Discurso del Prof. Luis A. Riveros, Rector de la Universidad de Chile, en Concierto de la Orquesta Sinfónica de Chile.

Esta ceremonia en su aspecto formal es para agradecerle al Director saliente del Centro de Extensión Artística y Cultural por su gestión, y darle un espaldarazo importante al nuevo Director del CEAC para que los desafíos que tenemos los ganemos con fuerza, con éxito, con visión de futuro.

Y lo hemos querido hacer con la Orquesta Sinfónica porque en el fondo esto simboliza un grito de alegría de la Universidad, porque la Universidad así, con este acto, condensa su tradición y su visión de cambio en la continuidad del trabajo universitario. Ojalá este grito lo escucharan los que nos mezquinan los recursos, y que creen que la Universidad es solamente un fenómeno contable. Ojalá lo escucharan los que se dedican a atacarnos, los que intentan desprestigiarnos y buscan cualquier cosa para ser, como en el pasado, cómplices de un proceso de destrucción de la Universidad de Chile. Ojalá nos escuchen aquellos que creen que una universidad es solamente un lugar donde hay sillas y pizarrones, y no hay espacio para la inteligencia, para la creación, para el arte, para la investigación, que son la vida y la esencia de esta Universidad. Pero ojalá, más bien, nos escuche Chile, como Chile nos ha escuchado, que defiende a ésta, su Universidad, Universidad que es un tesoro y en donde una de sus joyas más fulgurantes es la Orquesta Sinfónica de Chile.

Que sea entonces este grito de alegría, interpretado solamente como una expresión de júbilo por esta nueva administración de nuestra extensión, pero que simboliza en definitiva nuestra vocación, nuestro compromiso, nuestra fuerza para seguir adelante construyendo una Universidad de Chile para Chile.

Muchas gracias maestros, y muchas gracias a ustedes por estar acá.