Discurso del Prof. Luis A. Riveros, Rector de la Universidad de Chile, en Ceremonia de Inauguración del XX Congreso de Estudiantes de Bioquímica.

Primero que nada debo presentar acá mi reclamo por no haber sido entrevistado, porque yo habría tenido también que sumarme a estas expresiones de cariño por Mario Sapag (1), que él bien lo sabe, tenemos en la Universidad toda, por su trabajo, por su contribución, no sólo en el campo de ustedes, sino en el campo académico en general. Él fue mi Vicerrector Académico durante cuatro años, lo digo con mucho orgullo, y contribuyó significativamente al trabajo que hoy día estamos haciendo en reformas de los estudios del pregrado de la Universidad. Es además un académico destacado, ha recibido recientemente la Medalla Juvenal Hernández de la Universidad de Chile, que está dedicada justamente a los académicos de la primera selección de esta Universidad, y esa es una tarea bien difícil y competitiva. De manera que yo debo sumarme a eso, como Rector de la Universidad, porque represento a muchos que no son bioquímicos, ni biólogos, ni químicos, que venimos de muchas otras disciplinas distintas y tenemos un respeto profundo por el trabajo y la contribución académica de Mario Sapag a esta Universidad.

Yo quiero darles un saludo muy estrecho por esta reunión que ustedes inician hoy día. En realidad da gusto ver el Salón de Honor de la Universidad de Chile, que es un viejo Monumento Nacional, pero más que un monumento administrativo, legal, es un monumento a la inteligencia, al compromiso por el trabajo académico, y da gusto verlo lleno de gente joven, y eso muchas veces que es difícil, le sube a uno el ánimo y lo hace pensar, entonces, que efectivamente la investigación científica y el trabajo académico tienen un futuro respetable. Un futuro que se contrapone, sin embargo, contra cuestiones que deben estar presentes probablemente en sus discusiones. Aquí, en este país, hay un compromiso demasiado bajo, demasiado superficial, con la investigación científica y tecnológica. No es posible que un país que tiene 5.000 dólares per cápita de ingreso y que aspira a dar un salto significativo hacia el desarrollo económico, lo que significa multiplicar por tres o por cuatro esa cifra, y tener una diversificación en su producción y una capacidad de producción muy distinta a la que tenemos hoy día, invierta un 0,7% de su producto interno bruto en investigación. Las cifras de aquellos países con los cuales queremos competir o con los cuales queremos integrarnos están entre un 2,5 ó 3,5% del producto interno bruto, y de un producto interno bruto bastante más grandecito que el producto interno bruto nuestro.

Por consiguiente, nosotros estamos todavía jugando en la cuarta división, aspirando a llegar a la primera división, pero como sabemos, el dar ese salto requiere un esfuerzo, un compromiso, que desgraciadamente nuestra clase política no entiende, que desgraciadamente nuestros gobiernos no han mostrado un compromiso real, efectivo, de poner recursos ahí, donde hay que ponerlos, en generar inteligencia y capacidad de investigación para crear mayor valor agregado y dar así el salto productivo que el país espera para el mañana. Y esto no puede ser simplemente un discurso, no puede ser que se nos diga, cada vez que levantamos las preguntas, que Chile merece, que Chile debe hacerlo, que hay que doblar el gasto; son cuestiones que efectivamente hay que hacerlas. Además, también hay que requerir aquí un esfuerzo del sector privado, porque no es posible que la investigación científica en Chile de este monto pequeño y exiguo sea solamente un 20%. Aquí hay mucho que discutir, y yo creo que la fuerza de los jóvenes debe hacer mucho en esta dirección. Cuando lo plantea el Rector de la Universidad de Chile, por cierto que inmediatamente aparece por ahí un letrero puesto en un diario -que no está hoy día acá, ciertamente- para manifestar que estamos pidiendo más plata para la Universidad de Chile, y que como el Rector es medio estatista, entonces requiere también de que el Estado se comprometa más. Por eso es muy importante que ustedes, los jóvenes, discutan estos temas, porque tiene que ver para los próximos veinte años. Las mejores estimaciones que hay en términos de crecimiento económico, dicen que este país podría alcanzar el piso del mundo industrial en 25 años más, por lo tanto, esa ya no es una tarea cuyo resultado lo vaya a experimentar mi generación, es la generación de ustedes y probablemente la de sus hijos, y por lo tanto ustedes tienen, más que nosotros, la responsabilidad de dar una pelea porque el país ponga los recursos donde hay que ponerlos para poder tener un futuro mejor. Mi generación recibió muchas explicaciones de por qué el país no había podido dar nunca el salto económico, social, que se avizoraba también a comienzos del siglo XX. Por el contrario, el siglo XX fue pleno de frustraciones, de luchas políticas, de desencuentros, y siento que mi generación recibió muchas explicaciones poco creíbles, y malo sería que ustedes también con nosotros tengan que darles a las próximas generaciones explicaciones sobre aquello que no estamos haciendo y donde hoy día hay que tener un compromiso decisivo y real entre tanta discusión fantasiosa que existe en el país. Lo real y concreto tiene que ver con poner los recursos en inteligencia.

Por eso es tan importante que las universidades que debemos tener un rol no olvidemos que el trabajo esencial de una universidad está en la investigación, en la creación de conocimientos nuevos. Las universidades no son simplemente antenas repetidoras del conocimiento que circula por el mundo. No somos las universidades entidades que ponen computadoras para conectarse a Internet y descolgar cosas de allí. No somos las universidades anaqueles con libros: las universidades deben ser centros de reflexión, centros de críticas, centros de creación, de investigación científica, tanto en las áreas de las ciencias sociales como en las humanidades, y por supuesto, la creación artística. Por eso es tan importante que las universidades nos validemos como tal, por eso es tan importante que las universidades abramos nuestras puertas para que se observe qué es lo que se hace aquí adentro, quién lo hace, en qué condiciones y qué tipo de profesionales estamos tratando de entregarle al país. Por eso, del mismo modo, que el reto de la acreditación es tan importante como el reto del compromiso con la investigación y el financiamiento de los estudios superiores.

Yo me alegro mucho que estén aquí con nosotros, porque realmente son una muestra de que hay un futuro previsible, hay un futuro que podemos alentar, hay una capacidad para construir, para crear, para desarrollar Universidad. Ese futuro son ustedes. Yo me alegro que estén acá, ésta es su Casa, siéntanla así durante todos estos días y todo lo que resta en sus días de trabajo.


Muchas gracias y muy bienvenidos.

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Notas
1. Prof. Mario Sapag-Hagar, académico de la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacéuticas.
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