Discurso del Prof. Luis A. Riveros, Rector de la Universidad de Chile, en Ceremonia de Inauguración del Salón de Orientación de Alternativas Académicas, SIAD 2003.
Esta es una actividad muy importante. Como hemos insistido muchas veces, el funcionamiento de un mercado, de un área, de un sistema, para que sea óptimo, requiere información. Si no hay información del funcionamiento, las decisiones obviamente que no deben, ni pueden, necesariamente conducir a lo óptimo, a los buenos resultados que uno espera. Y esto es particularmente importante en educación, porque en educación, como muy bien han destacado muchos economistas, en realidad se está operando con lo que los economistas llaman un futuro, en comprar algo que se recibe solamente años más tarde y, por lo tanto, uno puede evaluar el resultado de lo que compró una vez que terminó el ciclo educativo, recibió el título profesional y viene entonces la etapa de saber efectivamente cuánto vale lo que compró. Y si vale poco, bueno, tomó una mala decisión con mala información; y si vale mucho, tomó una buena decisión que, probablemente, estuvo fundada en una buena información.
Por lo tanto, todo lo que sea para entregar más información a quienes deben tomar estas decisiones, es muy importante. Muchos creen que debe ser el Estado el que tenga una oficina o algún tipo de regulación que diga qué es lo que es bueno y qué es lo que es malo, pero la verdad es que eso no es ni deseable, ni factible. No es deseable, porque eso inmediatamente permea al sistema de una intervención que no es buena para que se desarrolle lo que por otro lado es necesario en un sistema educativo, que haya competencia, y que se compita sobre reglas, pero que naturalmente la competencia esté fijada en términos de la calidad de las instituciones. Pero por otro lado no es posible, porque tampoco ni un Estado ni nadie podría tener toda la información que necesita para decirles a los usuarios esto es lo bueno, esto es lo malo. De manera que lo mejor, en nuestra opinión, es promover este tipo de actividades, el entregar información transparente al sistema escolar, a los estudiantes, a las familias, respecto de lo que son las instituciones y respecto de lo que cada una de ellas ofrece o postula.
Al mismo tiempo, otra cosa que se da y que también es deseable, es una gran diversidad de instituciones. Y muchos dicen: "pero bueno, aquí hay universidades buenas, universidades malas, universidades que tienen algunos énfasis valóricos, otras que tienen otros distintos, hay algunas que comentan ciertos tipos de postulados y otras que no comentan ninguno, o que fomentan postulados totalmente distintos, adversos". Y eso evidentemente es parte de lo sano que debe tener un proceso. No hay nada malo en eso. Si uno mira la experiencia de los países desarrollados, la experiencia de los Estados Unidos, que probablemente es el ejemplo más recurrido, uno se da cuenta que no sólo hay una gran diversidad de universidades, sino que también al interior de las propias universidades hay una gran diversidad en términos de lo que hacen o de la competencia que presentan. Sí: en Estados Unidos hay grandes universidades privadas, como también grandes universidades estatales y al interior de ellas, evidentemente también un rango de opciones y de calidades. De manera que ni siquiera hay esta selección, una universidad de California, solamente por llamarse de California, sino que hay que ponerle un apellido que se trata de ingeniería en California o se trata de medicina en California, porque evidentemente esos dos parámetros representan comparaciones completamente distintas probablemente a Maine o a Harvard, por ejemplo. En consecuencia, la diversidad es algo razonable y el hecho que hayan universidades mormonas en Estados Unidos o universidades católicas también en Estados Unidos, representa otro tipo de diversidad que el sistema tiene.
Ahora, lo que debe ir en paralelo con esta diversidad es que todos tengan información transparente respecto a lo que significa la opción de una u otra en términos de formación profesional. Yo creo que en eso en Chile todavía estamos un poco atrasados, todavía en Chile no sabemos cuáles son las oportunidades de mercado que tienen las distintas profesiones, aún en Chile no sabemos hoy día cuántos abogados efectivamente serían más o menos los que requiere el mercado, o cuántos periodistas, o cuántos ingenieros comerciales; y tampoco sabemos cuál es el rango ocupacional en el cual se puede mover un abogado o un ingeniero comercial, por ejemplo en distintos tipos de empresa. Es decir, estamos un poquito atrasados, porque esa sería una información que como padre nos gustaría ver. O sea, si mi hijo va a estudiar derecho, me gustaría saber cuál es la probabilidad de que él se desempeñe efectivamente como abogado en el futuro y, en segundo lugar, en qué tipo de desempeño como abogado en el futuro, porque evidentemente los hay a alto nivel y también los hay a niveles inferiores dentro de la estructura ocupacional. Entonces ahí hay un atraso sustancial: poca información.
