Discurso del Prof. Luis A. Riveros, Rector de la Universidad de Chile, en Ceremonia de Celebración de los 58 años del Coro Sinfónico de la Universidad de Chile.

(Transcripción)

El Coro cumple 58 años y es bueno mirar el origen. Este año cumplió una cincuentena nuestro Hospital Clínico, nuestra Orquesta Sinfónica, nuestra Facultad de Ciencias Forestales, nuestra Facultad de Odontología, el Ballet Nacional, el Teatro Nacional; y uno dice ¡caramba! qué habrá pasado entonces que pasaron todas estas cosas, y la única respuesta es que hubo un momento histórico y político que permitió que la Universidad de Chile pudiera expresar de alguna manera esta explosión de arte, de cultura y de ciencias del país. Esa fue una decisión que hoy día sería calificada seguramente, sobre todo por los periódicos amigos, como una decisión insensata, como una muestra de estatismo incalificable, de politiquería barata y probablemente como una señal de lo ineficiente que puede llegar a ser el Estado.

Pero fíjense que 50 años más tarde, de todas estas cosas que pasaron, no pueden caber sino evaluaciones positivas. Quién podría decir que alguna de estas iniciativas que radicaron en la Universidad de Chile fue un fracaso, un desperdicio de recursos, o algo que no tenía ningún sentido y que finalmente probó que las fuerzas del mercado podrían haberlo hecho mucho mejor. Y la verdad es que por eso que hoy día cuando se dice "vamos a promover el arte y la cultura" y se crea entonces una secretaría, y se piensa que esa es la forma de estimular el arte y la cultura, en circunstancia que eso cuesta cinco veces más del presupuesto que se pone realmente en los Fondart, y uno dice "a lo mejor eso sí está equivocado y también está equivocado el creer que las soluciones en arte y cultura vienen simplemente de la magia de los mercados". Nosotros en la Universidad creemos que no. Nosotros hemos defendido el carácter de la Universidad de Chile nacional y pública porque creemos que hay ámbitos, tareas y responsabilidades en las cuales la Universidad nacional y pública no puede ser sustituida fácilmente por estrategias comunicacionales que propenden a poner las cosas en manos del mercado y en la eficiencia que se ve en respetables instituciones privadas que nunca van a poder tener nuestro Coro, nuestra Orquesta, lo que ha sido nuestro Ballet, nuestro Teatro Nacional, nuestro Hospital Clínico y tantas otras iniciativas de la Universidad.

De manera que yo pensaba, cuando hablábamos de los 50 años, qué bueno que 50 años más tarde estemos acá celebrando lo bien que está el Coro, lo bien que lo hace y la mirada hacia el futuro que tiene. Hoy día estamos en una tarea importante de renovar el CEAC porque hay tiempos nuevos y distintos los cuales tenemos que enfrentar con otras estrategias. Tenemos, además, dentro de nuestro programa estratégico la meta de poner al Coro todavía más cerca de la Universidad, más en el corazón de la Universidad. Que cada universitario sienta que el Coro es de la Universidad, no es algo que casual o históricamente funciona con el nombre de Universidad de Chile: es el Coro de la Universidad de Chile, y eso tiene que ser cada día más real y ese es un proceso en el que hemos aprendido a caminar. Es por eso que la reorganización que hemos procurado para el CEAC es precisamente también hoy día el momento de darle más independencia en la gestión, en la estructura, en el diseño de las políticas para que efectivamente sea como tantos otros institutos de la Universidad de Chile que, con éxito, han diseñado sus tareas, han avanzado, han programado y se someten por cierto a las reglas universitarias.

Eso se lo tengo que agradecer mucho a Eduardo Salgado. Él ha hecho una tarea gigantesca, de ordenar, de convocar y poner las cosas en orden. No olvidemos que hace dos años atrás no tenía directorio el Ballet Nacional, y hoy día lo tiene. Lo mismo con la presencia de nuestra Camerana, que ha sido tan importante para poder provocar esta vinculación más plena con la Universidad. Creo que don Eduardo ha sido un factor muy importante en eso, y ahora viene una nueva etapa, una etapa en que el nuevo director tiene que emprender frescas tareas y proyectar sobre esta base que está construida. Nuestro nuevo director será el Decano actual de la Facultad de Artes, Prof. Luis Merino.

He trabajado con Luis Merino hace ya cinco años como Rector, y trabajamos también muy codo a codo cuando fui Decano y él miembro del Consejo Universitario, y antes de eso Vicerrector Académico de la Universidad. Es una persona que tiene una enorme trayectoria, una gran experiencia, y ciertamente él tomará en sus manos esta nueva etapa. Etapa que, como todas, no estará exenta de sacrificios, problemas, discusiones, alternativas y decisiones.

Si miramos hacia atrás en perspectiva, hemos avanzado y aprendido mucho, y estoy seguro que el CEAC, nuestra extensión artística y cultural, remontará fuertemente para lo que queremos en el plan estratégico de la Universidad, que nuestra extensión artística y cultural sea un instrumento de posicionamiento de la Universidad de Chile en el país. Eso es lo que nosotros queremos. No queremos hacer extensión porque hay que hacerla o porque suena bonito, queremos hacerla porque eso es muy importante para el desarrollo universitario. Es muy importante para posicionar a la Universidad, una Universidad que hoy día tiene que defenderse muy fuertemente, pero que también tiene que competir muy fuertemente: crear y avanzar. Por eso lo que ustedes hacen es tremendamente importante, y yo quiero verlos cada vez más cerca de los Campus de la Universidad, quiero verlos más cerca de los estudiantes, de los profesores de la Universidad, porque la música, en primer lugar, calma las fieras y, en segundo lugar, la música también convoca la creatividad, la potencia, la generación de las ideas que necesitamos para que a la Universidad de Chile le vaya cada día mejor. Ustedes tienen un gran rol que jugar en esto.

Por eso, por los próximos 58 años... ¡Viva el Coro!

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