Discurso del Prof. Luis A. Riveros, Rector de la Universidad de Chile, en Ceremonia de Presentación del Libro "Mujer Generación Siglo XXI: Reflexiones y Vivencias".
Ésta es una de las ceremonias más hermosas en la cual he tenido la oportunidad de participar, y lamento que muchos de mis colegas hombres con responsabilidades en esta Institución no estén, porque va a costar tanto relatarles a ellos la atmósfera que existe acá, la calidez de los mensajes que hemos escuchado, esa profundidad femenina con tanta fuerza que es difícil replicarla en un relato que siempre llevará palabras frías, sin el espíritu que aquí se ha demostrado.
Yo quiero agradecerles por este regalo a la Universidad de Chile. Ustedes le han regalado este hijo a la Universidad, cuya gestación tomó un poco menos de 9 meses, un poco prematuro, pero los que somos prematuros siempre hemos mostrado la capacidad de salir adelante todavía con más fuerza, porque adelantamos los plazos y somos capaces de echar abajo muchas barreras, y este libro así lo demostrará. Siempre pensé que era un poco absurdo esto de recordar a la mujer un día al año (los otros 364 días para los hombres), y ese día las sacamos a almorzar, les regalamos un clavel, les decimos cuánto las queremos y nos vemos el próximo año. Creo que esta iniciativa ha hecho un cambio importante, el cambio de mantener a la mujer en forma permanente en su rol, en su trascendencia, en su trabajo, en su identificación universitaria. Yo les agradezco que hayan dado este ejemplo, quizás no hay ninguna otra institución en este país donde podría ocurrir algo como esto; creo que no hay ninguna otra institución universitaria ni de lejos que pudiera mostrar algo así, ni ninguna otra, por cierto, en donde haya vicerrectoras, decanas, vicedecanas, directoras de institutos, de departamentos, jefas de servicio, investigadoras, mujeres dirigentes estudiantiles y funcionarias. Creo que no hay ninguna institución que pueda mostrar que podemos darle más espacio a la mujer.
Yo me he convertido en feminista en mis viejos tiempos de investigador, cuando hicimos un estudio con la pregunta de si acaso era cierto que había discriminación contra la mujer. Y estudiamos, creo, -ya no me acuerdo- 20 años con modelos, estadísticas, cosas que no importan ahora, pero que mostraban sistemáticamente que había una discriminación fuerte y definitiva contra la mujer. A igualdad de condiciones, el hombre siempre estaba 20% ó 30% arriba en remuneraciones; a igualdad de condición, la mujer siempre tenía mayores ciclos de desempleo que el hombre, y ahí me di cuenta que el asunto no era simplemente en los viejos y reconocidos temas de la productividad, de la eficiencia, de la asignación, sino que el tema era discriminación, punto. Y esa discriminación está presente aquí en esta Universidad, y esa discriminación está presente en nuestra sociedad, y creo que genera ineficiencia social, productiva y económica. Por tanto, yo creo que brindar más espacios a la mujer no es solamente esta cosa populista que uno siempre le cuenta a la madre, a la señora y a la hermana para que no lo traten mal: es una cuestión que tiene que ver con responsabilidad social. Mi experiencia de trabajar con mujeres, y es por eso que me gustan las mujeres -en los días que corren es importante decirlo públicamente también-, es el tener las personas más responsables, las personas más comprometidas, las personas más esforzadas; porque las mujeres tienen que ponerse a prueba día a día para subsistir en este mundo diseñado para hombres. Por eso me gusta ese esfuerzo, me gusta esa dedicación, y yo admiro tanto la fuerza de muchas de ustedes; a todas las conozco, creo que con todas he tenido la oportunidad de trabajar en distintas instancias, creo que con todas alguna vez hemos cruzado alguna palabra, con algunas incluso hemos hecho largos viajes a Japón para hablar de astronomía. He aprendido de la fuerza de ustedes, del cariño de ustedes, del principio creador que reside en ustedes y, por tanto, de lo que significan para nosotros, porque también mal que mal la universidad, la libertad, la democracia son del género femenino... y el presupuesto, lo lamento, es masculino.
Quiero agradecerles por esta obra que nos dejan, que habrá que replicarla muchas más veces, que habrá que hacerla realidad muchas más veces, porque se abrirán muchos más espacios, y quien siga a cargo de esta Institución en el futuro deberá seguir abriendo espacios para que el poder femenino se transforme también en el poder de la inteligencia, del convencimiento, de la realización, de la identificación con el trabajo universitario, de la suscripción de sus principios de universidad nacional y pública, en los que con tanta fuerza creemos. Gracias por habernos traído este hijo; esperaremos otros más adelante, pero lo cierto es que con ellos podremos generar un gran futuro para este país, para esta Universidad y para que los hombres podamos también alguna vez dormir tranquilos pensando que durante el día no hemos cometido ninguna tropelía contra ustedes, que son nuestras compañeras, que son también nuestras conductoras, que son también nuestras partícipes más decididas y depositarias mucho más importantes que nosotros de la vida, de la esperanza y del futuro.
Muchas gracias.