En segundo lugar, también hay poca información respecto a la calidad de las instituciones, y la calidad aquí no puede utilizarse solamente como un elemento que muchas veces es un poquito despectivo: los de mala calidad y las de buena calidad. La calidad es una característica que enfatiza probablemente distintas cosas. Una institución, por ejemplo, que no realiza investigación, porque no está dentro de sus funciones, no está dentro de lo que quiere asumir y simplemente enseña sobre la base de lo que ya se ha producido, lo que está allí, está muy al día, ciertamente, está metida en el Internet con lo último en generación de conocimiento; bueno, esa es una universidad o una institución de enseñanza que no tiene por qué ser considerada de mala calidad, y considerar solamente de buena calidad a las instituciones que realizan investigación y que, por lo tanto, tienen frente a los estudiantes a las personas que en el laboratorio están sacando las nuevas cosas, las nuevas ideas de nueva generación. Lo que sucede es que son instituciones distintas. Unas están dedicadas a la investigación y, probablemente, al posgrado con mucho énfasis. Otras, no, están más dedicadas al pregrado y al desarrollo profesional y quizás al postítulo, pero son instituciones de distinta generación. Por lo tanto, el tema de la calidad no puede abordarse de la manera superficial que muchas veces se aborda como levantando un dedo acusador contra universidades más pequeñas que están desarrollándose y que se han generado en el proyecto de poder dar una formación profesional sólida, convincente, al día, pero que no tienen la pretensión de ser una universidad que investigue, que genere nuevo conocimiento, porque evidentemente en nuestro país no podemos tener 60 universidades de ese tipo, no hay recursos, no hay académicos, no hay laboratorios, no hay capacidad de creación para poder tener este tipo de instituciones.
Por lo tanto, en esta diversidad de calidad y de orientaciones, el tema de la información constituye nuevamente un tema central, y aquí, evidentemente, incide también el tercer aspecto que en mi opinión es decisivo: el tema de la acreditación, que hoy día está en discusión precisamente con un proyecto de ley que se impulsa y que está actualmente en el Congreso Nacional. La acreditación es un proceso por medio del cual los pares evalúan a las instituciones para decir cuál es su nivel de calidad en términos de cuáles son sus orientaciones, fortalezas y sus debilidades. Y evidentemente esa es una información bien crucial e importante.
En los países industriales es una información de primera mano, porque a nosotros lo que nos interesa, como ciudadanos, como padres de familia, es que quienes enseñan, sean las personas mejor calificadas y que la dotación de instrumental, de bibliotecas, de instalaciones, estén acordes con las necesidades del desarrollo a un nivel moderno para que egresen personas al día en lo que están realizando. Y en eso también estamos atrasados todavía en Chile, después de más de 20 años de desarrollo de un sistema "nuevo", pero ya después de años de un desarrollo de un sistema tradicional. No olvidemos, la Universidad de Chile fue fundada hace 160 años, la Universidad Católica fue fundada en 1880, la Universidad de Concepción en 1920 y la Universidad de Santiago en 1940. O sea, este es un sistema bastante asentado, sin embargo, nunca hemos tenido un sistema de acreditación que permita que cada uno de nosotros muestre lo que tiene y, por lo tanto, podamos darles esa información a los estudiantes para que puedan seleccionar y elegir instituciones para su desempeño profesional. Entonces ahí hay una falencia que en nuestra opinión es muy grave y que necesita, tal y como la información sobre las oportunidades ocupacionales, la información sobre el tipo de instituciones que son, transparentar información para la toma de decisiones. El sistema universitario no puede ser simplemente un negocio en el que se atienden clientes, pasan por ahí, pagan, y no nos importe después lo que pasa. Evidentemente que el sistema universitario es y debe ser una cosa muy distinta y esos elementos ayudan a que sea distinta desde el punto de vista de que las decisiones que tomen los estudiantes sean las mejores.
