Discurso del Prof. Luis A. Riveros, Rector de la Universidad de Chile, en Presentación del libro "El Sueño y la Vida en Eugenio González Rojas"
(Transcripción)
Señoras y señores, yo quiero agradecer a nombre de la Universidad de Chile por este libro y por este acto. Quiero agradecerlo en primer lugar porque no son muchas las oportunidades hoy día en la realidad universitaria, en que se pueden discutir ideas y propuestas, ni que se pueda promover el debate. Las universidades hoy día están más bien encasilladas a proveer respuestas técnicas a problemas puntuales y a buscar caminos, a veces inéditos y contradictorios, para poder sostenerse como instituciones de creación y de diseminación del conocimiento; y pocas son las ocasiones en las cuales se puede mirar la perspectiva histórica, la dimensión política, la problemática social, desde la perspectiva que se ha mirado acá a raíz de este homenaje a la vida del Rector Eugenio González. Y lo segundo, es agradecerlo también porque constituye un homenaje a un ex-rector de la Universidad de Chile.
Eugenio González fue un gran continuador de la obra, en primer lugar, de Juvenal Hernández Jaque y en segundo lugar, de Juan Gómez Millas. Constituyeron ellos un período de construcción de la Universidad de Chile de extraordinarias proporciones. El salto que dio la universidad en la extensión artística y cultural, el salto que dio en la diversificación de su trabajo de investigación y docencia, tienen que ver con la obra de estos tres rectores que sucesivamente contribuyeron a este enriquecimiento del trabajo universitario. Fue además Eugenio González quien continuara reafirmando el trabajo de extensión de la universidad hacia las regiones del país, que también tuvo sus críticos en la época, pero que constituyó en definitiva un desarrollo, un capital que el país todavía no valora adecuadamente, pero que fue una iniciativa de la Universidad de Chile que permitió consolidar al país como uno solo.
Fue Eugenio González, también, un hombre que apreció la educación y la actividad universitaria como una actividad imbuida del humanismo y es por eso que cuando aquí se ha dicho que Eugenio González fue un gran humanista, creo que al mirar su concepción de la universidad y del trabajo universitario, no cabe ninguna duda respecto a esa gran trascendencia de su obra y de su acción.
Enzo Faletto, en su prólogo a este libro, lo destaca de una manera muy nítida recordando precisamente el discurso inaugural de la Rectoría de Eugenio González en 1963: el humanismo implica que la Universidad debe promover al hombre no como un medio sino como un fin en sí mismo. También es esa concepción la que lo lleva a tener esta gran visión de educador que permite entonces construir lo que se ha ido perdiendo y deteriorando: la educación para mejorar a las personas a partir de ellas mismas y no simplemente la educación para proveerle instrumentos fáciles o difíciles para su realización material. Creo que Eugenio González se destaca además por ser un gran defensor de la Universidad Nacional, universidad que hemos olvidado y que hemos restringido a los conceptos geográficos. Pero esto que aquí se ha dicho respecto a la creación del departamento de acción social y a las demás actividades de las cuales imbuyó a las facultades y a los centros regionales en todo el país, fue también vincular a la universidad con la realidad del país para responder a las preguntas del país, para comprometer a la actividad universitaria en eso que constituye la problemática nacional y, por lo tanto, alegó por esta universidad que era del Estado porque tenía que resolver y ayudar a resolver problemas del Estado. Defensor además de la educación pública, porque creía que la educación debería ser un instrumento para promover la igualdad de las personas y, que además, la educación debía convertirse en un instrumento de construcción de una idea de país, lo que solamente se podía hacer a partir de un compromiso del Estado con la Educación.
Yo creo que Eugenio González constituye unos de los grandes Rectores del Siglo XX, ¡qué duda cabe! Y creo que vale la pena meditar sobre el escenario hipotético de que Don Eugenio no se hubiese ido de la Rectoría de la Universidad de Chile en momentos tan difíciles, en momentos tan complejos, en momentos en los que sus valores entraron en contradicción con lo que necesitaban probablemente hacer de sus acciones. Pero a lo mejor muchas cosas habrían cambiado en la universidad y en el país si don Eugenio hubiese continuado siendo Rector de la Universidad de Chile. Pero en definitiva, como aquí se ha recordado, hay tantas cosas que a él le habrían gustado de este homenaje: la presencia de sus amigos, la presentación de un libro sobre su obra, sobre su proyección como académico y quizás, en estos días en que parece ponerse de moda preguntarle a los muertos, uno podría preguntarle a don Eugenio, qué no le gusta de lo que hoy día esta ocurriendo, y creo que muchos de nosotros tendremos la total seguridad de que su respuesta sería: no me gusta que ocurra esta vergüenza de que el estado chileno propicie para los pobres una educación que es mala y otra educación para los ricos, y que a la Universidad de Chile y a las demás universidades estatales le diga haga lo que sea pero fináncielo. Eso probablemente constituiría su vergüenza, pero probablemente su vergüenza más vital sería que muchos de aquéllos que abrazaron los ideales que el creó, están también promoviendo una política que es tan contradictoria con su visión humanista de la educación. Muchas gracias.