de cómo financiamos investigación en ciencias sociales y humanidades: ¿las vamos a seguir poniendo en la misma pista de carrera que las ciencias duras y las tecnologías?, o les vamos a dar también una pista de carrera respondiendo al principio fundamental que dice que no es posible tener un buen desarrollo en ciencia y tecnología si al mismo tiempo no tenemos un buen desarrollo en las ciencias humanas que son justamente las que ponen las preguntas y que eventualmente deben ser también las que evalúen las respuestas. Nuestro aparato de investigación científica y tecnológica todavía no tiene una buena respuesta a este problema, una respuesta que vaya más allá de los porcentajes, más o menos negociables, sobre cuánto va para un área o cuánto va para la otra, y si no, en términos de entender el sistema de investigación científica y tecnológica de un país como un todo integrado, así como ustedes están entendiendo el desarrollo de la actividad universitaria en estas materias como un todo integrado. Quiero desearles la mejor reflexión en este día sábado de trabajo, para que de aquí salgan cosas que sean útiles a quienes tenemos que tomar las decisiones, a quienes muchas veces tenemos que empujar por estas nuevas ideas que son el cambio que necesitamos en la universidad, para seguir, además, marcando diferencia entre lo que es una universidad y lo que es un mero centro de instrucción superior. Muchas gracias y bienvenidos, por cierto, a nuestra Casa Central

 



Notas
1. Prof. Humberto Maturana, académico del Departamento de Biología de la facultad de Ciencias.
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