Por lo tanto, esta actividad lo que hace es colaborar a esa toma de información por parte de las personas, y ese es un proceso delicado. Todos estamos acostumbrados a recibir y a emitir folletos atractivos para comunicar lo que tenemos, pero yo creo que hay que enseñarles a los jóvenes qué es lo más importante de buscar. A mis estudiantes siempre les digo -soy profesor de economía- que el mercado del pan es un mercado que funciona con mucha transparencia, porque la información se adquiere con mucha rapidez, y las decisiones o los cambios de las decisiones pueden ser muy rápidos: si yo voy a una panadería, compro pan, yo sé en qué es lo que tengo que fijarme en el pan para decir si es bueno o es malo; o sea no necesito demasiado entrenamiento para probarlo, para poder sentir qué calidad tiene. Y si el pan no me gusta, bueno, al día siguiente no le compro más a esa panadería sino a otra. En el caso de la educación el problema es que es difícil saber qué es lo que estamos buscando en la calidad del pan. El profesor puede ser muy simpático, pero puede ser también un ignorante. La biblioteca puede ser muy hermosa, pero estar vacía. La sala ser muy adecuada, pero la cantidad de conocimiento que se crea ahí puede ser muy baja. El problema es por cierto delicado, y más delicado es si yo me doy cuenta a los dos o tres años que no es la institución que yo quería, y evidentemente el costo de cambiar la decisión, esto es cambiarme de panadería, es mucho mayor, porque ya hay costos incurridos que no son retornables, y eso hace que la decisión sea más delicada y el cambio de la decisión todavía más costoso. Si yo no lo hago y me doy cuenta al final del camino que no era la institución que quería, naturalmente es un cambio completo respecto a mi perspectiva de vida. Hay que señalar -y creo que todos estaremos de acuerdo- que los procesos de orientación a nivel de los colegios no son los más adecuados en estas materias, porque también a los procesos de orientación les falta la información, el contacto con el sistema para poder desarrollar un sistema de información que sea bastante más efectivo del que tenemos actualmente. Yo mismo he sido testigo, muchas veces, de estudiantes que están en derecho uno o dos años, y se dan cuenta que nunca les gustó el derecho, y terminan haciendo una cosa completamente distinta. Yo tuve un ayudante en la Escuela de Economía, un brillante chico en matemáticas, y finalmente terminó estudiando artes, ya que nunca le había gustado la economía. Él estaba en economía porque el papá le había dicho que tenía que ser ingeniero comercial.
Entonces hay un sistema de selección, de alternativas, por parte de nuestros jóvenes que no estén mejor, por una serie de cuestiones valóricas, hay un cambio fundamental en la sociedad. A la mayoría de nosotros, padres, si nuestros hijos nos vienen a decir que quieren estudiar ingeniería biomolecular, nos va a parecer que eso es una tontería gigantesca, y que él tiene que estudiar ingeniería civil o ingeniería comercial. Estamos nosotros en otra dimensión de lo que está ocurriendo, y hoy día el cambio que hay en carreras es tan fundamental que, probablemente, si uno compara la plantilla de carreras que existía en 1970 -y voy a decir 1970 porque está tan de moda esto de los 30 años- con la que existe hoy día, obviamente que estamos hablando de carreras completamente distintas, nuevas, impensables; por ejemplo, ingeniería en medio ambiente. La cuestión es que no tenían realmente ningún sentido conceptual antes, y hoy día sí están en la mente de los niños, pero muchas veces en la incomprensión de las generaciones adultas y, por lo tanto, eso nuevamente lleva al mismo tema, el tema de la información.
Yo creo que este tipo de actividades ayuda mucho a esto y, por lo tanto, nosotros lo hacemos, de alguna manera, comprometidos a participar, porque queremos predicar con el ejemplo. La Universidad de Chile perfectamente podría decir: "mire, en estas cosas no participamos, total, siempre vamos a tener a los mejores postulantes del sistema", pero nosotros creemos que es muy importante tener a los mejores postulantes no sólo porque tienen buenos puntajes, sino porque son estudiantes convencidos de cuál es su vocación. Nosotros no queremos seguir teniendo tasas de reprobación importantes al interior de la Universidad, que nos ha costado mucho reducir, pero nos hemos dado cuenta de una cosa: estas tasas de reprobación no se debe a que los estudiantes sean flojos, ni se debe por cierto a que los estudiantes sean capaces, se debe esencialmente a un problema de orientación y de motivación que perjudica el rendimiento de las personas y, por supuesto, también perjudica al colectivo. De manera que una forma de poder reducir eso es mejorar nuestro sistema de selección llevándole más información al postulante, para que aquel que va a ir a medicina, esté realmente convencido de que él quiere estudiar medicina y no ingeniería molecular o biotecnología, o alguna cosa que tiene que ver con esa área, pero que él no ha identificado realmente.
