Discurso del Prof. Luis A. Riveros, Rector de la Universidad de Chile, en Ceremonia de Celebración del Día de la Secretaria.

(Transcripción)

Siempre he pensado que el día de la secretaria debería ser todos los días del año, porque ya lo he dicho más de una vez: dependemos tanto de ustedes. Y créanme, no dependemos solamente de ustedes en las materias formales, en los papeles, en los aspectos burocráticos que necesariamente envuelven nuestro trabajo, hay mucho de eso, ciertamente, requerimos que las cosas salgan a tiempo, salgan bien, porque eso es importante para la imagen de la Universidad; pero también dependemos del apoyo de ustedes en una parte mucho más íntima, mucho más sentimental, mucho más importante, porque cada uno de nosotros, que somos los jefes, tenemos también temores, momentos de tristeza, al igual que momentos de alegría, cambios que ustedes, posiblemente, en su escritorio, no se dan cuenta por qué, pero pasan, y entonces ustedes también son un apoyo muy importante, porque muchas veces a las nueve de la mañana una sonrisa es importante para iniciar bien el día, y quizás también, una sonrisa a las seis de la tarde es más importante para poder terminarlo bien.

Por eso yo siempre he dicho que ustedes son parte muy significativa de lo que ocurre en nuestras vidas día a día. La mayoría de nosotros, como a ustedes les consta, estamos más aquí en la Universidad que en nuestros propios hogares, estamos los fines de semana, muchos de nosotros, las vacaciones, por lo tanto, esto se transforma de alguna manera, no en un sentido literal sino que en un sentido real, en la segunda casa, y ustedes son parte importante de esa segunda casa. Y el apoyo de ustedes es muy importante para lo que nosotros, mal o bien, podemos hacer todos los días en trabajos que son complejos, que son de mucha responsabilidad, que son muy demandantes, pero que sobre todo son tremendamente presionantes.

Esta Universidad, como ustedes saben, es el fruto deseado de mucha gente, pero mucha otra gente quiere terminar con esta institución, o al menos quiere cambiarle un poquito el perfil, como ya se ha tratado muchas veces, y por lo tanto, estamos en permanente ataque. Ataque a veces un poquito subliminal, ataque otras veces muy desembozado, pero en definitiva uno sabe que esta institución significa mucho para el país y, por lo tanto, también significa mucho para sus competidores o eventuales competidores, malos y buenos, a quienes les gustaría quizás que esta institución esté bastante más de lado, y que no siga siendo la que tiene más premios nacionales, más investigación, los mejores estudiantes, que sea una institución que se destaque. Y es por eso que siempre vamos a ver en los periódicos a esta institución destacada por las cosas malas que ocurren, de aquellos que, como he dicho, siempre andan buscando cosas en nuestros basureros para publicarlo destacado, y lo más destacado posible. Pero las cosas buenas que ocurren en esta institución por todas partes y todos los días, no aparecen, no son noticia, porque además en nuestra sociedad vivimos un mundo de comunicación negativa, lo malo es noticia, lo bueno no es noticia y, por lo tanto, tenemos que enfrentar una situación compleja, y estamos dispuestos a eso, todos nosotros, y todos los que tenemos una responsabilidad en la institución la hemos tomado con ese costo, de tener que estar permanentemente defendiéndonos de ataques que son muy desiguales, muy injustos, pero que en definitiva ya son parte de lo que es esta institución y logran aunar mucho más a su gente.

Y en esto, claro, nosotros hacemos la parte externa, pero ustedes son parte muy importante también de lo que nosotros somos capaces de hacer y de decir y de poner entonces con mayor fuerza nuestros bríos a trabajar por la institución. Por eso, en gran medida, ustedes son un apoyo muy importante en el tiempo que le dedicamos, no sólo porque la respuesta productiva, por así decirlo, tiene que ser siempre la mejor y creemos que lo es, sino porque además hay una cosa que, muchas veces, en este mundo materialista no entendemos: se trata de relaciones de personas que tienen que apoyarse mutuamente, porque tal como nosotros tenemos nuestros problemas, ustedes tienen los de ustedes, por lo tanto, tenemos que aprender justamente a convivir, porque somos en definitiva parte de una familia cuya fortaleza está justamente en eso, en conservarse como una familia unida, productiva, y una familia que es capaz de entregarle un servicio de gran calidad a Chile como lo ha hecho a lo largo de toda su historia en esta Universidad de Chile.

Creo que todas las secretarias de la Universidad, las nuestras, de Servicios Centrales, pero también las de las facultades, los institutos, el Hospital Clínico, tienen cada vez más en su corazón esa misión, de ser el apoyo en la parte productiva, como he dicho, pero más fundamentalmente el apoyo en esa parte personal, en esa parte espiritual, en esa parte que a veces no es tan fácil de definir, pero que se nota en una cara sonriente, en una palabra de estímulo, en una mirada quizás simplemente para consolarlo a uno de las cosas que a veces tiene que hacer, que tiene que decir o en los temas que tiene que trabajar, pero lo hacemos todo con gusto, porque estamos haciendo un trabajo para Chile y estamos haciendo un trabajo con los mejores seres humanos de Chile, que son ustedes.

Muchas gracias por estar aquí. Les hemos dado, además de esa flor, que a pesar de las apariencias no se secará, sino que se conservará siempre allí fuerte u erguida, una pequeña muestra de nuestro afecto para que todos los días sean el día de la secretaria, y todos los días cuando tomen café, se acuerden del cariño que tenemos todos por ustedes y por su trabajo.

Muchas gracias.

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