Discurso del profesor Luis A. Riveros, Rector de la Universidad de Chile, con motivo de la 4ª Reunión Anual Comités Paritarios Universidad de Chile

En nombre de la Universidad de Chile les doy la más cordial bienvenida al Cuarto Congreso de Comités Paritarios de las Universidades Chilenas. Esperamos que esta ocasión se convierta en un espacio abierto de discusión para compartir experiencias de trabajo que enriquezcan el desempeño de los comités paritarios en cada Universidad participante y se continúe con los progresos que hemos observado en esta materia.

Universidades de todo el país se reúnen hoy. Quisiera expresar mi profundo agradecimiento a cada una de ellas por hacer posible este evento. Sesenta y cuatro universidades Públicas y Privadas, de vertientes y enfoques diversos, del norte, centro y sur del país se encuentran presentes, congregando a más de doscientos participantes y mostrando una voluntad de diálogo y participación que no se ha observado en otros campos, pero si en este el de la prevención de riesgos.

Mi invitación es a valorar al máximo esta oportunidad, envidiable, única en nuestro medio, para compartir estas jornadas de trabajo y transformarlas en una valiosa experiencia en la búsqueda de tendencias, acuerdos, iluminados por una base científica, respaldada académicamente, recordando siempre que representa el compromiso ineludible de las universidades, como centros, de generación y diseminación del conocimiento y promotoras del respeto por el ser humano y su trabajo.

El trabajo ha sido considerado como uno de los factores que más influye en la calidad de vida de las personas. En él se ocupa más de un tercio de las horas del día y que esta actividad se repite durante gran parte de la vida de un ser humano, y se puede proyectar en forma negativa o positiva a la experiencia individual, al acervo de experiencias personales, familiares y sociales.

Lograr las condiciones adecuadas para que un trabajador desempeñe su labor no es una tarea fácil pero que, sin duda, tiene gran impacto sobre la calidad de vida y al mismo tiempo sobre el nivel de productividad del individuo.

Es ampliamente reconocida la correlación que existe entre las condiciones ambientales del trabajo y el nivel de salud. Las características particulares de cada actividad tienen asociada la eventual aparición de enfermedades profesionales y accidentes causados por la actividad laboral. Esto es, producto de los múltiples factores de riesgos a los cuales se encuentra expuesto el trabajador durante su jornada diaria y su extensión en el tiempo.

Nuestro país se encuentra en pleno proceso de transición epidemiológica y etárea. Las enfermedades crónicas han aumentado su importancia relativa en función del aumento del número de adultos mayores. Algunas de estas enfermedades crónicas se han asentado durante los años de vida laboral y luego juegan un rol fundamental en el deterioro de la calidad de vida de las personas activas y de los retirados de la fuerza de trabajo. Este proceso es común y válido para todas las ocupaciones independiente del nivel de riesgo, donde la acción efectiva de las mutualidades ha disminuido la tasa de accidentabilidad, reduciendo las muertes e incapacidad por accidentes en este campo.

En este sentido la ley N° 16.744 protege a los trabajadores de la ocurrencia de accidentes acaecidos en el trabajo y de las enfermedades producidas directamente por ejercicio de una labor remunerada. Su financiamiento, de cotización directa del empleador, sin costo para el trabajador, se calcula en función de la tasa de siniestralidad registrada por la empresa en un período de evaluación que actualmente abarca tres años. La cotización se paga al organismo administrador del seguro, es decir, las mutualidades, y en el caso de la Universidad de Chile a la Asociación Chilena de Seguridad.

Como Universidades debemos estar conscientes que la población trabajadora es uno de los pilares fundamentales de la sociedad y motor del desarrollo, y que esto es válido sólo en la medida que sea armonioso con el desarrollo integral del trabajador. De su nivel de salud depende no solo su calidad de vida, sino también las perspectivas de su familia, las de la comunidad y a nivel agregado, se encuentra relacionado directamente con el desarrollo económico y social del país.

En la Universidad de Chile, para dar cumplimiento a la ley N° 16.744 se crea la Oficina de Prevención de Riesgos, a cargo de dos expertos la que en conjunto con nuestro organismo administrador -ACHS- ha desarrollado una exitosa política de prevención de riesgos que ha impactado positivamente sobre la calidad de vida de los trabajadores de nuestra Universidad.

La materialización de estos logros ha sido producto de la contribución de variados factores, entre otros:

  • La propuesta de una gestión descentralizada en prevención de riesgos (por cada Facultad e Instituto) caracterizada principalmente por la confección del formulario DIAT a cargo de los jefes de personal y realización del informe de accidentalidad llevado a cabo por el jefe superior del accidentado,
  • El uso correcto del seguro; y
  • Una fuerte política y campaña preventiva que ha involucrado a toda la Universidad en pos de la creación de una verdadera "cultura preventiva" con la participación de los estamentos universitarios, y el activo compromiso de los directivos lo que a la fecha se traduce en el funcionamiento de 12 comités paritarios de higiene y seguridad y que significa 150 personas aproximadamente, entre funcionarios y académicos, preocupados diariamente en este tema.

Estamos conscientes que estos logros deben ser perfeccionados a través de la constitución de nuevos comités paritarios, del mayor compromiso de las autoridades de las Facultades y de la Comunidad Universitaria con el propósito de la consolidación de una cultura integral de prevención.

Sabemos además que iniciativas como ésta, con altas metas no están exentas de dificultades y complejidades, pero sentimos el respaldo de todos los estamentos quienes nos instan a seguir. Y nos gustaría que estas y otras experiencias exitosas sean proyectadas al conjunto universitario nacional, donde tanto hay que hacer para elevar la productividad, generar mecanismos participativos y contribuir a enfrentar el reto de calidad que nos impone la sociedad.

El Congreso que celebramos es una valiosa oportunidad para continuar en esta tarea, que debe ser desarrollada a partir del esfuerzo desinteresado de todas las partes involucradas que se traduce en un beneficio neto para cada uno de los actores comprometidos en esta causa.

Agradezco sinceramente la presencia de cada uno de los diferentes representantes de las Universidades y en forma especial a la ACHS, institución que siempre ha apoyado este tipo de iniciativas.

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