Y en segundo lugar, hemos venido aquí, también, porque nos interesa transmitir la mayor cantidad posible de información respecto de la nueva Prueba de Selección Universitaria. Esto, porque -lo he afirmado muchas veces- aquí se ha producido una gran distorsión de lo que ha significado y lo que significa este cambio por la acción de los medios de comunicación, porque evidentemente si los medios de comunicación dicen: "mire, se va a hacer algunos ajustes a la Prueba de Aptitud Académica para poder poner la mayor concordancia con los planes de estudio de enseñanza media", eso no es una noticia muy importante. Pero sí es una noticia importante si esto mismo se titula: "Cambia la Prueba de Aptitud Académica", o mejor todavía, "Se elimina la Prueba de Aptitud Académica y se crea una nueva prueba". Y la verdad es que en esencia, como ustedes percibirán, es la misma cosa, pero como se ha puesto desde el punto de vista de la información, porque la información así se vende, y por lo demás uno tiene que vivir con eso, se crea una gran cantidad de incertidumbre, casi como respecto a "con qué nos vamos a encontrar". La verdad de las cosas es que la nueva prueba, y ustedes lo van a aprender en este seminario que se desarrollará aquí, con nuestro DEMRE, es esencialmente un esfuerzo por conectar de una manera más activa a la universidad con la enseñanza media, porque tal como existía vino desarrollándose por años una separación creciente entre lo que ocurre en enseñanza media, donde por ejemplo, hay una reforma, y las universidades ni siquiera sabíamos qué contenidos cambiaban, por qué cambiaban, en qué dirección; entonces evidentemente eso no es deseable para un país en que la tasa de cobertura de los jóvenes que salen de la media es cada vez mayor en términos de los que llegan a la Educación Superior. Y una manera de provocar esta mayor vinculación justamente ha sido el de tener una prueba que enfatice más, no totalmente, el grado de conocimiento que se adquiere en el colegio. Siempre doy el ejemplo de matemáticas: en la prueba de aptitud académica, el conocimiento medio requerido para resolver la prueba de aptitud matemáticas era primero medio, o sea, uno con el conocimiento de matemáticas de primero medio podía resolver esa prueba y sacarse 700 puntos, entonces cuál era el mensaje en realidad, bueno, que en realidad lo que se enseña en segundo, tercero y cuarto no sirve y lo mismo en las otras disciplinas, esto digo por esta desvinculación creciente en lo que requeríamos y lo que hay que exigir. Estamos haciendo un esfuerzo por poner la matemática un poquito más arriba en un proceso de este año, el próximo y el 2005, para terminar con la elaboración definitiva de la prueba el 2006, justamente con el propósito de vincular más lo que se enseña en el colegio con lo que efectivamente se hace en la universidad. Porque no es posible aceptar, como nos ha pasado, estudiantes con 700 puntos en matemáticas, pero que realmente al final del día no saben matemáticas y pasan entonces por la escuela de ingeniería un año terrible donde las tasas de reprobación en los cursos de matemáticas o en la Escuela de Economía es de un 60%. Y eso no es un problema de que los profesores de matemáticas en la Universidad sean demasiado exigentes, sino un problema con el instrumento de selección y el grado de conocimiento que envolvía ese instrumento, y esa es la razón por la cual se decidió ir por una modificación, pero tampoco se trata de una modificación que cambió del cielo a la tierra, ustedes saben que gran parte del debate fue ese. Muchos querían que hubiese un cambio total, o sea, pasar de una prueba de habilidades o de aptitud, a una prueba puramente de conocimiento y hacer eso de una sola vez. Ese cambio no se hizo y el cambio que se hizo fue el de tomar la prueba de aptitud académica, modificarla, ponerla al día, vincularla más con los planes de estudio de enseñanza media y tratar, por lo tanto, de integrar más un sistema educacional que en Chile es bastante aceptable, razonable para nuestro estándar de desarrollo pero que todavía tiene mucho que cambiar y mucho que producir.
De manera que también nos ha interesado venir a explicar esto: las razones, las condiciones y las implicancias de este cambio en este instrumento que nosotros estamos seguros no va a tener grandes diversidades respecto de lo que habríamos tenido como resultado con la propia prueba de aptitud académica. O sea, estamos seguros que no vamos a recibir alumnos distintos de los que habríamos recibido con el otro instrumento, pero sí alumnos que tienen, por lo tanto, un grado de vinculación con el conocimiento que se requiere en la universidad que es más activo y, por lo tanto, nos permita hacer mejor el trabajo de docencia y en la formación profesional y con este también las universidades podemos poner un poquito más de impulso a mejorar la calidad en la enseñanza media, que es un tema que nos preocupa, evidentemente, y que debe ser una preocupación permanente del país.
De manera que yo, a pesar de este resfrío, he venido a decirles simplemente que estamos acá participando con mucho compromiso, la Universidad de Chile no está participando aquí por cumplir, sino que está participando convencida de que estamos así aportando a una actividad que es muy importante, en la cual hay muchas organizaciones universitarias y de Enseñanza Superior que están envueltas y también muchos organismos incluyendo Universia, que para el trabajo nuestro ha sido muy importante y creo que también lo será para el desarrollo de esta actividad, porque creemos que es una actividad importante y porque realmente nosotros estamos convencidos que todo lo que se haga para darle más transparencia, más efectividad y más eficiencia al Sistema Educacional Chileno y al sistema de la Educación Superior, es poco, porque el país necesita avanzar mucho en esa materia, si realmente el país quiere avanzar en las materias de fondo que tienen que ver con nuestro progreso económico y social.
Muchas gracias.